Capítulo 1.

5K 475 330
                                    

16 de febrero de 1990.

Dina.

Aún era temprano para las clases, así que andaba por los pasillos del instituto al que fui, viendo que casi nada cambió.

Estoy devuelta en Derry.

He estado 6 meses en Chicago con mi familia biológica (aunque somos pocos, y no hay nadie de mi edad o casi).

Buscaba con la mirada a los perdedores, sin resultado.

¿Beverly?.

No, no... Es imposible que sea ella, además, tiene el pelo por debajo del cuello.

Se giró.

Verga, es ella.

—¿Beverly?.—me acerqué a ella.

Me miró, frunciendo el ceño.

Sonrió.—¿Dina?.

Sonreí y sin más, nos abrazamos.

—¡CUANTO TIEMPO, ESTÁS HERMOSA!.—exclamé.
—¡QUE BIEN TE QUEDA TU PELO NATURAL!.
—¡PENSÉ QUE NOS VERÍAMOS MÁS TARDE!.
—¡YO IGUAL!.

Nos calmamos y nos volvimos a abrazar.

Mientras caminábamos por los pasillos, hablábamos de cómo estábamos y tal.

Ella regresó a Derry ayer, como yo. Siendo este su primer día aquí.

Dijo que su tía y ella se mudaron aquí, y yo le conté que por fin al cumplir los 14 regresé con mi abuelo.

Digamos que en este medio año mi pelo creció, ahora tengo el corte que siempre tengo pero con mi color natural.

—¿Ese es Eddie?.—preguntó.

Miré hacía donde miraba y efectivamente, era él.

Pero un poco más alto, y sin el yeso en su brazo.

Andaba solo, así que nos acercamos a él.

—¡Eds!.—exclamé.
—¡Placebo andante!.—exclamó Beverly.

Nos miró, y a los segundos, abrió los ojos como platos.

—No.—dijo sin creer que estábamos aquí.
—Sí.—asentimos.
—No.—sonrió.
—Sí.—volvimos a asentir.
—No.—sonrió más.
—Que sí, mierda.—respondí.

Se acercó a nosotras y nos abrazamos.

—¡Dios, os eché de menos!.—exclamó.
—¡Has crecido!.—exclamó Bev.

Se sonrojó.

—Como me alcances te muerdo el tobillo.—le dije.

Reímos.

—¿Y cómo habéis estado?.
—Luego hablamos de todo... ¿Y los demás?.—dijo Bev.
—No sé, probableme...—le interrumpieron.
—¡Eddie! ¡Te estaba bus...!.

Era Ben, que dejó de hablar en cuanto nos miró.

—Eddie, creo que tengo alucinaciones.—se frotó los ojos.—¿Ves lo mismo que yo, verdad?.
—Sí, idiota.

También estaba más alto.

—¡Bennyboo!.—exclamé.
—¡Didi!.

Nos abrazamos.

—Juro que te he echado mucho de menos.—me dijo.
—Yo a ti también.—sonreí.

Miró a Beverly, la saludó con la mano tímidamente.

Ella rió y le abrazó.

Que monos.

Apareció Stan, y nos miró raro, dirigiéndose a Eddie & Ben.

—¿Quiénes sois?.—nos preguntó Stan.

Nos dimos un facepalm.

Enserio, ¿está ciego o anda con alzheimer?.

—¿Es enserio?.—susurró Eddie.
—¡OH, DINA & BEVERLY, QUE CAMBIO!.—gritó, dándose cuenta.

Bueno, a el solo le crecieron los rizos.

Le abrazamos.

—¡Cuanto tiempo, pensé que veníais dentro de unos meses!.—exclamó.
—También te echamos de menos, Stanley.—dijimos Bev & yo a la vez.

Reímos.

Seguimos andando por los pasillos, según mi horario, ahora me tocaba tutoría junto con Eddie & Stan.

Por la multitud, se nos acercó Bill.

—Chi-chicos, hay un...—nos miró.—Qué.
—¡Venga chicos, ella es Dina, y yo soy Beverly!.—exclamó con voz de Dora la exploradora.
—Estáis muy li-lindas, os eché de me-menos.

El no cambió, pero tartamudea menos.

—¡Billy el niño!.—exclamé.

Reímos, y nos abrazamos.

Mientras hablábamos, caminábamos por los pasillos.

Hasta que me choqué con alguien, sin darme cuenta.

—Lo siento.

Seguimos caminando.

—Odio ma-matemáticas, ¿Y adivinar qué me to-toca ahora? ¡Sí, matemáticas!.—comentó Bill.

Y como no prestaba atención por donde iba, me volví a chocar.

Ya valí.

Me separé del pecho del chico con el que choqué.

—Santísima mierda, ¿por qué ando tan torpe?.—dije y miré al chico.

No puede ser.

—Vas follándote cosas allá por dónde vas, TorpeGirl.—dijo sonriendo.
—No me pongas más motes, Richard.
—¡Tengo derecho Dina, ya no estás decolorada!.

Los demás nos miraban como: “ABRAZARSEEEE”.

Richie & yo nos miramos sonriendo de oreja a oreja.

No ha cambiado.

Mi corazón empezó a latir más fuerte.

Nos envolvimos con los brazos, apoyando mi cabeza en su pecho.

Cerré los ojos, disfrutando de la mejor sensación de la galaxia.

Respiré su aroma, sonreí bobamente.

Nos separamos.

—Te eché mucho de menos, Didi.
—Yo a ti también.

Beverly carraspeó.—Beverly está aquí.—volvió a carraspear.
—¡Molly Ringwald!.

Reímos y se abrazaron.













































Reímos y se abrazaron

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
DISCOLORED ━━ richie tozier ✓Where stories live. Discover now