Puta necesidad

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-¿Qué tienes? –Susurró.

La cogí de las mejillas con amor, mirándola con todo lo que sentía.

Y pronuncié las palabras que no había dicho nunca. Porque nunca las había sentido de verdad.

-Te amo. –La besé. –Creo que te amo, de verdad.

Y puedo asegurar que su sonrisa, iluminó mi corazón.

-Ana...

-No, en serio. –Noté que se me volvía a quebrar la voz. –Nunca he sentido esto. Sé que parece un cliché y que, joder...

Mimi me besó. Con todo el amor del mundo. Una de sus manos acarició mi mejilla y la otra me agarró de la nuca con cariño.

-Lo siento. –Susurré. –Es que, me ha salido y...

-Yo también. –Dijo muy bajito.

-¿Qué?

-No me hagas decirlo otra vez, me cuesta mucho decir estas cosas... -Sonreí porque la había entendido desde el principio. –Pero eso. –Bajó la cabeza y sonrió.

-Mimi...

La besé de vuelta. No necesitaba que pronunciara las mismas palabras, eso eran al fin y al cabo tonterías, yo estaba muy segura de lo que sentía ella por mi. Y era extraño, porque siempre necesité que me lo corroboraran, pero Mimi con una simple mirada me lo decía todo. Me besaba y se me desarmaba el mundo entero.

-No me había sentido así con nadie. –Dijo. –He estado con muchas personas... –Yo fruncí un poco el ceño y ella rió. –No tantas, eh.

-Ya...

-Pero ninguna como tú.

Sus dedos acariciaron mi cara y se posaron en mis labios, rozándolos levemente. Ella los miraba, como hipnotizada.

-Me siento como una tonta... -Susurró. –Porque a veces no sé qué tengo que hacer, si voy muy ansiosa, si me cuelo... -Juntó brevemente sus labios con los míos. –Pero es que estoy loca por ti, Ana. De verdad.

Sus ojos eran tan transparentes que sólo podía ver verdad en ellos. Sonreí y me quedé mirándolos fijamente. Tan cerca como estábamos, y a pesar de la poca luz, podía apreciar perfectamente el color que tenían.

Acaricié su nariz con mi dedo índice y acerqué más sus ojos a los míos.

-Tienes motitas marrones. –Susurré y ella rió bajito.

-¿Sí? –Preguntó. –A ver, acércate más...

Yo me acerqué sonriendo, porque sabía lo que buscaba. Capturó mis labios en un beso suave, y pasé mis manos por su cuello.

Rocé mi nariz con la suya, cariñosamente, y repartí besos por sus mejillas y su barbilla. Podía notar la sonrisa de Mimi aún sin mirarla.

Acaricié su pelo, apartándolo a un lado y saboreé la piel de su cuello con mis labios, enrojeciéndola levemente, y seguí mi camino hasta su clavícula y su hombro. Con un leve toque, la insté a que se tumbara boca arriba y me dejara a mi encima.

Descubrí que sus hombros eran candidatos a ser una de mis partes favoritas de su cuerpo, sobre todo cuando la oí jadear hondo al hundir mis dientes allí. Su cuerpo se retorció y el aire de su suspiro en mi nuca me puso el vello de punta.

Mis manos arañaron con cuidado sus costados, mientras mi boca seguía entretenida en encontrar su pulso en el cuello. Mimi volvió a jadear un poco más alto.

Don't you worry about a thing -Warmi-Where stories live. Discover now