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— No quiero repetir esto pero... —hice una pausa— ...te lo advertí.

Escuché un llanto falso de el otro lado.

— Ya, no seas llorón, es un simple resfriado.

Si Jaemin no hubiera salido esa noche, con esa lluvia, y con esa ropa, entonces ahora estaría sano.

— ¡Voy a morir! —gritó.

— Y dime, ¿qué puedo hacer yo? —cerré el portátil frente a mi cansada de no poder ver mi serie en paz— Nada, no hay nada que pueda hacer por tí.

— Error. —su voz se oía nasal debido a la gripe— Como buena amiga que eres y en una forma de demostrar cuanto me quieres, vas a venir a prepararme una sopa y poner paños fríos en mi frente.

Solté una fuerte carcajada.

— ¿Crees que estoy tan ociosa como para hacer eso?.

— Sí.

Bueno si, si estaba bien de vaga y justo por eso no iría donde él, porque es mi día de "pijama todo el día".

— Te espero —canturreo desde el otro lado de la linea.

— Hey, ¡hey! —y cortó la llamada.

Ugh. ¿¡Por qué!?

Vi la hora y eran apenas las 8:16 de la mañana. El sueño se me quitó desde las cinco de la mañana y desde esa hora vengo con el portátil encendido.

— Yo preparare la sopa y tú vas —mamá abrió repentinamente la puerta mientras me debatía entre seguir vagando o pensar en la posibilidad de ir donde Jaemin.

— ¿Qué haces oyendo conversaciones ajenas? —reclamé dándome cuenta que ella llevaba mucho rato atrás de la puerta.

— Bañate, ponte bonita y lleva la sopa —no, eso no era una sugerencia, era una orden.

Cerró la puerta de un portaso y fue ahí donde me di cuenta que debía despedirme de mi sábado de gloria.

Casi gateando me dirigí a la ducha.

"Ponte bonita", ¡Já!.

Conociendo a Jaemin, y lo engreído que era, de seguro no querría que me fuera tan rápido y eso pondría en riesgo mi hora que había designado para hacer mi tarea, entonces, llevaría lo necesario para hacer mi tarea mientras escuchaba como Nana me dictaba su testamento.

[...]

— ¿Sí?.

"Hola, ¿este es el parque de diversiones Nanásitolandia?, porque por el tamaño esto hasta podría ser un centro comencial".

— Hola, ehm. Busco a Jaemin —respondí por el intercomunicador.

No recibí respuesta. Pero gran susto que me di en cuanto los altos portones de color gris se abrieron de par en par.

Un hermoso pasaje de piedra rodeado de toda clase de flores, y al final de este, un alto arco envuelto en una enredadera con estas mismas.

Parecía la casa de una princesa, bueno, en este caso, de un príncipe. Ese idiota lo tiene todo y me llama quejándose de que quiere una ridícula sopa.

— Señorita Jung —una suave voz femenina me saco de el trance en el que me encontraba mirando detalladamente el arco de flores.

— Oh, sí —respondí.

— Sigame, el joven Na la espera —indicó para luego darse la vuelta y empezar a caminar a lo que vendrían a ser las puertas más grandes que he visto en toda mi jodida vida.

MY FAVORITE BAD BOY | Na Jaemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora