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— Entonces ¿todo eso lo hicieron ustedes? —me impulse en mi lugar y empuje a Jaemin con mi hombro.

— Así es —afirmó imitando mi acción.

El tal "Centro de operaciones" al que Jaemin se refería era nada más y nada menos que su madriguera, por así decirlo. Aquel lugar era un sótano, parte de la grande y bonita casa de Donghyuck.

Debo admitir que me he divertido demaciado este día.

RenJun, Jisung y Donghyuck son excesivamente divertidos y amables.

Me enseñaron a jugar videojuegos y hasta me dieron de comer, aquella parte fue mi favorita, la comida estaba deliciosa y no quisieron decirme quién la preparó por más que insistí.

— Aún es algo temprano —Jaemin miro el reloj de su muñeca— Alcanza el tiempo para hacer algo más.

Mi mente no alcanzó a procesar aquello cuando ya me encontraba corriendo jalada de la mano por Jaemin.

Corrimos al rededor de tres a cuatro cuadras sin parar y realmente ya me estaba cansando mucho.

— Jaemin —me quejé.

Este frenó y se giró a verme.

— ¿Te has cansado ya? —preguntó.

¡No era obvio!

No era como si hiciese ejercicio todos los días.

— No. Estoy llorando por la frente —me referí sarcásticamente a las gotas de sudor que caían por mi cara.

Rió ante lo que dije.

— Bien, entonces ya se puede —siguió jalando de mi mano pero esta vez caminábamos.

— ¿Qué?.

— Vamos a comprar granizados.

Llegamos a la esquina de la cuadra y volteamos.

— ¿Y para que corrimos? —hablé agotada aún.

— Los granizados se disfrutan más cuando tienes sed y mucho cansancio —su voz también se oía algo agitada.

— ¡Grandioso imbécil! —le grité— ¡¿Para eso me has hecho correr?!.

Con la mano que tenía libre le di un golpe en la espalda.

— ¡¿Por qué pegas?! —se volteó furioso.

Lancé una larga risa.

Avanzamos un poco más y Jaemin se detuvo bruscamente.

— Espérame aquí.

Se adentró en lo que parecía ser el puesto de granizados. ¿Por qué quería que esperé afuera?.

Luego de unos minutos esperando, Jaemin salió de aquel lugar con dos grandes vasos de material descartable.

— Podemos sentarnos por allá —señaló unos pequeños metros cuardados de césped.

Asentí y me direccione al lugar.

— Este es tuyo —me entregó uno de los vasos mientras nos sentabamos.

Di un largo suspiro de cansancio seguido de un sorbo al granizado.

— ¡Que delicia! —exclamé al sentir el buen sabor de aquel granizado— Gracias.

— Hoy hace un lindo atardecer —sonrió— No tienes que agradecer.

Me di cuenta que, desde el punto en el que estábamos sentados, se podía apreciar la caída del sol, el contraste que hacian con las nubes con la escasa luz y los extraños colores que provocaban eran un colorido y acogedor escenario.

MY FAVORITE BAD BOY | Na Jaemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora