Capítulo 1 - Revelando verdades (En edición)

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Alcé mi cabeza al ver la casa con lápices de colores como rejas, que le otorgaba un toque de prisión infantil. Se veían varios niños jugando animados en el patio, la mayoría de estos, aparentaban tener de cuatro a cinco años.

Abrí el portón del jardín de infantes, y lo cerré luego de pasar. Recordé la primera vez que entré allí. Los niños jugaban y reían como si la vida se tratara de un recreo, al igual que ahora.

Recuerdo que mis rodillas temblaban y me hacían lucir inestable. Mi espalda estaba completamente húmeda debido a mi nerviosismo.

No era un Kinder garden de los más grandes, era pequeño con pocos alumnos. En un promedio, veinticinco niños por cada generación.

Ignorando las risas y carcajadas, crucé por el camino df e piedra hasta llegar a la entrada. La puerta de vidrio poseía plasmado de manera colorida el nombre del jardín: "Little Sunshine". Una cosa que me agradó mucho del Kinder fue el nombre, tan tierno y dulce.

Las puertas de vidrio automáticas se abrieron al instante que llegué a ellas, para después cerrarse cuando me adentré. Encontrando a Ella, la recepcionista y secretaria.

Muchos suelen decirle la pequeña Ella, ya que es muy menudita. Aun que no encuentro el propósito de ese apodo ya que trabaja en un jardín de infantes, en donde los mismos niños le llaman pequeña Ella.

La recientemente nombrada, hablaba por teléfono concentradamente; era como ver a una adolescente de quince años realizando una llamada crucial con una amiga sobre un chico.

Al verme me dedicó una amplia sonrisa, al instante se la devolví. Ella siempre le sonreía a todos, tan gentil y simpática. Esta me señaló que pasara con el dedo indice.

Me adentré en el pasillo de alfombra azul marino y paredes blancas con dibujos. Recuerdo que Ella me había contado que estos dibujos los hicieron los ex alumnos que en el presente son adolescentes.

La puerta del área de bebes estaba abierta. Vi allí a los más pequeños, bebes menores a nueve meses dormían plácidamente. Diferentes niños, morenos, pequeños, gorditos, menudos, con mucho cabello, calvos, etc..

Una chica alta, se encontraba sentada en una silla amarillo chillón que me recordaba a un pato de hule. Estaba con un libro en la mano. De cualquier forma, se la veía atenta a cualquier percance que les pueda suceder a los bebes. Trabajar en ese sector debe de ser difícil, me refiero a que, si uno llora, todos lloran.

Al sentir mi presencia elevó la mirada, la saludé con la mano y con una sonrisa, sin decir nada ya que no quería que los bebes despertaran. Esta respondió de la misma manera.

No sabía su nombre ya que había entrado hace un mes más o menos.

Recorrí un poco más por el pasillo de alfombra azul, pasé un par más de aulas, de diferentes edades, un año en adelante, cinco años...

Al llegar al aula de los niños de dos años, empujé un poco la puerta ya que esta estaba entornada. Briana apareció a mi encuentro segundos después, tal vez me estaba esperando.

- Lidia- me saludó con su voz aguda.

- Hola- le sonreí y besé su mejilla- ¿Cómo estás?

- De maravilla, ¿tu?- movió su dorada oscura cabellera de lado a lado.

- Bien, gracias.

Observé como todas las criaturas de dos años en adelante dormían como si el mundo fuera tan simple como dormir. Los niños siempre encuentran todo simple... adoraría volver a ser una niña.

- Están tomando la siesta aún, pero la preparamos antes ya que avisaste que la llevarías al doctor.

Asentí con la cabeza al comprender lo que Briana me dijo. Todos los pequeños dormían cubiertos con sus mantas de colores, ¡cuanta variedad! Las rosas para las niñas eran las cuales predominaban, pero aún así habían verdes, azules, violetas, amarillas, con caricaturas, etc.

Cómo Ocultar un Secreto a Todo el Mundo © HISTORIA COMPLETA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora