Capítulo 24

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POV KANE

Por encima de la música, se escuchan unos sonoros ruidos provenientes de las escaleras. Cuando me acerco, distingo entre la gente a Autumn tirada en el suelo al pie de las escaleras.

QUÉ COJONES.

Mi corazón deja de latir por unos segundos en los que siento que me va a dar un ataque. Me acerco lo más rápido que puedo a Autumn, que está espanzurrada en el suelo en una forma poco natural: el brazo izquierdo lo tiene doblado de una forma siniestra y me temo que lo tiene fracturado. Lo primero que hago al llegar a ella es tomarla el pulso, presionando dos de mis dedos alrededor de su cuello, ya que no se mueve y la posición en la que está me asusta. Por suerte, su pulso retumba bajo mis dedos y suspiro todo lo aliviado que puedo. Le doy unos suaves golpecitos en la cara, para que reaccione y me percato que se remueve un poco en el sitio para agarrarse del brazo ya que ha debido caer sobre éste.

–Auch– murmura ella tocándose también la cabeza con su otro brazo. Abre los ojos, en donde se reflejan el dolor de la caída. Ahora que sé que está bien -dentro de lo que cabe-, la cojo en brazos y la llevo hacia el coche.

La gente más cuerda de la fiesta se arremolina alrededor de las escaleras y observan la escena con terror. Veo a Kylie abriéndose paso entre la gente, preocupada por su amiga, así que cuando llega a nuestra altura andamos hasta mi coche, en donde me ayuda a subir a Autumn en los asientos traseros del vehículo. Kylie se sube en el asiento del copiloto y vamos con rumbo fijo hacia el hospital más cercano en absoluto silencio.

Ya en urgencias, los médicos intentan separarme de Autumn pero no tienen ni idea de que a cabezota no me gana nadie. Al final me echan de las instalaciones, dejándome en la puta sala de espera junto a Kylie que me pregunta cómo se cayó.

–No lo sé, sólo escuché golpes en la zona de las escaleras y cuando llegué ella ya estaba en el suelo– frustrado por la situación, me tiro del pelo intentando saber qué ha pasado. Esperaré a que Autumn esté bien antes de sacar conclusiones precipitadas.

–Tranquilo, Kane. Ella va a estar bien– posa su mano alrededor de mi muñeca, en lo que se supone que es un gesto tranquilizador.

Sale uno de los médicos y nos informa de que Autumn tiene fracturada la muñeca. Por suerte, se trata de un caso leve de fractura, así que con que lleve una simple escayola durante 1 mes todo bien. Además, nos dice que ha sufrido golpes en la cabeza por lo que tiene varias contusiones.

Al final, dejan marcharse a Autumn, ya que nada de lo que le ha sucedido es grave. En cuanto la veo salir por las puertas de urgencias me acerco a ella rápidamente y la estrecho entre mis brazos delicadamente, intentando no aplastar su brazo izquierdo. Su cara está magullada y, efectivamente, compruebo que tiene varias contusiones en la cabeza, entre ellas, un chichón del tamaño de una pelota de golf en el la sien.

–¿Estás bien?– pregunto, mientras la sigo inspeccionando. Tiene el brazo escayolado hasta el codo y parece muy incómoda con el brazo inmovilizado.

Asiente con la cabeza y posa su mirada en la persona que nos espera unos metros atrás.

–¡Te mato!– pega un chillido Kylie, rodeando a Autumn con los brazos– ¿Cómo narices te has caído? ¡No sabes el susto que nos has dado, cabrona!

Autumn se separa de ella y, con pesadumbre, se toca el chichón de su sien, diciendo: –Por favor, Kylie, no grites que me duele la cabeza.

Kylie asiente, arrepentida, y suelta una disculpa por lo bajo.

–Vámonos de aquí– sugiero sin querer pasar más tiempo en el hospital.

Nos subimos al coche y llevo a Kylie a la residencia. Cuando llegamos, Kylie se despide de nosotros y comienza a andar hacia la residencia. En cuanto voy a salir del estacionamiento, Autumn se quita el cinturón a duras penas.

–Necesitas que alguien te cuide, vente a mi casa.

–No puedo, tengo que...– murmura dejando la frase sin acabar. Parece que no se le ocurre ninguna excusa y suspira, frustrada. –No te preocupes por mí, Kane, mañana nos vemos. Necesito descansar.

Sé que le duele mucho la cabeza, pero no quiero dejarla sola. –Por favor, deja que haga de enfermero si es necesario. No puedes quedarte aquí sola con dolor de cabeza y el brazo escayolado y yo no me puedo quedar porque tengo a Nash esperándome.

Niega con la cabeza y me encantaría insistir más pero temo que su dolor de cabeza se acentúe, así que lo dejo estar con el requisito de que me envíe un mensaje cuando llegue a su habitación y de que nos veamos mañana, aunque de esa no se salva ya que ya teníamos plan de antes. Mañana he pedido el día libre, ya que vamos a ir los tres a la exposición de arte en el LACMA, que es el regalo que Nash y yo le hicimos a Autumn por su cumpleaños. Le regalamos tres entradas para que invitase a quienes ella quisiera, pero sabiendo que a Nash le gustan estas cosas tanto como a ella, decidió invitarnos a nosotros dos. Además, después de ir al LACMA hemos decidido hacer algo de turismo y enseñarle Los Ángeles a Autumn, ya que ella es de Denver.

Veo como se aleja y, en cuando recibo su mensaje avisándome de que ya ha llegado a su cuarto, enciendo el motor del coche y me vuelvo a casa con Nash, en donde le informo de lo que le ha pasado a Autumn para que mañana no se sorprenda al verla con tantas magulladuras. Él está súper emocionado por ir al LACMA, pero triste al saber lo que le ha pasado a Autumn. Le aseguro que está bien y le acuesto en la cama, en donde, segundos después, se queda dormido.

En cuanto llego a mi cama, me dejo caer en esta y me quito los zapatos perezosamente para, poco después, suspirar rememorando el largo día de hoy y lo extraña que ha actuado Autumn después de haberse caído por las escaleras, pero decido dejar esos temas de lado para mañana y ponerme a dormir.

Mañana será un nuevo día.

JUNTOS ©Where stories live. Discover now