C A P Í T U L O 31

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¿Hagámoslo?

Sonic.

—¡Que no estábamos haciendo eso!

—¿Y qué más estarían haciendo en una bodega los dos solitos y con tanta privacidad? —Planteó Sonia a modo de burla.— Tranquilo, no juzgaré tu vida sexual. —Rió escandalosamente.

—¡Venga! ¡Ni siquiera hubiese podido hacer algo en un lugar tan pequeño! —Defendí.

—Yo he podido en el baño de un avión, esa bodega tiene mucho más espacio, claro que se pude. —Aportó Scourge.

—En verdad que no quería saber eso... —Comenté asqueado a causa de mi imaginación.

—Bien, sea lo que sea que hayan hecho espero haya valido la pena iniciar 4 minutos tarde. —Bromeó Manic despidiéndose de mí.

—¡Sólo fueron cuatro minutos! —Reclamé de manera burlona.

Llegamos hasta la salida de mi edificio. Cada uno se despidió y tomó su determinada ruta. En mi caso, el norte de la ciudad, iría a ver a Amy en su exposición de fotografía.

[...]

No tardé nada en llegar, el hecho de tener una velocidad increíblemente superior a la de los demás tenía más pros que contras.

Tuve que unirme a una extensa y larga fila para entrar, el lado bueno de tener a tu pareja como parte de los expositores era que podía conseguir boletos con mucha facilidad.

Entré en aquella sala de exposición, sus paredes eran blancas y sus columnas de un color amarillento. Lamentablemente no podía moverme con total libertad en los espacios, había demasiada gente, siendo esta la razón por la que tuve que seguir un recorrido.

Admiré y disfruté de todos aquellos cuadros que mis ojos vislumbraban. Había un sinfín de personas a mis lados charlando sobre la genialidad de cada fotografía o sobre el mismo fotógrafo, con tanta multitud Amy debe de estar atareada.

Después de un rato de observar fotos y más fotos, me percaté de una zona un tanto más abandonada que el resto. Para mi sorpresa, tristemente Ames estaba en esa área. Me acerqué con cautela para mirar que en una de las fotos aparecía yo en un color sepia jugando fútbol con aquellos niños del viaje que hicimos, no tenía idea de cómo lo hizo pero logró darle un aspecto de una foto antigua.

—Soy todo un galán. —Comenté egocentrista para que notara mi presencia.

Se encontraba sentada en el suelo con sus piernas cruzadas en "posición de loto", recargaba su espalda en la pared denotando aburrimiento y cansancio.

—¿Pasó algo? —Me senté a su lado.

—Contigo van sesenta personas que vienen a ver mis obras. —Apoyó su cabeza en mi hombro.

—Sesenta es un muy buen número.

—Los de allá llevan más de doscientas. —Señaló el pasillo mientras miraba al suelo.

—Oh. —Guardé silencio.— Puede que tengan más, pero por lo que he oído, todos ellos ya son más reconocidos, mientras que para ti ésta es tu primer exposición. Sesenta está bien para tu primera vez. —Pasé mi brazo detrás de ella para poder abrazarla con fuerza.

—De esos sesenta, pocos han sido los que me han felicitado o halagado por las fotografías. —Rodó los ojos.— ¿Recuerdas a Nathan Thomson? ¿El fotógrafo con el que estaba emocionada por verlo aquí?

—Ajá.

—Pasó por esta zona, creo que ni siquiera notó mi existencia. —Me tomó de la mano mientras su mirada se hacía más depresiva.— Además, una señora vino aquí sólo a preguntarme cuánto cobraría por ser la fotógrafa en la boda de su hija. ¿Sabes que es aún peor? Que acepté.

Casados Por AccidenteWhere stories live. Discover now