CAPÍTULO 4

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—He reservado la Mansión Seashore en Hilton Head para el evento.
Louis sacudió la cabeza. Conocía aquel recinto turístico de cinco estrellas y su situacaión. Con los balcones y el acceso desde la playa resultaba bastante difícil controlar la entrada, ya que la única manera de mantener a los intrusos a raya era por medio de la playa privada. Aquello no era suficiente. Tendría que recorrer él mismo la zona y encontrar un lugar que garantizara las medidas de seguridad que consideraba necesarias.

—No sacudas la cabeza. Ya he firmado un contrato con ellos.
—Tal vez tengas que romperlo.
—No pienso hacerlo. Tu trabajo es encargarte de la seguridad, no reservar el lugar para la celebración.
—No puedo hacer mi trabajo si no tengo todo lo que necesito. Llamaré yo mismo al hotel y veré si cumplen con los requisitos que necesitamos.
—¿Que necesitamos?
—Tanto para el evento como para la seguridad del mismo.
—¿Es que hay algún peligro?
—Nada de lo que mi equipo no pueda ocuparse, pero se han producido algunas amenazas desde que empezó la huelga.
—No lo sabía. Soy muy buena en mi trabajo, Louis. No dejes que mi aspecto externo te haga pensar lo contrario.
—¿Y tu ropa interior?

_____ se sonrojó. De nuevo, él se sintió fascinado por el rubor que le cubrió las mejillas. ¿Empezaría a sonrojarse desde el pecho? Louis nunca había conocido a ninguna mujer que demostrara sus sentimientos tan abiertamente como ella.

—Eres un desvergonzado al mencionar eso.
—¿Un desvergonzado?
—Sí, desvergonzado —reiteró ella, con una tensa sonrisa.
—Estamos un poco chapados a la antigua en nuestro modo de hablar, ¿no te parece?
—También lo soy en mi estilo de vida, pero eso no es asunto tuyo. Espero que no tengamos que buscar otro lugar. La sala de baile tiene vistas al mar y el jardín para la recepción es el mejor que he visto en toda la costa. Este año queremos que las cosas salgan perfectas.
—Lo sé, pero la seguridad tiene que tomarse en cuenta.
—Muy bien. En ese caso, tengo una opción de reserva.
  Louis no respondió. Se limitó a admirar su viveza y capacidad de planificación. Se había dado cuenta de que él podría no aprobar aquel lugar, por lo que había buscado una alternativa. A pesar de que su aspecto físico no fuera muy destacable, su personalidad era todo lo contrario.
Estaba llena de espíritu. Aunque Louis siempre había alabado el empuje y la inteligencia, no quería admirarla por tener aquellas características. Eran dos cualidades que siempre había encontrado muy atractivas en una mujer y él no se sentía atraído por ella... Sin embargo, el modo en que la sangre le corría por las venas a toda velocidad y la erección que había experimentado decían todo lo contrario.
—¿Dónde está esa opción de reserva?
____ se lo explicó y luego se pusieron a hablar de otros detalles del evento. El orador invitado era un animador de mucho renombre, por lo que también necesitaría medidas de seguridad. Incluso hablaron de registrar a los trabajadores antes de dejarles pasar la noche de la gala.
A medida que la reunión iba progresando, algo resultó evidente: _____ quería estar a cargo de todo. Louis se preguntó si tenía la seguridad en sí misma que hacía falta para sacar adelante el evento y las reuniones de alto nivel que le acompañaban. Sabía que tenía la habilidad necesaria, algo que había demostrado con todos los detalles que había preparado. Se preguntó qué estímulo le haría sacar lo mejor de sí misma. Se apostaba algo a que ____ no podría resistirse a un desafío.
—El trabajo que has hecho es muy bueno. Envíame todos los archivos a mi despacho. Yo haré que mi secretaria nos concierte dos reuniones semanales. Yo supervisaré la coordinación de los servicios de seguridad mientras tú te encargas de los detalles de menos importancia.
Sabía que no debía alegrarse al ver que su teoría era cierta, pero no pudo evitarlo. Casi estaba hermosa cuando los ojos le brillaron con determinación.
—Louis, pareces no haber entendido algo.
—¿Y qué es, ____?
—Yo soy la persona que coordina este evento. Y eso significa que soy yo la que está a cargo del evento... en su totalidad.
—Ya no —replicó él.
_____ miró al hombre que tenía frente a ella y sintió que su ira iba creciendo por minutos. Al menos, intentó convencerse de que el modo en que le palpitaban las venas era de furia, y no de la atracción que pudiera estar sintiendo.
La situación era delicada. Tendría que llevarle a su terreno. Evidentemente, no sabía nada de cómo planear un acontecimiento de aquellas características si creía que, solo cinco meses antes, podía romper el contrato con un hotel y encontrar otro lugar que fuera apropiado.
Sabía que su aspecto y el modo en que actuaba animaban a la gente a avasallarla, especialmente después de la reunión que habían tenido unos días antes, cuando parecía haber dejado bien clara su torpeza. Sin embargo, cuando estaba en su elemento, la gente descubría que tenía suficientes agallas para defender sus ideas.
Iba a necesitar todo el coraje que pudiera reunir para trabajar con Louis Tomlinson. Era un hombre abrumador, que irradiaba seguridad en sí mismo, como lo hacía su hermana. ____ se dio cuenta en aquel momento de que estaba cansada de ser la segundona. Había empezado la reunión de un modo completamente equivocado. Ojalá hubiera dejado aquella estúpida carrera en la media para más tarde. Una vez que un hombre le veía las piernas a una mujer, siempre la veía ya de un modo diferente.
—Si esto es porque me estaba cambiando la media cuando llegaste...
—No tiene nada que ver con tus piernas —la interrumpió él—. Estoy acostumbrado a estar al mando. Puedo ocuparme de cualquier problema que surja. Tiene sentido tener a alguien a cargo. Además, la seguridad toca todos los aspectos de este evento.
—¿Has oído alguna vez de la igualdad de los derechos para ambos sexos?
—¿Y tú, has oído alguna vez la frase «el poder da la razón»? —replicó él, utilizando su altura y su corpulencia para intimidarla.
____ sonrió. Resultaba evidente que aquel hombre estaba acostumbrado a ganar y a controlar todas las situaciones. Sin embargo, no podía ceder en su puesto como coordinadora del evento. Aquella era la oportunidad que había estado esperando para demostrar su valía dentro de Pryce Enterprises. La posibilidad de un ascenso se basaba en el éxito de aquella gala. Además, no era solo el ascenso, sino un cambio de vida. Dejaría de ser bibliotecaria para convertirse en la coordinadora de eventos. Además, quería que Joe reconociera que estaba equivocado.
—Me temo que he oído la frase, pero en este caso no se aplica.
—¿Por qué no?
—Porque no te tengo miedo.
—Deberías.
—¿Por qué?
—Cielo, una mujer como tú no tiene oportunidad alguna frente a un hombre como yo.

BELLA POR PRIMERA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora