Puta pereza

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-¿Te gustan mis piernas? –Preguntó sobre mis labios, agarrando una de mis manos y llevándola al interior de sus muslos. Ella también estaba empapada.

-Me encantan... -Aseguré y ella volvió a reanudar el ritmo. –Quiero meter mi cabeza ahí y...

-Hazlo. –Murmuró y me besó, más corto de lo que necesitaba. –Córrete y hazlo.

Sus movimientos no me dieron ya ninguna tregua y me llevó al punto de no retorno como sólo sabía hacer ella. Tocando cada botón de mi cuerpo hasta que me retorcí y sentí estremecerse cada fibra de mi cuerpo. Jadeé y apoyé mi cabeza en su hombro, recuperándome lentamente.

-Tenías razón. –Convine. –Soy Mimisexual.

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-Umm....

Notaba en mi espalda los labios de Mimi, húmedos, subiendo hasta mi nuca, retirándome el pelo y provocándome un escalofrío.

-Buenos días... -Susurró en mi cuello.

Estaba demasiado dormida para pronunciar alguna cosa. Todo lo que podía hacer era notar como mi cuerpo se iba despertando con sus besos suaves y su mano, acariciando mi cintura.

Jadeé cuando sus dientes se enterraron en mi hombro, y mi cuerpo dio un respingo que la hizo reír bajito. Su mano se adentró en mi vientre, y acarició mi piel, erizándola a su paso. Su aliento me rozaba la oreja y sentí como mis pezones se endurecían rápidamente, sólo con eso.

Me giré despacio, manteniendo su brazo en mi cintura, y la miré frente a frente, imposiblemente más cerca.
-Hola. –Sonrió mirándome.

Llevé mi mano a su cara, y la acaricié retirándole el pelo de la frente.

-Me encantan tus ojitos achinados cuando te despiertas. –Dijo. -¿Tienes sueño?

-Un poco. –Susurré. Estaba perdida en sus ojos, con la luz de la habitación, recién despierta, brillaban un poco y parecían aún más verdes.

-¿Te despierto? –Preguntó en un susurro.

Asentí despacio, mordiéndome el labio en una sonrisa, y ella no perdió ni un segundo más en juntar nuestros labios.

Abrí mi boca casi por inercia, dejando que su lengua entrara en mi boca y acariciara la mía, despacio. Sujeté su cara con mi mano, no permitiéndole que se moviera de ahí, y ella apretó mi espalda baja, pegándome más a su cuerpo.

La desnudez de nuestros cuerpos, las piernas entrelazadas, y sus labios rozándome casi como un aleteo sutil me hicieron gemir en el beso e intenté profundizar con urgencia.

-Sshh... -Separó su boca y habló sobre mis labios. –Tenemos todo el tiempo del mundo...

Volví a besarla, manteniendo el ritmo lento que se estaba empeñando en llevar y que a mi me estaba desesperando. No me había tocado apenas y ya sentía mi piel arder sólo por estar rozándose contra la suya.

Su mano se paseó por mi cintura y acabó acariciando mis piernas y lo que no eran mis piernas.

-Umm... -Gruñí, separándome de sus labios. –Eso no es ir despacio...

-No puedo evitarlo. –Jadeó. –Me gusta muchísimo.

-¿Mi culo? –Pregunté riendo.

-Tu culo, tus piernas, tus... -Subió su mano y apretó uno de mis pechos con ahínco. –Uumm...

Se mordió el labio y quise ser yo quien estuviera mordiéndoselo. Enredé aún más nuestras piernas y mi muslo se rozó tentativamente contra su centro. Estaba caliente, caliente y húmeda, muy húmeda.

Don't you worry about a thing -Warmi-Kde žijí příběhy. Začni objevovat