C A P Í T U L O 52

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Un buen rato bajo la tempestad.

Amy.

Tomé un taxi prontamente a casa. Abrí la puerta del departamento un tanto entorpecida a causa de mis manos, las cuales sujetaban firmemente mi equipo de fotografía.

Pese a las dificultades, no fueron ningún óbice para conseguir ingresar a mi hogar. Dejé algunos de mis soportes y luces en el sofá, guardé mi cámara en el maletín que solía ocupar para ella. Caminé hacia la habitación totalmente vivaz.

—¡No te imaginas todo lo que...! —Cesé al notar su inexistencia.

De nueva cuenta Sonic no se encontraba en casa. Arrugué mi frente ligeramente, torcí los labios y me recosté en la cama con una soporífera actitud.

No sabía dónde se encontraba, quizá en el hospital, con alguno de sus hermanos o discutiendo asuntos de su trabajo. Ha estado días con ese ritmo tan atareado.

Su madre llevaba más de una semana sumergida en el coma. Día con día se comportaba más paranoico y sus ciclos de sueño eran casi inexistentes; sin más, terminé por convertirme en una testiga más del proceso de desolación al que se sometió. Pulverizando su salud mental con lentitud...

Últimamente sólo nos veíamos para dormir o bien, en su trabajo, tal como planeaba hacer hoy.

Mi teléfono celular vibró desde el costado izquierdo del colchón, me arrojé velozmente a él con la esperanza de encontrar un mensaje suyo. Me llevé una decepción al percatarme que se trataba de Nathan. Abrí su chat.

Nathan:
Hola. ¿Estás libre por la noche?

Amy:
Tengo pareja.

Nathan:
Una salida no amerita infidelidades, Rose. Tan sólo pensé que podríamos salir, al menos como colegas del trabajo.

Amy:

Tendrás que disculparme, hoy no tengo tiempo.

Nathan:
¿Y qué tal mañana?

Bloqueé mi celular, era un pesado. No tenía ganas de responder aquello cuando la respuesta era más que obvia.

Preferí llamar a Sonic utilizando mi saldo. No me respondió.

[...]

Faltaban unos minutos para que su banda comenzara a tocar. Me incorporé de la cama y partí hacia allá en el auto de Sonic, yo era quien pasaba a traerlo debido a que él solía regresar a casa plenamente cansado.

Manejé por las calles, había algo de tránsito aunque era soportable. Llegué al café en cuestión de diez minutos. Estacioné frente al lugar, bajé del auto y encendí la alarma.

Entré al establecimiento, me senté en una mesa vacía y procedí a pedir una bebida caliente, afuera la temperatura no era del todo amigable.

En el escenario sólo se hallaban Sonic y Scourge. Pese a que lo que tocaban no sonaba mal, dejaba a su público ansioso, probablemente preguntándose por el paradero de los otros dos miembros. Aún si sólo eran ellos dos, la masa de gente que venía a verlos aplaudió y canturreó los coros. Me alegró el saber que al menos seguirían apoyándolos.

Casados Por AccidenteWhere stories live. Discover now