Capítulo 20.

3.2K 304 188
                                    

Nos levantamos, algo adoloridos.

Cuando empezamos a andar, oí detrás mía que alguien caía al agua.

Me giré.

—¿Una ayudita?.

Oh, es verdad, Dina.

—¡Cielos! ¿Qué te ha pasado?.—Eddie fue hacía ella.
—No sé, probablemente​ cuando el payaso me hizo volar literalmente, me jodí el tobillo o algo.
—Anda, sube a mi espalda.—le dije.

La ayudé a que se suba, la sujeté por las piernas y enrrolló sus brazos en mi cuello.

¿Yo, nervioso? Para nada, lo estarás tú.

Empezamos a caminar para salir de la cloaca.

Los Bill's y los Eddie's iban delante con linternas.

¿Sabéis ese momento en cuándo la persona qué te gusta está muy cerca tuyo y te pones nervioso?.

PUES ESTOY EN ESE MOMENTO AHORA MISMO.

—¿Qué pasa ahora mismo?.—me preguntó Dina.
—¿Hablé en voz alta?.
—Solo un poco.—dijo en mi nuca y me estremecí.

Por fin salimos de la cloaca, era de noche pero la luz de la luna nos alumbraba.

—Pro-prometer que...—habló William de 1990.—S-si e-e-eso vu-vuelve, v-v-volveréis.
—N-nosotros ya hicimos una pro-promesa.—dijo Bill.
—Yo prometo volver.—dijo Beverly levantándose.

Los de este Derry, se fundieron en un abrazo.

—Venir, capullos, uniros al abrazo.—nos llamó mi otro yo.

Fuimos y también los abrazamos.

Dina.

—Mirar, la niebla.—indicó Mike.
—Nos tenemos que meter ahí.—dijo Ben.
—Supongo que esta es nuestra despedida.—hablé.

Cada uno, se despidió de su otro yo y se metió en la niebla.

Ojalá hubiera conocido a mi otro yo.

—Adiós, jelipoller.—le dijo Richie a su otro yo.
—Adiós, estúpido.
—¿En paz?.
—En paz.

Se dieron un apretón de manos.

Sonreí.

—Adiós a todos, y gracias.—les dije.
—No las des.—respondieron.—Adiós.

Nos metimos en la niebla.

Vimos la silueta de la tortuga y la siguió.

La niebla se fué.

—Estamos en nuestro Derry.—habló Bev.
—Casita, al fin.—dijo Stan besando el suelo.
—Tío, que puto asco.—se quejó Eddie.

Un timbre sonó, y vimos que la gente salía de la escuela.

—¿Solo nos hemos ido toda la mañana?.—preguntó Ben.
—Lo que a-allí era un día e-entero, aquí solo ha s-s-sido la mañana.—dijo Bill.

Caminaron hasta las bicicletas.

—¡Mierda, hoy tenía exámen de sociales!.—exclamó Richie.—Maldita estampa de la puta tortuga de mierda.
—Es mañana.—le dijo Stan.
—Ah.

Reí.

Cogimos las bicis, mientras la gente nos miraba raro, y otras, se reían.

—Es verdad, estamos hechos un asco.—dijo Bev.
—Mi madre me va ha matar.—susurró Eddie.
—Y mi abuelo creerá que me ha pasado algo y me hará un interrogatorio.—dije.

Richie ayudó a sentarme en su asiento de atrás.

—Es que en teoría te ha pasado algo.—me dijo Mike.
—Claro, Mike, mira, voy y le digo: "Abuelo, es que una tortuga nos ha llevado a mis amigos y a mi a otra dimensión donde habían otros nosotros, hemos luchado contra un payaso demoníaco en las alcantarillas y me ha roto un tobillo. Pero, abuelo, este verano mis amigos y yo también luchamos contra un payaso del infierno aquí, casi nos mata pero lo matamos. Así que no pasa nada, abuelo, ¿me haces un estofado? Tengo hambre".
—Vale, dile eso, alomejor cuela.—me dijo Mike.

Rodee los ojos.

Empezaron a pedalear.

Nos fuimos despidiendo de los demás, y llegamos a mi casa.

Me pude bajar apoyando el pie que tenía bien.

—Cuidado, ve a la pata coja.—me dijo Richie ayudándome a llegar a la puerta.

Le hice caso y fui saltando con un pie.

Llamamos al timbre.

Richie y yo nos dedicamos una mirada nerviosa.

Mi abuelo abrió.

Nos miró de arriba abajo.

—¿Ha llovido barro?.—preguntó y miró al cielo.

Fruncí el ceño.

—Hola señor abuelo.—le dijo Richie.—Estábamos en educación física...
—Y corriendo por el patio nos caímos en un gran charco de barro.
—Y ella se ha roto el tobillo.
—Y se me han roto las gafas.
—Pero yo estoy bien.—sonrió.

Le miré mal.

—Cielos... Pasad.

Fuimos al salón y nos sentamos en el sofá.

Le di las gafas rotas a mi abuelo.

—¿Y dices que te has roto un tobillo?.
—Eso creemos.—respondí.—No puedo apoyarlo, ni moverlo. No sé, es raro, no lo siento.
—Tendré que llevarte al hospital, y también comprarte otras gafas.
—Bueno, yo voy a casa a ducharme, que tengo los huevos húmedos.—dijo Richie levantándose.
—No hacía falta esa última información.—dije.
—Hasta pronto.—se despidió mi abuelo.
—Adiós, señor abuelo.

Me acarició la cabeza.

—Mejórate, Didi.

Fue hacía la puerta.

—Adiós, Rich.

Se fué.

—Me gustaría que él fuera el padre de mis bisnietos.—dijo mi abuelo.

Lo miré.

—Abuelo.—lo llamé.—No quiero tener hijos.
—¿Por qué?.
—No sé, simplemente, hasta que no cambie de opinión, no quiero ser madre.—dije.—Y por no querer tener hijos, no soy menos mujer.
Asintió.—Lo sé, cariño.

Es eso y... Que no quiero que a mis hijos les pase lo que a mi.

No quiero ser como mis padres biológicos.

—Bueno, ¿y cómo te caíste? ¿por qué él también? ¿quién te da gimnasia? ¿por qué había un charco en el patio? ¿por qué te rompiste las gafas y él no? ¿y por qué con una simple caída te rompiste el tobillo?.

Y aquí está el interrogatorio.

—Mejor voy a ducharme.





























—Mejor voy a ducharme

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
DISCOLORED ━━ richie tozier ✓Where stories live. Discover now