Akaishipping [I]

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"Lo siento, ¿cómo dijiste que te llamabas?"

[...]

Respiro profundo intentando tranquilizarse antes de cuestionarse una vez más; ¿Qué es lo que había hecho mal?

El domadragon, ex-cuarto miembro de la Elite Four ahora campeón de la región se encontraba exprimiendo su propia capa ante la atenta mirada de uno de sus Dragonite que era el más acostumbrado a caminar a su lado. La mayor parte de su ropa y cabello se encontraba goteando agua, aquella en la que se había sumergido sin querer.

Aunque claro, era más fácil decirlo de esa forma que admitir que un niño, por la estatura que tenía era imposible que fuera un adolescente, había tenido la suficiente fuerza como para empujarlo y hacerle caer al lago.

Una vez terminó su tarea de exprimir parte de su ropa miró a su alrededor en la guarida dragón. Había ido a tal lugar con la intención de darles una visita rápida a unos cuantos familiares, antes de tener que regresar a sus deberes como campeón, todo había ido bien hasta el momento en que a uno de sus tíos le pareció buena idea que entrenará junto al arisco chico pelirrojo, que no importaba que tan grande fuera la distancia entre ellos, apenas y sentía la presencia del domadragon su rostro rápidamente se contorsionaba en una mueca de desagrado. La idea fue rápidamente apoyada por los presentes, principalmente por Clair, algo obvio, pues si no era él, ella sería la que tendría que entrenar con el niño.

A fin de cuentas, no tuvo más opción que ir con el pelirrojo, y justamente en ese momento juraba, sinceramente lo hacía, que no le habían dicho su nombre. Por lo que poco después de que un silencio incomodo se instalará entre ellos en la barca que les llevaría fuera de la guarida dragón, decidió empezar una conversación con la pregunta más obvia del mundo.

Algo que al parecer no le gusto a su acompañante, quien tomo la no tan sabia decisión de empujarlo fuera de la barca.

[...]

Silver apretó aún más los puños que mantenía a los costados de su cuerpo. Había hecho una larga, realmente larga, caminata desde la guarida dragón hasta un lugar que era incapaz de reconocer en ese momento. Aun así, aunque no había nadie en los alrededores, intento no lucir perdido mientras regulaba su respiración y se secaba el molesto sudor que descendía por su frente.

—Ese tipo es un estúpido.

Gruño entre dientes con rabia mal disimulada, una rabia que únicamente aumentó cuando por estar distraído terminó por estampar su cara contra él fuerte tronco de un árbol. Algo que instintivamente le hizo ponerse de cuclillas y tapar con ambas manos la zona lastimada.

—Me lleva la...

Maldijo una vez más antes de quedarse en silencio mirando el suelo mientras sentía pasar poco a poco él dolor que sentía en la frente.

En realidad, él era un estúpido.

Un estúpido impulsivo que no sabía ni cómo actuar frente a los nervios que aparecían cada vez que veía a Lance.

Esos nervios que poco a poco habían comenzado a convertirse en algo normal cada que veía al domadragon, no importaba si lo tuviera frente a frente, a diez metros o si cada uno estuviera en puntas separadas en él lago, por el simple hecho de saber que él mayor se encontraba en el lugar tenía una desagradable sensación en el estómago, lo suficiente que en ocasiones le hacía sentir enfermo.

Por esta razón había reaccionado de tal manera en la balsa. La extraña necesidad de vomitar, sumada a la ira de que el mayor no recordara su nombre fue más que suficiente para levantarse de donde se encontraba sentado, y desprevenido como se encontraba Lance, no tuvo dificultad alguna para empujarlo lejos, con la esperanza de que se ahogara. Tal vez la pregunta no le hubiera molestado... De no ser que no era la primera vez que le decía su nombre, de hecho, cada vez que se veían se lo repetía y su Maestro repetidas veces le había dicho a Lance que iba a entrenar con Silver.

Y no le importaba en lo más mínimo que al regresar probablemente le estuviera esperando un castigo.

Ese estúpido se lo merecía.

Por causarle esas extrañas sensaciones que no alcanzaba a comprender... Y por preguntarle una vez más su nombre.

A ver si así se lo grababa de una vez en su cabeza.

Momentos ContigoWhere stories live. Discover now