C A P Í T U L O 50

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Hospital.

Sonic.

Desperté a causa de los bruscos movimientos de Amy, sus manos yacían posicionadas en mis hombros, sacudiéndome para sacarme de aquel somnoliento trance.

La miré con confusión, ella señaló hacia el buró situado a la diestra de la cama, mi teléfono móvil se hallaba con la pantalla encendida, vibrante y con el tono de llamada sonando.

Lo sujeté entre mis dedos, primeramente para escrutar el reloj. Era de madrugada. Dubitativo, pulsé en contestar y llevé mi celular a mi oído.

—¡Sonic! —Exclamó tras la línea.— S-Soy Chuck.

—¿Tío Chuck? ¿Todo bien? —Cuestioné preocupado, una llamada a estas horas no solía ser algo bueno, por lo regular.

—Estamos en el hospital. Aleena tuvo una descompensación.

Me mantuve en silencio, una ola de tensión recorrió todo mi cuerpo y un sudor frío comenzó a brotar de mis poros.

—¿En que hospital están?

—Clínica ALCLA.

—Voy para allá.

Colgué. Me levanté con rapidez, quedando sentado en la esquina de la cama, coloqué mis cabeza entre ambas manos, halando mis púas con incredulidad.

—¿Sonic? —Llamó. Sentí una de las suaves manos de Amy en mi espalda.

—Mi mamá está en el hospital. —Respondí entre pausas, casi jadeante.

Ella me envolvió en sus brazos, dando lentas caricias a mis púas. Me sostuvo hasta que mi respiración se estabilizó, casi como si se tratara de un infante.

—Ella estará bien. —Susurró sin detener su roce.

Nos vestimos, era una madrugada gélida, las calles se encontraban mojadas por la llovizna. La niebla había bajado, dándole una apariencia lúgubre.

Amy me obligó a ir en el automóvil, siendo ella la conductora. Argumentaba que me encontraba muy nervioso como para manejar o ir corriendo.

Con los bulevares solitarios y totalmente vacíos, respetar los semáforos era lo de menos. Llegamos en cuestión de minutos.

Pregunté en recepción, no me dieron razón alguna. Me vi obligado a recorrer las salas de espera de cada piso.

Pasillo, tras pasillo, siempre se mostraban habitados por rostros angustiados.

Después de haber empapado mi vista con el color blanquecino de las paredes, encontré mi destino. Una sala de espera repleta de miembros de mi familia.

Los asientos de plástico estaban ocupados por semblantes atiborrados de inquietud y cavilación. A lo ancho del pasillo habían unos cuantos más, caminando de lado a lado, impacientes por el diagnóstico del doctor.

Me les acerqué con rapidez, mi hermana me abrazó con fuerza. No sabía el trasfondo y ver semejante reacción sólo me causaba más malestar.

Sonia se separó de mí. Mi tío Chuck terció con su presencia, le proporcionó un abrazo y la tomó de los hombros.

—Sólo hay que esperar.

Fijé mis orbes en la puerta blanca de la habitación en la que mi madre se encontraba, permanecía cerrada y no lograba captar sonido alguno proveniente de adentro. Sentí los brazos de Amy envolver mi cintura.

Casados Por AccidenteWhere stories live. Discover now