DISCOLORED ━━ richie tozier ✓

Capítulo 40.

Dina.

Bev se mudaba.

Resulta que su tía no podía seguir pagando esta casa, y encima era del banco, así que volvían a su antigua casa y trabajo en Portland.

La estuve ayudando a meter sus cosas en el coche, pero ya se tenían que ir.

Nos abrazamos.

—¡Te voy a echar de menos!—me decía Bev.—Antes casi me moría estando sin tí y los demás, ahora será peor.
—Nos volveremos a ver.—dije.
—No pude despedirme de los demás, hazlo por mí.
—Lo haré.

Nos separamos.

—Y por Dios, Dina, haz que Stan y Bill se confiesen.—me pidió casi llorando.
—No llores.—dije llorando.

Re sentimental todo.

—Espero que lo arregles con Richie.
—Y yo quería que estubieras con Ben, no se puede todo en la vida.

Reímos tristes.

—No quiero interrumpir, queridas.—nos dijo su tía.—Pero el tren ya sale.

Asentimos.

—Adiós, Didi.
—Adiós, Bev.

Nos dimos un pequeño abrazo.

—Podreís hablar por teléfono.—nos animó su tía, mientras Bev entraba al coche.

Nos despedimos con la mano, y el coche arrancó.

Por ahí se va mi mejor amiga, y por ende, la única amiga mujer que he tenido.

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Bill también se mudaba.

¡Odio la vida!

Se estaba apunto de ir cuando llegué a su casa, solo le dije lo de Bev, él me dijo que se mudaban para comenzar una nueva vida luego de superar lo de Georgie, nos abrazamos y se fué.

No quiero decir que soy gafe, pero lo soy.

Ben también se muda.

Aún estaba preparando las maletas, así que me senté en su cama mientras recogía.

—Bev y Bill también se han ido.—le contaba.—¿Por qué os váis todos?
—¿Te acuerdas que eso hacía algo para que los adultos no lo descubrieran y antes de ir a enfrentarnos con él, nuestros padres no intentaron detenernos?
—Sí, era como que eso quería que fuéramos...

Asintió.

—Ahora que lo hemos superado, esa misma fuerza está haciendo esto, como después del verano con Bev y contigo.—me explicó.
—Pues esa fuerza tiene algo contra mí.—dije.

Bajamos a la puerta de su casa, puesto que ya se iban, pero mientras, nos sentamos en las escaleras de fuera.

—Te extrañaré.—le dije a Ben.—Eres mi mejor amigo y el primer amigo que tuve, es decir, ¿por qué seguiste juntándote conmigo después de presentarme? Soy una pesada radical.
—Porque fuíste la única y primera que me habló amablemente al venir aquí.—se encogió de hombros.

Sonreí.

—Bueno, pásatelo bien allá donde vayas.—le dije.
—Tú aquí también.

La señora madre de Ben lo llamó para que se subiera al coche.

Nos pusimos de pie y nos abrazamos.

—Adiós.—nos separamos.
—Adiós.—sonrió triste.
—Sí, adiós, y no vuelvas, primito.—habló su primo cuyo nombre no quiero acordarme.