Capítulo 2 - Alicia (En edición)

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La mañana siguiente me desperté por la madrugada sin necesidad de despertador.

Dejé a mi pequeña delicadamente y con cuidado, de no despertarla, en su cuna, ya que durmió en mis brazos la noche pasada.

A mi suerte la cabeza no me dolía. Resulta que cuando lloro antes de dormirme, al día siguiente mi cabeza hace que sienta que fui de fiesta la noche anterior; pero este no era el caso.

Lola se acomodó mejor en mi cama, ocupándola por completo. Los viernes ella no estudiaba ni trabajaba, por lo que siempre dormía hasta tarde y se quedaba a cargo de mi pequeña hasta la hora de llevarla al jardín. Ella misma, ya hace tiempo, se había ofrecido a hacerse cargo de De-de todos los viernes.

Me di una ducha rápida y me coloqué unos jeans negros de tiro alto, una blusa peplum blanca. Debatiendo si ponerme unas plataformas o mis tacones, me decidí por mis tacones negros. Me maquillé apenas sin exagerar y cubriendo las varias imperfecciones.

Acomodé mis gafas de lectura en mi bolso, pañuelos, mentas, un poco de maquillaje, cheques, tarjetas, dinero, licencia de conducir, todo lo necesario para salir de casa.

Tomé mi blazer de color rosa, y luego de depositar un beso en la cabeza de mi niña me marché hacia la cocina. Allí se encontraba Danny, el cual también trabajaba los viernes por la mañana.

- Hey, princesa, ¿todo bien?

Besó mi frente cuando entré a la cocina, y le di un abrazo agradeciendo a su apoyo constante.

Asentí con la cabeza como respuesta a su pregunta sonriéndole. Era un nuevo día, y hoy tenía mi cita con el sexy pediatra, por lo que iba a ser un buen día

- Todo bien- asentí mientras que Danny me alcanzaba un tazón para el cereal que siempre comía todas las mañanas.

Coloqué leche, para después verter el cereal. No era de colores como el que comía en mi adolescencia por lo que no eran tan divertidos mis desayunos. Supongo que al mudarme a Los Angeles creí que debía madurar con el cereal. Eso ni siquiera tiene sentido.

Antes de ir a trabajar, fui al baño a comprobar de que todo estuviera en orden, es decir, mi cabello, y mi maquillaje.

Retoqué levemente el polvo y me hice una cómoda trenza espiga. A gusto con el resultado final, di mi visto bueno. Guardé nuevamente todo en mi bolso para después besar la mejilla de Danny y dirigirme a trabajar.

Trabajaba en una companía de fotografía, por supuesto que no era fotógrafa. Mi trabajo consistía a ayudar en todo el aspecto a la fotografía, todo que tiene que ver con el arte y la expreción.

Luego de aparcar, caminé hacia mi empleo. Saludé al portero del edificio y me dirigí al ascensor. Trabajaba en un edificio enorme, este estaba lleno de oficinas de distintas temáticas. Nuestra empresa de fotografía, "better in an image", poseé 4 pisos.

Cuando la puerta del elevador se abrió en el piso 10, solté un suspiro de alivio. La música esa era sofocante. Sofocante y monótona.

Enseguida vi a Kent, el fotógrafo de desnudos. Adoraba su trabajo aunque es homosexual y nunca ha tomado fotos del genero masculino.

Cuando eso suceda me encargaré de tener mi día libre.

Al llegar hasta él, me saludó y obligó a que girara sobre mi misma.

- Vamos Kent, ¿en serio?- pregunté antes de dar una vuelta.

- Siempre me pregunto por que aún no te he fotografiado.

- ¿Por qué soy una "especie" de monja y no me dejo fotografiar al desnudo?, ¿tal vez?- elevé mi ceja con una sonrisa.

- ¡Claro!- soltó una risa contagiosa-. Monja y con una hija.

Cómo Ocultar un Secreto a Todo el Mundo © HISTORIA COMPLETA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora