Isshushipping [VI]

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"¿No lo has leído ya?"

[...]

Es tarde por la noche cuando decide investigar la habitación de Touya, demasiado curioso como para pensar en dormir, sobre todo porque era su primera vez durmiendo en aquella habitación, una amable invitación tanto por parte del castaño como de su madre, quien lo recibió con una sonrisa en su rostro e insistió en que se quedara cuando vio que tenía intenciones de irse a quien sabe dónde cuando faltaba poco para que oscureciera totalmente.

Miro hacia atrás, observando al dueño del lugar durmiendo tranquilamente mientras él se movía como un fantasma, tocando cosas al azar antes de volver a ponerlas en su lugar, realmente no quería hacer ninguna clase de comparativa con la habitación que tuvo en su momento por parte de Ghetsis, pero después de unos minutos considero que era algo que no podía evitar de todas formas, dándose cuenta por primera vez de lo pequeño que era el lugar en comparación, pero asombrándose ante el sentimiento de comodidad que desprendía todo, muy diferencia a la que fue su habitación, que aun cuando visitaba el destruido lugar, podía sentir esa sensación incomoda que tuvo durante toda su vida.

—¿N? ¿Dónde estás?

Estaba investigando el librero cuando Touya lo llamo desde la cama, medio dormido, así que simplemente se giró un poco para ver cómo se desperezaba, sin soltar el libro que recién había sujetado con ambas manos y que había llamado su atención.

—¿N? —repitió, sentándose deprisa en la cama al no recibir respuesta alguna, solo para descubrir al de cabello verde aun en su habitación.

—Estaba investigando el lugar, espero que no te moleste. —hablo solo por hablar, inseguro sobre si aquello estaba bien o no, después de todo, recordaba que Touya solía entrar a casas sin llamar a la puerta y tocar todo lo que tuviera enfrente.

—Puedes ver todo lo que quieras, siéntete como en casa —se estiro cómodamente en su cama, sabía que aún era de noche e iban a tener que volver a acomodarse para dormir, pero hacer aquellos estiramientos era tan necesario ahora que había despertado de su pequeña siesta—. ¿Hay algo que te haya interesado en mi humilde hogar?

—Bueno, yo... Leí el título de este libro. —puso en alto el dichoso objeto, que más que libro parecía simplemente un cuaderno por lo delgado que estaba.

—¿No lo has leído ya? —pregunto inconscientemente mientras se tallaba los ojos, intentando espantar el sueño que aún tenía antes de poder prestarle atención a N como debería—. ¿Cuál es el título?

—Mmm... —regreso su mirada al delgado libro entre sus manos, observando el colorido dibujo de la portada antes de poder contestar—. El Buneary de peluche.

—Oh, ese libro infantil... Creí que mi madre lo había donado.

Ambos se quedaron un momento en silencio, uno sentado en la cama y el otro aun de pie sosteniendo el dichoso libro. Fue así hasta solo minutos después el castaño sonrió y palmeo el lado de su cama, aún era tarde y lo mejor sería si pudieran estar acostados durmiendo.

—Ven a acostarte, te leeré el libro para que duermas.

Ver el rostro de N, emocionado por la lectura de un libro infantil, hizo que las orejas le ardieran de lo adorable que se veía, mínimo esperaba que le gustara la lectura y se quedara dormido, no quería quedarse hasta la madrugada discutiendo sobre el cuento.

Momentos ContigoWhere stories live. Discover now