Capítulo 54: "El inicio de una leyenda".

191 23 37
                                    

Todo inicio tiene un final y todo final tuvo un inicio. En éste caso, el inicio no fué lo más épico, ni lo más emocionante, pero su final, su final sí que lo fué. Sobretodo para los habitantes de aquella pacífica ciudad que alguna vez fué el reino hogar de cierta princesa rubia.
Todo parecía estar perdido, pero cierto castaño y su grupo de amigos les mostraron el camino a seguir, uno de unión y determinación. Ahora, están a punto de vivir el final de su aventura, no todos sobrevivieron, pero la enseñanza, y la gran obra, vivirán por siempre, cómo una leyenda.

.
.

Capítulo 54: "El inicio de una leyenda".
.
.

Un golpe fue interceptado por Viggo, tan fuerte que hizo retumbar toda la estructura. De por sí se estaba derrumbando lentamente y pedazo a pedazo, pero la pelea de esos dos enemigos no estaba facilitando las cosas, al contrario, les estaba restando tiempo.
La rubia observaba todo, ya estaba menos adolorida. Se limpió la sangre de la boca con la mano y entonces escuchó una especie de rugido detrás de ella.
Giró y vió a chimuelo, moviéndose lentamente y tambaleándose hacía ella. A pesar de estar desorientado, se notaba la ira que la criatura sentía al saber que su amo estaba en peligro.

— Hey chimuelo, creo que tengo una idea — dijo Astrid — necesito que me ayudes —.

El dragón emitió otro gruñido, como queriendo decir que estaba de acuerdo.

Hiccup y Viggo intercambiaron otro golpe y forcejearon, se quedaron en esa posición, con las palmas juntas y tratando de empujar y superar al otro.

— No está mal Haddock, para una mosca como tú, está bastante bien — dijo con descaro.

El castaño dejó salir un ligero humo por las fosas nasales.
De repente Viggo lo jaló y usó su rodilla para darle un fuerte golpe, luego lo sujetó del cuello y utilizando una magia de estiramiento, estiró su brazo hasta niveles desproporcionados.
Logrando golpearlo contra una pared, que casi cae colapsada.
Su brazo poco a poco regresó a la normalidad.

— ¿Te gustó eso? — preguntó sarcástico.

Justo cuando iba a empezar a caminar hacia él detectó movimiento a su derecha.
Al voltear la mirada vió a la rubia montada en el dragón, el cual volaba directo hacia él. Ella creó una espada justo en el momento preciso. Entonces fué embestido por toda esa fuerza, se estrelló contra otro muro y éste se rompió.
Siguió siendo embestido y atravesó otros más.
Hiccup sólo escuchó el gran estruendo de todos los destrozos, se levantó mientras se sujetaba el abdomen y entonces caminó en esa dirección.

— ¡Astrid! — la llamó.

Había quedado un enorme agujero que atravesaba múltiples paredes, salones y pasillos, dejando un montón de cristales, muebles rotos y escombros regados por todo el suelo.
Hiccup recorrió todo eso en busca de su compañera.
Al final de todo el surco que había quedado estaba el dragón de Hiccup, gruñendo, mientras Astrid en su lomo respiraba agitada, sosteniendo la espada fuerte con sus manos.
Contra la pared estaba Viggo, casi enterrado por completo en el muro y con la boca sangrante, tenía la espada clavada en el pecho.
La cabeza de chimuelo estaba también sangrante, era su propia sangre, se había herido al embestir al hombre con esa fuerza tremenda.

— Increíble...lo has hecho... — dijo Viggo despacio.

Finalmente cerró los ojos y agachó la cabeza inerte, se veía completamente derrotado.
Astrid lo miró bastante incrédula, no podía ser, no podía haber ganado así de fácil.
Escuchó la voz de Hiccup detrás de ella, justo iba a sonreír cuando Viggo alzó la cara.

El Ojo Del DragónWhere stories live. Discover now