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—Sabes que te amo mucho ¿cierto?.

Sus ojos brillaban y una sonrisa melancólica formaba sus labios.
Mis ojos picaron y por más que quise evitarlo no pude, mis ojos se humedecieron y me apegue con fuerza a su cuerpo.

—No quiero que te vayas —solloce rodeando con fuerza su cuerpo con mis brazos.

Sus manos acariciaron mi espalda y sentí sus labios en mi cabeza.

Retrocedió unos pasos hasta chocar con el borde de la cama y caer sentado en esta. En un rápido movimiento me acomodó a horcajadas sobre él y apoyó sus manos en mi cintura. Apoyé mis brazos sobre sus hombros y aún soltando lágrimas lo miré a los ojos.

—Ni la distancia ni el tiempo harán que te deje de amar —sus ojos estaban humedecidos pero luchaba por mantener una sonrisa—, eres todo para mí.

Me volví a aferrar a él enterrando mi rostro en su cuello y apegándome con fuerza a su cuerpo. Solo quería sentirlo cerca, de ser posible jamás rompería aquel abrazo.

¿Por qué? Todo iba tan bien y de pronto, todo se fue al demonio.
De pronto, en unos días no habría más Jaemin fastidioso, no más Jaemin meloso y pegajoso.

—Solo será un año, solo uno. —susurró en mi oído con la voz algo temblorosa.

Calme mis sollozos a la fuerza y volví a conectar mis ojos con los suyos.
Mis manos tomaron su rostro y mis pulgares empezaron a acariciar las partes de su rostro al alcance.

Dejé un beso en su mejilla, y otro en la punta de su nariz. Inhale una considerable cantidad de oxígeno y con fuerza uní mis labios a los suyos.

Sus manos bajaron a mis caderas y empezaron a acariciar estas.
Solo lo quería a él, quería sentirlo, quería llenarme de él para no morir de la añoranza.

Sus manos traviesas se introducieron bajo mi blusa y su tacto frío hizo a mi piel erizarse, solté un suspiró y, al hacer aquello, le di un completo acceso a mi cavidad bucal. Todo mi cuerpo experimentó un repentino calor cuando su lengua empezó a batallar con la mía y los fuertes chasquidos hacían eco por toda la habitación.

No podía quedarme atrás, si el tocaba yo también debía hacerlo.

Bajé mis manos hasta el comienzo de su camiseta y sin pensar mucho tiré de esta despojandolo de la prenda inmediatamente.

Me miró sorprendido, quizás algo asustado, pero antes de llenarme de dudas seguí con el beso intenso.

Ahora lo tenía semidesnudo abajo mío. Mis ojos se mantenía cerrado pero mis manos se encargaban de formarme bien su figura.

Sus manos bajaron rápidamente a mi trasero y haciendo fuerza en este me atrajo más a él sintiendo como el calor del ambiente incrementaba.

Moví mis caderas con las oscuras intenciones de provocarlo aún más. Él caería, siempre que se lo insinuaba lo hacia.

Soltó un suspiro y bajé rápidamente de sus labios a su cuello.

Fui despojada de mi blusa con rapidez y agilidad.

No, no me intimidaba estar en ropa interior frente a él, una parte de mi siempre quiso ser tratada así por él.

Sus brazos sujetaron mi espalda y en un veloz giro ahora yo estaba posicionada bajo su cuerpo. Nuestro torsos se tocaban y el roce de pieles alborotaba aún más mis hormonas.

—¿Estás segura? —susurró su pregunta a mi oído mientras dejaba unos besos a lo largo de este.

—Muy segura. Solo te quiero a tí y quiero ser todo lo que tu quieras, no quiero que te vayas sin haber dejado una marca sobre mi piel.

MY FAVORITE BAD BOY | Na Jaemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora