Capítulo 41

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POV KANE

Llega el viernes, lo que indica el final de los exámenes del primer cuatrimestre. Salgo de mi último examen y Susan, mi jefa, me llama para decirme que este fin de semana van a cerrar la tienda por reformas, así que me quito un peso de encima. Además, hoy hay partido, así que el entrenador nos va a estar machacando toda la tarde.

Quedo con Autumn en que hoy viene al partido con Nash e intento no pensar mucho en el tema. Autumn lleva rara unos días y, aunque no le haya mencionado el tema, creo que estoy empezando a unir las piezas así que algo me huelo.

Voy hacia el campo y el entrenador, efectivamente, nos machaca de sobremanera. Siempre que se acercan los partidos se pone de los nervios. Hoy jugamos contra Stanford, les he visto entrenar y son buenos, pero no tanto como nosotros.
Cuando está a punto de comenzar el partido, veo aparecer a Autumn de la mano de Nash y me acerco a saludarles.

Autumn mira a los lados como si alguien la persiguiese, lleva puestos unos vaqueros, unas Converse y la camiseta de los UCLA Bruins con mi número en la espalda, además de una sudadera anudada a la cintura, lo que hace que me acuerde del otro día cuando toqué sus pechos. Por lo que pude comprobar, tiene muy buen cuerpo y unas muy buenas curvas, lo que pasa es que siempre se empeña en disimularlas.

Nash también trae puesta la camiseta de los UCLA Bruins, a diferencia de que él lleva una mano ocupada por un guante con forma de mano gigante con el dedo índice alzado, con el que pretende animarme. Me resulta súper cómico ver cómo el guante de goma es casi la mitad de él.

–Hola, renacuajo– le saludo removiéndole el pelo –¿Listo para ver cómo ganamos a los de Stanford?

–¡¡Sí!!– exclama con su habitual entusiasmo.

Levanto la vista para encontrarme con Autumn y le planto un suave beso en los labios, al que me responde encantada.

–Suerte, Mastodonte– dice, alegre al recordar el mote que me puso cuando me vio por primera vez.

Le guiño el ojo y le planto un beso rápido antes de volver a la cancha.

(...)

Al finalizar el partido, me cambio de ropa rápidamente y me encuentro con Autumn y Nash esperándome en la puerta de los vestuarios. Nash corre a abrazarme.

–Menudo touchdown, papi. Les has pateado bien– sonrío y le remuevo el pelo.

–Enhorabuena– dice Autumn. Le guiño el ojo como respuesta.

Tras cenar fuera para celebrar el final de los exámenes y la victoria en el partido, llegamos a casa cansados. Nash se va a dormir directamente y nos quedamos Autumn y yo a solas. Nos vamos al cuarto y me quedo anonadado al ver que se quita la ropa delante mía. No sé si debería desviar la vista o no, pero visto cómo se puso cuando la toqué por debajo del pijama el otro día, es mejor que la quite.

Desvío la mirada y me centro en ponerme también el pijama, pero cada dos por tres no puedo evitar mirarla de reojo. Por lo que alcanzo a ver, tiene una cicatriz en la tripa y me pregunto si eso tiene algo que ver con el trauma sobre su vida en Denver. Además, tiene unas piernas largas y bonitas y, a pesar de que es blanca como la leche -por la cantidad de capas que suele llevar siempre– es preciosa. No me da tiempo a mirar los puntos claves, ya que se deja la ropa interior puesta, incluido el sujetador, por lo que vuelvo a apartar la vista.

Ya cambiados, nos tumbamos en la cama y ella me abraza pasándome el brazo por el pecho y la pierna por mi cadera. Me giro para mirarla y ella ya se encontraba mirándome, lo que hace que se ponga roja.

–Creo que es momento para respuestas– dice, lo que hace que me quede descolocado. No me esperaba que, después de todas las preguntas que tengo para ella, sea este mi momento de gloria.

Intento incorporarme en la cama, pero ella me lo impide. –¿Por qué viniste a Los Ángeles exactamente?

Cuando la miro a la cara, ella ya está sumergida en los recuerdos, así que dejo que hable:

–Tenía 17 años cuando fui violada por un miembro de mi familia– deja caer la bomba y noto como la sangre se me va del rostro. Antes de que me de tiempo a decir algo continúa: –Mi familia siempre ha tenido como tradición reunirse en las fiestas de Navidad y hacer una comida o cena en la que estamos todos. Hace dos navidades no fue la excepción, nos reunimos y, como siempre, vinieron mis tíos y primos. Uno de mis primos tuvo que abandonar la cena antes de tiempo porque había quedado con unos amigos para irse de fiesta y ofreció que me fuese con él. Yo nunca he sido muy de fiestas, pero me hacía ilusión ir a una por primera vez, y más aún teniendo a mi primo mayor vigilándome, así que insistí a mis padres para que me dejaran ir y, al final, acabaron aceptando. En el coche estuvimos en silencio hasta que llegamos a un chalet a las afueras de Denver en donde vivía uno de sus amigos. Nos bajamos y entramos en la casa, sus amigos estaban todos fumados y borrachos y, aunque me dio mal rollo desde el principio, acepté la bebida que me trajo mi primo porque ¿qué mal me iba a hacer mi propio primo?

Empieza a llorar y le acaricio la espalda para que se tranquilice. Continúa relatando sus recuerdos de ese día y me entran ganas de llorar incluso hasta a mí.

–Me equivoqué. No debí haber ido a esa fiesta desde el principio. Intenté hacerme la guay yendo y acabé drogada, en un dormitorio, con mi primo tocándome y sus amigos alabándole desde la cama de al lado. Intenté resistirme de todas las maneras posibles, pero era como si mi cuerpo no quisiese cooperar conmigo. Fue la experiencia más traumática de mi vida. No recuerdo mucho de esa noche, pero sí lo suficiente para saber que fue mi primo el que me violó en frente de sus amigos después de haberme drogado.

Solloza más fuerte y le abrazo con ganas. Ahora entiendo todo, el por qué esconde su cuerpo, el por qué se puso como se puso el otro día, el por qué esconde la verdad. Tengo un número abismal de preguntas en mi interior, pero decido callármelas debido a lo mal que está Autumn en estos momentos. Ha pasado por mucho este último año y ahora entiendo por qué quería venir a Los Ángeles a estudiar: no por capricho, sino para huir de su propio primo.

No para de sollozar en mi hombro y eso hace que se me parta el corazón. Tengo unas ganas tremendas de patearle la puta cabeza al cabrón de su primo, pero tendré que reservarme para más adelante. Lo que me sorprende es que haya ido estas navidades a Denver a ver a su familia sabiendo todo lo que ese cabrón la hizo.

Sin dejar de darle vueltas a la cabeza, decido centrarme en Autumn y nada más que en ella. Sigue abrazada a mí como si fuese la última persona en el mundo a la que aferrarse, pero cada vez sus sollozos se van acallando más. Su cara está roja y apenas se le notan las pecas. Además, tampoco se pueden apreciar sus ojos a través de las lágrimas, pero la abrazo hasta que llega el momento en el que se queda dormida.

Así me quedo toda la noche: mirándola.

*****

¡Hola! ¿Qué tal la semana?

Cómo podéis ver Autumn ya se ha abierto un poco con Kane... ¡Ya era hora! ¿Qué os ha parecido su pasado? ¿Os lo esperabais? ¿Qué pasará ahora que Kane lo sabe? 

Tengo que confesaros que lloré como nunca antes escribiendo este capitulo, ha sido traumático incluso para mi escribirlo.

En fin...Espero que os haya gustado el capítulo y que le deis mucho amor.

¡Nos leemos pronto!

JUNTOS ©Where stories live. Discover now