Capítulo 31.

3.9K 307 334
                                    

Capítulo con alto nivel de cringe, lee bajo tu propio riesgo y concienciandote de que esto es humor:








Dina.

—Espera.—le dije.

No me importa hacerlo, total, algún día lo haré y no se me hace incómodo.

Eso no es para tanto, chicxs.

—¿Enserio?.—me miró.
—Sí, no me importa.—me encogí de hombros.—Además, así cojo práctica.
—No sé que pensar con eso.

Se bajó los pantalones de un tirón, y al quedarse en calzoncillos, se sentó a mi lado.

—¿Calzoncillos de canguritos?.—pregunté.
—No me juzgues, no sabía que esto pasaría hoy.

Evadimos la mirada.

—Esto empieza a dolerme más...—dijo apretando la entrepierna.
—Pues vamos.

Nos pusimos frente a frente, en posición indio -en la cama, el suelo está frío-.

Noté que se bajó los calzoncillos, y sin mirar acerqué mi dedo a su pene.

La inocente me llamaban.

La punta es como pegajosa y áspera.

Soltó un gruñido.—Mi-mierda.

Ahora si que miré.

Wuo.

Le echo 16.

La cogí y moví un poco mi mano, al acostumbrarme al tacto, empecé a moverla más rápido.

Él tenía los ojos cerrados, y la boca entre-abierta. Gimió.

—Más r-rápido.—susurró tumbándose, pero sin mover de cintura para abajo.
—Lo estoy haciendo como cuando agito mi zumo de piña antes de servir. 
—Siempre que te veía hacer eso, me imaginaba que me lo hacías a m... AAAAAGH.
—¿Por eso siempre ibas al baño corriendo?.

Empecé a mover mi mano y pasándolo por su miembro erecto  mucho más rápido.

—Sisisisisi.—dijo en un suspiro.

Pero eso no bajaba, ni llegaba a su final.

Después de esto me lavaré muy bien los dientes -y las manos, obvio-.

Introducí su pene en mi boca, e intenté llegar al fondo.

Se incorporó de un tirón mientras gemía.

—Oh sí...—susurró.—Sigue, porfavor.

Puso su mano en mi cabeza empujando para abajo, pero la quité de un manotazo.

Me deslicé de arriba a abajo, cada vez más rápido y notándole algo mojado.

Dió un gritito de placer, y se corrió, lo tragué.

Me dijeron que era dulce, pero es salado. ¡Fuimos timados!.

Me aparté, mientras Richie se tumbaba a mi lado muy agitado.

Me tumbé a su lado, con la misma respiración agitada.

Se puso los calzoncillos y el pantalón.

—¿A qué sabe?.—habló.
—Es salado.
—Me dijeron que era dulce. ¡Fuimos timados!.—dijo indignado.
—¿¡A qué si?! ¡Había pensado lo mismo!.

Nos miramos.

—Mételo ya.—dije.
—No puedo, el agujero es pequeño.—dijo Richie.—Ábrelo más.
—¡No puedo más!.
—Pues sopla.
—¿Otra vez? Ni de coña.

DISCOLORED ━━ richie tozier ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora