Puta Amaia

9.2K 353 64
                                    

Mimi dejó de reír y me abrazó, volviendo a colocarme de lado. Me miró con una sonrisa inmensa y negó con la cabeza.

-No puedes ser tan guapa, no se puede, ¿verdad? –Yo reí. –En serio, ¿Cómo eres tan jodidamente preciosa?

-Tú si que estás tremenda. –Y noté mis mejillas teñirse de rojo al instante.

-Uh, la War. Que se nos enciende. –Volvió a reír.

-Cállate, puta, es culpa tuya. –Me abaniqué con la mano mientras ella no paraba de reír.

-Y no sabes cuánto me encanta que sea mi culpa...

-Puto calor.


Me costó dormirme teniendo a Mimi a mi lado. Estaba tan emocionada y a la vez tan asustada por todo lo que estaba pasando que cada vez que encontraba la postura, cambiaba para pillar el sueño. Después de un rato, en el que pensé que mi compañera de cama ya estaba en el séptimo sueño, un brazo me asió de la cintura y me dio la vuelta.

-Échate... -Susurró medio dormida.

Mimi me abrazó y cogió mi cabeza, apoyándola en su pecho. Yo rodeé su cintura con mi brazo y suspiré. Ella comenzó a acariciarme el pelo con la mano que no usaba para abrazarme.

-Duérmete, reina. –Y me besó la cabeza.

Y no sé si fue la postura o qué, pero escuchar el latido de su corazón mientras la notaba a mi lado, hizo que durmiera como no había dormido en meses.

La mañana nos encontró igual, más abrazadas si cabe y con un lío de brazos y piernas. La música empezó a sonar y supimos que era hora de levantar el campamento. Abrí los ojos e intenté desperezarme. Encima de mi cabeza, un bostezo enorme de Mimi me hizo reír.

-¿Te han contratado ya para el musical de El Rey León? –Dije con guasa.

-Sí, y tienen un papel para ti, el del mono que come plátanos. –Contestó y estalló de risa. –Ay Dios, no sé por qué me hace tanta gracia si tiene un doble sentido espantoso. –Siguió riendo.

Yo me elevé un poco y la miré, recostada sobre su pecho.

-Qué hija de puta eres por las mañanas.

-En realidad no sé por qué me río, si yo no quiero que comas plátanos. –Siguió riendo.

-Estoy demasiado dormida para continuar esta conversación. –Sentencié volviendo a acomodarme en sus brazos.

-Oye... No te enfades. ¿Y mi beso de buenos días? –Puso morritos.

-No te lo mereces, ha sido abrir los ojos y empezar a joderme. –Fingí enfado.

-Anaaa...

Se irguió un poco y me miró con ojos de perrito abandonado. Me cago en la puta, si es que no puede ser tan adorable.

Negué con la cabeza, entre fastidiada y risueña, y besé sus labios con suavidad.

-Esto sí.. –Dijo rompiendo el beso y volviendo a besarme, esta vez más intensamente.

Un ruido demasiado cerca de nuestras cabezas nos sobresaltó.

-¡Ay!, ¡Ay, ay ay!, ¡Dios, lo siento, qué horror!

Amaia acababa de impactar contra nuestra cama y su cabeza ahora estaba a dos milímetros de las nuestras.

-¡Ay joder! ¿Qué estáis...? ¿¡Estáis...?!

-SHHHHHH –Mimi la tapó la boca con dos manos porque no tenía más. –Amaia, por tu puta vida.

-AY DIOS MÍO. –Se llevó las manos a la cara. –Dios, lo siento, soy terrible. Me tropecé con algo, yo no quería, no sé que ha pasado, que horror, lo siento tanto... Y estáis tan juntas que...

Don't you worry about a thing -Warmi-Where stories live. Discover now