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Capítulo 39.

Capítulo dedicado a Wxlfhxrdgxrl <3

(Primera vez que me acuerdo de dedicar un capítulo ahre)

—¿Cuál prefieres, el azul o el rojo?.—me preguntó Bev, sacando dos vestidos de su armario.

Los miré.

—Bev, cariño...—hablé.—No quiero llevar vestidos, con seis años dije "a la mierda los vestidos" y no me volvieron a comprar uno.
—Dina...
—Vestidos caca.

Rodó los ojos.

—¡Por favor, sólo una noche, por mí!.—rogó.—¡Te daré el más cómodo, porfi!.

Que dios me ayude.

—Vale.—bufé.

Saltó y gritó.

—Te pondré tan sexi que más chicas se harán lesbianas gracias a tí.
—No te pases.—dije.
—Ya...

Me lanzó un vestido azul por la rodilla, con hombreras, y con un cinturón rosa.

—Yo me pondré este.—me enseñó un vestido amarillo con lunares con la forma que el mío, pero de tirantes, y un poco escotado.

El mío no lo era, menos mal.

Nos dimos la vuelta para no vernos, y nos pusimos el vestido (me costó, casi me caigo dos veces).

Nos giramos.

—¿Me lo he puesto bien?.—pregunté.
—Sí...—me sacudió las hombreras.—¿Y yo?.
—Perfecto.

Sonrió.

—Toma estos zapatos.—me los dió.
—¿Con tacón? Hey, ni de coña.
—Es poco, es para darte seguridad con tu altura.—dijo ella.—Mira, me pondré yo estos y con más tacón.
—Porque eres más baja que yo.—reí.

Me pegó.

—Auch.

↭

—¡No y no!.—grité.
—¡Por favor!.—rogó.
—¡Ya me has peinado y me has puesto lentillas para no llevar las gafas, aléjate, satán!.
—Sólo es maquillaje.
—El maquillaje es la reencarnación de satán.

Rodó los ojos.

—Dina, mejor amiga... Hazlo por mí.—pidió.
—Esto ya es chantaje emocional, eh.
—Sí sí... ¿Puedo?.
—Agh, sí.

Empezó a echarme no sé qué en la cara (tengo miedo).

Noté brochas en mi cara, y luego me echó pintalabios.

—Ya está.—sonrió.

Se apartó de delante mía y me miré en el espejo de su baño.

Wuo

¿Esta soy yo?

—Se te da genial la moda.—le dije a Bev.
—Lo sé, por cierto, estás guapa con o sin maquillaje, ponte si quieres, sino, no.—me dijo.
—Nunca me pondré.

Rió.

—Ahora me maquillaré yo.

↭

Bev y yo entramos a la casa de Sally (donde es la fiesta), y nos encontramos a Ben, Bill y Eddie.

—Hola, chicos.—saludó Bev.
—Qué hay.—dije comiendo frutos secos de la mesa de aperitivos.

Los chicos nos miraron boquiabiertos.