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—Vaya —frunció su ceño—, finalmente algo en la cocina te sale bien.

Mamá tenía que ser siempre esa clase de mamás trolls que andan por ahí atacando la autoestima de sus hijos.

Le hice una mueca de desagrado, a la cual ella respondió con una risa.

Empaque la comida que había logrado preparar, por primera vez en mi vida, sin la necesidad de quemar nada. Luego subí a mi habitación a alistarme, Jaemin llegaría pronto.

—¿Sabes que yo conquisté a tu padre preparandole postres? —mamá apareció de pronto a mi lado mientras terminaba de acomodar mis cosas.

Pensé por un momento.

—Dios sabe que cosas le echarías a esos postres, pobre papá.

—¡Jung ___! —reclamó. Y claro, a ella si le enfada que la molesten, pero le fascina sadiquearse con otros.

El timbre sonó y dejé rápidamente de lado a mamá.
Un momento oportuno para llegar Na.

—Hola —sonreía ampliamente.

—¡Jaemin! —exclame al verlo.

Debo admitirlo, se veía lindo. El color negro le sienta muy bien y las gorras también, ahora que lo pienso, todo lo que se pone le queda bien.

[...]

—¡Oh, mira! —señaló a algún lugar en el extenso campo verde en el cual se realizaba el día de campo, seguido de esto y sin ningún previo aviso, tomó mi mano y tiró de ella llevándome prácticamente como una bandera.

—Lo siento, ya está ocupado. —se tiró en el cesped antes de que un grupo de chicos se apoderara de aquel espacio bajo la fresca sombra de un árbol.

Los chicos bufaron y nos miraron con molestia, murmurando algunas cosas se marcharon del lugar.

—Tenemos un buen lugar, no me lo agradezcas. —guiño un ojo y se estiró mejor en el cesped.

Reí recordado la forma infantil en la que se lanzó apoderándose del espacio.

Bajé de mi hombro el bolso en el cual traía todo lo necesario y luego me senté yo en el cesped.

—Este lugar es muy fresco. —se levantó del lugar en el cual se encontraba hechado y gateo hasta donde estaba yo—Déjame dormir un rato. —y recostó su cabeza en mis piernas.

Esa brisa fresca que corría hacía un ambiente tranquilo y no me explicaba porque me sentía algo inquieta, un poco nerviosa y tensa.

Observé mejor a Jaemin. El cabello castaño le queda muy bien, sus cejas son bastante varoniles y tiene unos labios perfectamente delineados.

De un momento a otro, sin darme cuenta, había pensado todas esas cosas en un modo no tan de amigos.

—¿Qué has preparado? —habló con los ojos cerrados sacándome de mis cavilaciones.

—Unos postres. —respondí haciendo gran esfuerzo para no tartamudear—Mamá me guió y extrañamente no quemé nada.

Soltó una risa y siguió con su siesta.

Nosotros habíamos llegado algo temprano por lo que el espacio empezaba a llenarse recién de gente.

A la distancia lograba reconocer algunos rostros caminando por ahí, venían acompañados de otras personas las cuales parecían ser amigos o familiares.

Los demás estudiantes preparaban las tiendas en donde se expenderian alimentos, se prepararian juegos y se venderían cosas.

—Armemos nuestras cosas aquí y vayamos a dar una vuelta por ahí. —Jaemin se levantó en un brusco movimiento haciéndome exaltar un poco.

MY FAVORITE BAD BOY | Na Jaemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora