Puta rabia

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Hago la advertencia antes de tiempo, porque no va a ser un capítulo "agradable" y sé que me voy a llevar alguna denuncia pero...

Gracias por estar siempre ahí.


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Volví a casa un poco turbada. No por el beso de Laura, si no por la facilidad con la que veía ella las cosas y la poca importancia que le había dado al hecho de besarme.

Quizás sí, y yo le daba demasiadas vueltas a las cosas. Pero es que eran demasiados días sin Mimi y sin poder estar con ella y con un enfado en medio y...

Llegué a casa y cuando fui a meter la llave comprobé que no estaba echada, como yo la había dejado.

Mimi había vuelto.


Abrí la puerta, casi temerosa, y asomé la cabeza por la entrada antes de entrar del todo en casa.

-¿Hola?

No contestó nadie y empecé a rallarme. Entré del todo, sin soltar las llaves y cerré la puerta con un portazo fuerte, para que se oyera bien. Mimo pegó un respingo en el sofá y se puso alerta, su cola erizada.

-¿Hola? –Repetí, entrando al pasillo.

-¡Banana!

Mimi salió de la habitación como un torbellino, casi ni me dio tiempo a mirarla y ya la tenía encima.

Antes de que pudiera reaccionar, me atrapó entre sus brazos y besó mi cabeza con ansia.

-Hola mi amor. –Dijo canturreando, sin separar su cabeza de mi cuello.

A mi, de repente, me entraron los mil males. Venía cabreada del encuentro con Laura, con la cabeza a estallar de darle vueltas a mis movidas y aún enfadada porque mi novia no había dado señales de vida en un día y medio. Y ahora la tía, me abrazaba como si nada, como si nos hubiéramos visto ayer.

-Umm... -Salió del hueco de mi cuello. –Te eché de menos...

Mimi hizo intento de darme un beso pero la esquivé.

-¿Ana? ¿Qué...?

-¿Qué? –Alcé la voz y me separé de ella. -¿Qué de qué?

-¿Qué? –Repitió confusa.

-Que qué te pasa. –La volví a alzar, claramente enfadada.

Mimi abrió los ojos y me miró como sin saber. Ahora la aprecié mejor y estaba descalza, en ropa interior, con unas bragas de encaje negro y un sujetador de tela fina que sujetar no sujetaba nada. Me sorprendía hasta que llevara puesto uno.

-Yo... eh. –Me miró confusa.

-¿Eres idiota, Mimi? –Grité. –Llevo intentando contactar contigo desde anoche y son casi las nueve de la noche, ¿y me dices que qué pasa?
-Bueno, yo eh... Puedo explicarlo.

-Empezamos genial. –Dije apartándola y yendo hacia la habitación.

Solté el bolso de mala manera en la silla y me senté la cama para quitarme los zapatos.

Mimi me siguió y se quedó de pie, frente a la cama, mirándome como sin saber muy bien qué decir.

-Banana...

-Ni me nombres así. –Dije alzando un dedo. –Más te vale tener un buen motivo porque...

-Se me cayó el móvil al váter... -Dijo con un hilo de voz.

Levanté la mirada de mis sandalias, las cuales estaba desabrochando, y la miré con el ceño fruncido.

-¿Esto que es, el nuevo "se comió los deberes el perro"?

Don't you worry about a thing -Warmi-Where stories live. Discover now