13| Lastímame, una vez más

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Zury fiel a sus palabras nos hizo practicar sin descanso toda la semana. Hasta que ha llegado el tormentoso día de la presentación que se dará después de la premiación, estoy muy nerviosa al contemplar a los miles de estudiantes que han venido a presenciar la carrera de 400 metros lisas.

—Quédate quieta —me ordena mientras pasa el delineador por mis párpados.

—¿Qué tan importante es esa carrera? Han venido muchas personas. —Tomo su muñeca con apremio—, no mencionaste que tendríamos un público tan grande. Si lo me hubieras dicho...

Las manos me sudan, mi corazón se agita impaciente y mastico más de media hora el mismo chicle que ha sacado Zury de su bolso para aliviar mi pánico.

—No hubieras aceptado ni porque me parara de cabeza. —Dibuja una sonrisa que pide perdón—. Aubrey, la carrera es para darle prestigio a la universidad, solo corren los mejores y ya sabes cómo es aquí, les gusta mostrar la excelencia de los estudiantes frente a las demás instituciones. Así ha sido todos los años, tú no lo has notado porque no has asistido.

Suspiro y suelto su mano. Dejo que continúe con su labor de maquillarme, mis manos tiemblan demasiado que sería imposible pasarme el delineador sin que este se corra por todas partes, por eso he dejado que Zury me ayude.

Espero unos minutos hasta que ella termina. Tomo el short del sillón juntamente con mi blusa negra pegada al cuerpo, a pesar que hace frío, debo respetar el uniforma que ha mandado hacer Zury.

—¿Alguna vez te has enamorado del mismo chico que te rompió el corazón? —digo mientras se pasa la plancha por un mechón rizado. Necesito un consejo, pero debo ser muy minuciosa con lo que pregunto.

—No, tengo amor propio. Incluso creo que demasiado. —Hace una mueca de satisfacción—. Digamos que si me haces una ofensa es difícil que te perdone, ¿qué se puede hacer?, así soy. —Levanta los hombros quitándole importancia al asunto.

Es un alivio que después de tantos años de amistad no nos hayamos separado, porque con aquella confesión, es seguro que yo le hubiera buscado para hacer las paces.

—¿Por qué? ¿Hay alguien que deba saber? —Detiene la plancha y la aleja de su cabello para mirarme con el entrecejo fruncido. Está relacionando mi pregunta con Drake y no está lejos de adivinarlo, me conoce muy bien.

—Solo tenía curiosidad —Me encojo de hombros—, quería saber si era posible.

—Ya pensé que me estabas mandando una indirecta, porque es obvio que ya lo superaste —dice con tranquilidad y vuelve por otro mechón para alisarlo—. El mundo está lleno de chicos mujeriegos e insensibles que no se cortan al momento de jugar con los sentimientos de la gente. Una chica les rompe el corazón y luego ellos van y rompen a diez o más inocentes, luego ellas hacen lo mismo con otros hasta formar una cadena de la que nadie es correspondido—silba—; para eso, mejor estamos solteras.

—¿Y qué pasa cuando una alma rota se encuentra con otra oscura? —pregunto

—Las dos se marchitan.

***

Sentadas en las gradas superiores de la pista esperamos que la carrera empiece. Drake luce una pantaloneta roja, que permite ver sus piernas fibrosas, son largas y llenas de músculos. Lleva una camiseta blanca con un gran número, 157 en su pecho, se ve diferente con esa ropa que con la negra que suele usar. Es más, le da una apariencia de un deportista lleno de calidez, debe ser por el color que cualquiera tendría la confianza de acercarse.

Azul DestructivoDär berättelser lever. Upptäck nu