Final| Segunda Parte

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Violencia

FINAL| SEGUNDA PARTE

Aubrey Henderson

Me siento helada, algunos rastros de sangre se han secado por la fría brisa que hace en lo alto de la montaña y lo faltante se concentra en la camiseta blanca de Drake, volviéndola húmeda. Mi cabeza sigue pegada a su pecho, el corazón le late rápido, se mueve sin sintonía junto con sus respiraciones.

Tiemblo, mis lágrimas y sollozos no se detienen mientras aprieto el bajo de su espalda con ambas manos, mi agarre es de desesperación, de sufrimiento emocional, es el reflejo de un quiebre profundo en mi alma. Cierro mis ojos negando las cosas atroces que se cometieron, y vuelvo a gritar contra la tela de su camiseta. Los brazos me rugen del dolor de los cortes, al igual que mis rodillas.

Soy consciente de mi doloro llanto.

Todo tiene un precio, ¿no es así? El dinero que pagó mis estudios, mi vestimenta y alimentación fue gracias a las muertes de mi padre y del hijo de Max que le llevaron a Ari a sucidarse. Vuelvo a gritar mientras mi frente palpita. ¿Por qué Max lo hizo? ¿Como medida drástica de la desesperación por no quedarse en la ruina? Max es un monstruo y Nuada es el diablo, el primero planeó, el otro ejecutó. Los dos son seres abominables...

—Aubrey... —Drake emplea un tono suave que aleja en seguida mis pensamientos.

Mi respiración se detiene, inicio de nuevo y percibo la esencia de chocolate que brota de su cuello. Abro los ojos y me separo despacio para mirarlo. Lo observo a detalle, bajo sus ojos se acumulan unas bolsas moradas que dan paso a las ojeras, sus ojos lucen un poco opacos y sus labios resecos forman una línea fina mientras sus pobladas cejas se arquéan pensativas. Luego está su cabello todo desparramado que cubre su frente dándole una apariencia descuidada.

Mis ojos se cristalizan.

Utiliza su mano para retirar los mechones de cabello que se han pegado en mi frente por la sangre, al mismo tiempo que limpia mis mejillas con sus dedos pulgares. Aprieta mi mentón para alzarlo. De reojo incursiona en mis heridas y sus facciones se endurecen, está intentando controlarse, el rojo va apareciendo en sus mejillas a causa de la ira.

—¿Qué ha ocurrido, Aubrey?

Bajo la mirada, pero él me aprieta del mentón y lo alza para que mis ojos no se despeguen de los suyos en ningún momento.

—Te noto inquieta querida, respóndele —se acerca Max, la curiosidad brota en sus ojos. De pie, inquieto, espera mi respuesta.

—Sé lo qué hiciste, sé el monstruo que eres. .

—Yo no he hecho nada, no sé a qué te refieres. —Aprieta la mandíbula. Sus ojos dudan y una risa nerviosa se le espaca—. Creo que te has confundido de persona.

Aguanto la respiración, las manos me tiemblan. Y aunque sus manos están manchadas de sangre, no admite su culpa. Quiere jugar con mi mente, convencerme de su inocencia, pero yo ya sé la verdad.

—He leído el diario de Nuada.

Mis palabras lo hacen retroceder. Cualquier rastro de sonrisa es eliminada. Su mirada se posa instintivamente en su hijo antes de ser juzgado.

Drake se tensa, incluso creo que deja de respirar. Lentamente dirige la mirada hacia él. Sus ojos se mantienen fijos en su figura, no pestañean.

—¿Qué hiciste, padre? —Su voz baja de tono, la decepción es evidente.

Azul DestructivoWhere stories live. Discover now