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Mi pierna empezaba a adormecerse y Jaemin seguía durmiendo como un bebé.

Con mucha delicadeza empecé a moverlo. Levanté su cabeza y saqué mi pierna de abajo. Él solo se removió frunciendo su ceño y volvió a dormirse. Respiré aliviada a observar que no logré despertarlo.

Logré visualizar, al pie de uno de los altos ventanales que poseía la habitación, un escritorio en el cual se me ocurrió que podría hacer mis tareas.

Que responsable soy.

Recogí mis cosas de donde inicialmente las había tirado y me senté en la cómoda silla frente al mueble.

Las obligaciones escolares esta semana no fueron tan complicadas, de lo contrario, no las estaría haciendo ahora.

Pasé un largo rato allí sentada, ya empezaba a dolerme la mano de tanto escribir.

— ¿Ahora si vas a contarme como te hiciste eso de el labio? —su voz rompió todo el silencio en la habitación. Se había despertado y yo no me había percatado de aquello dado que estaba sentada dándole las espaldas.

Me giré a verlo y lo vi sentado en su cama. Me levanté de la silla y caminé hasta donde él. Cuando estuve al pie de la cama llevé mi mano a su frente.

— Tu fiebre ha bajado —anuncié sonriente—. Las sopas de mamá siempre tienen ese efecto.

Jaemin tomó mi mano y tiró de esta haciendo que cayera sentada en el borde de la cama.

— ¿Por qué no quieres contarme cómo te hiciste eso? —insistió— ¿Fue mi culpa, verdad?.

Evite narrarle lo mal que la había pasado, y que todavía la paso, debido a ese asunto de Mark y Min Ha. Solo no quería hacerlo sentir culpable, ya que un Jaemin que se sentía culpable, era un Jaemin hostigoso.

— Olvídate de eso, —hice un ademán con la mano restándole importancia— sigue descansando.

Iba a levantarme pero su mano sujetó bien mi muñeca; no me dejaría ir.

Cuando Jaemin quería algo y no se lo querían dar, era la persona más insistente y terca que puede haber.

— Resulta que a Mark le gustaba Min Ha, él me lo dijo. Min Ha y su nuevo grupo de amigas lo oyeron todo y me advirtieron que no me meta con su adorado Mark. Me empujaron en los baños y me golpee el labio en el lavamanos. Fin de la historia. —resumi, tratando de hablar lo más rápido posible para que no lo entendiera bien.

Su rostro adquirió una expresión de sorpresa y susto.

— Soy un idiota. —espetó con furia— Pudo haberte sucedido algo peor y yo solo actúe sin pensar.

— Afortunadamente te das cuenta —comenté con ironía.

— ¿Qué cosas más te dijo Mark? —frunció su ceño en una clara expresión de molestia.

— Nana, no es necesario que te cuente todo eso, yo lo quiero olvidar y narrartelo no ayuda mucho. —negué.

Unos momentos de silencio donde él seguía sujetando fuertemente mi mano.

— Cuando era pequeño mis padres nunca estaban —una sonrisa triste apareció en su rostro—, yo lloraba mucho. Ellos siempre traían alguna novedad en juguetes para distraerme; siempre tuve todo, hasta ahora. A medida que pasaban los años, el vacío que dejaban era más grande y yo, en intentos de llenar ese vacío, hacía de todo por obtener atención, hacía de todo por ello, golpeaba niños en la escuela, destruía cosas, me volvía violento y grosero. Hice de todo y ellos siguieron ignorandome.

MY FAVORITE BAD BOY | Na Jaemin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora