Capítulo 52

169 11 6
                                    

POV AUTUMN

Por la tarde, me tumbo un rato en la cama para ver si consigo pegar ojo pero, a pesar de que no lo consigo, me quedo ahí tirada durante un rato, sin mirar nada en particular. Al rato, noto que Kane entra en la habitación, por lo que me incorporo sobresaltada. La placas militares que le regalé cuelgan de su cuello, tintineando cuando se sienta a mi lado en la cama.

–¿Qué te pasa?– me pregunta –Estás rara.

–No me pasa nada, Kane, es solo que estoy cansada– miento, intentando que suene creíble. Aún no sé que hacer con toda esta situación, por lo que me encuentro saturada. Planeo mentalmente hablar con Kylie pronto y que me aconseje, puesto que estoy hecha un lío tremendo. Un bebé no es cualquier cosa.

–Lo que creo yo es que estás asustada– continúa, sacándome de mis pensamientos. Siento que ha descubierto el tema del embarazo, pero no me da tiempo a hablar ya que me interrumpe diciendo: –Estás asustada por el hecho de que me has visto en la peor tesitura posible y me tienes miedo.

Interiormente, suelto un gran suspiro y, por un momento, me siento tremendamente aliviada porque no lo sepa.

–No te tengo miedo, Kane– susurro.

Acerca su cara a la mía para que le mire, por lo que levanto la mirada cuando dice: –¿A qué le tienes miedo entonces?

Durante unos segundos, la idea del embarazo es lo primero que se me pasa por la cabeza, ya que estoy totalmente aterrada. Tengo miedo de ser mamá tan joven, tengo miedo de no estar a la altura, tengo miedo de su reacción cuando se entere. En general le tengo miedo al embarazo y a todo lo que está por venir, aunque no puedo decir eso, por lo que me conformo diciendo: –A mi primo.

En verdad lo que he dicho no es ninguna mentira, lo que es una mentira es el hecho de que meta a mi primo en este saco cuando no tiene nada que ver.

–No tienes que tenerle más miedo, Autumn, me he asegurado de que no te vuelva a tocar más las narices– responde.

–Te has asegurado de ello pegándole y hazme caso que eso no hará que pare.

Conociendo a mi primo, sé que no parará porque le hayan dado un par de puñetazos, él es muy obsesivo, cuando se centra en algo es capaz de hacer hasta lo imposible para conseguirlo.

–¿Por qué nunca le dijiste nada a tu familia sobre lo que te hizo ese cabrón?– pregunta, sorprendiéndome ante la pregunta. Cuando se lo conté me esperaba muchas preguntas por su parte, pero no me ha hecho ninguna hasta ahora.

–¿Para qué? Lo único que me sentía en ese momento era sucia... No quería decirlo porque no iba a cambiar nada– digo, acumulando lágrimas en los ojos. El estar embarazada hace que tenga ganas de llorar constantemente por lo que me abrazo el vientre, conteniendo las lágrimas.

–Puede que ya no cambiasen los hechos, pero a lo mejor con eso podrías ayudar a otras personas para que no sean abusadas sexualmente por tu primo– continúa.

En ese momento me doy cuenta de que tiene razón. Lo que me ha hecho no se lo deseo ni a mi peor enemigo, aunque temo la reacción de mi familia. Tras meditarlo, me sorprendo diciendo: –No sé si esto de denunciarle años después va a cambiar algo pero intentémoslo.

–Juntos– me dice antes de besarme, haciendo que se me escapen las lágrimas que estaba intentando contener hasta ahora.

(...)

No recuerdo cuándo me quedé dormida después de la conversación con Kane, pero me despierto sobresaltada. Recorro la habitación y busco a Kane con la mirada.

Al no verle por ningún lado, doy por supuesto que está con Nash en algún lado o incluso que se ha ido a trabajar, así que aprovecho el momento para llamar a Kylie por teléfono. Necesito hablar con ella.

–¿Hola?– me responde al tercer timbrazo.

–Hola, Kylie– respondo, sin poder aguantar las lágrimas.

–¿Estás bien?– pregunta ante mi repentino cabio de voz.

–¿Estás ocupada?– le pregunto como respuesta.

–Sí, no te preocupes. ¿Qué pasa?

–Estoy embarazada– digo, mientras se hace el silencio al otro lado de la línea.

Tres unos incómodos segundos responde: –¿Estás segura?

–Sí, es por eso por lo que pasé la noche en el hospital, casi tengo un aborto natural al ver a Kane pegando a mi primo– le explico a duras penas, ya que las lágrimas no me dejan hablar.

–¿Tú lo sabías antes de ir al hospital?– sigue preguntándome sin alterar su tono de voz.

–No tenía ni idea. Es verdad que llevaba un par de semanas encontrándome mal, pero pensaba que era un simple virus. Ayer me enteré de que estoy embarazada de cuatro semanas.

–Hostia, Autumn. ¿Lo sabe Kane?– me interroga, esta vez alterada.

–No. Estoy aterrorizada.

–¿Cuándo piensas decírselo?

–No sé cuando se lo diré a Kane– susurro, agotada ante el interrogatorio.

–Sinceramente no sé a qué estás esperando, tiene todo el derecho a saberlo– me responde, haciendo que se me agote la paciencia. Lo de contarle sobre el embarazo a alguien ha hecho que me quite un gran peso de encima, pero el sentirme tan poco entendida en estos momentos hace que me agobie más.

–Ya lo sé, Kylie, entiendo que tiene que saber que estoy embarazada pero...

Interrumpo mis palabras cuando veo a Kane entrar en la cocina a toda prisa, mirándome con una rabia que nunca antes había visto en él, ni si quiera ayer cuando se encontraba pegando a Axel.

–Luego te llamo– termino la conversación, asustada, antes de colgar.

Dejo el teléfono sobre la encimera y me encojo poco a poco. Juraría que ha escuchado toda la conversación por cómo me está mirando en estos momentos: con asco, como si no me conociese.

Continúo llorando en silencio, apartando la mirada de Kane. Sin que éste me diga nada ya sé cómo se siente con respecto a lo del embarazo, lo que hace que mi corazón se rompa en mil pedazos.

–Vete– confirma mis sospechas, furioso.

Sus palabras se clavan como estacas en mi pecho. Me está dando de lado cuando más le necesito y mis lágrimas no paran de brotar de mis ojos. No me puede hacer esto: no puede dejarme así como así después de todo lo que hemos pasado, de todas las promesas, de todas las vivencias, de todo lo que hemos compartido...

–Kane, yo...– intento decirle entre sollozos, pero me lo impide.

–No te lo voy a volver a repetir.

Me tiro a sus brazos buscando consuelo pero, al ver que no lo obtengo, me separo de él. Su mirada es fría y, en este momento, entiendo que nunca le he conocido tanto como lo estoy haciendo ahora. Por mucho que me duela me trago las lágrimas, cojo el móvil de la encimera y me dirijo a la habitación de Kane a por mis cosas.

En un par de minutos consigo empaquetar todas mis cosas que se encuentran agazapadas en mi mochila de la universidad y le pongo la correa a Chocolate. Kane podrá arrebatarme el corazón, pero no va a quitarme también a Chocolate.

Cuando Chocolate y yo estamos saliendo por la puerta, echo un último vistazo a la casa. Kane me mira desde dentro, impertérrito, y me repito que ya no existe sitio para mí aquí, por lo que vuelvo a sollozar desesperadamente cuando cierra la puerta detrás nuestra, dejándonos tirados a los tres.

FIN.

JUNTOS ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt