37| Lo que fuimos [1/2]

461 43 3
                                    

[CAPÍTULO ESTRELLA ★]

36| LO QUE FUIMOS 

DÍA DE LA COMPETENCIA, DOS AÑOS ANTES

Aubrey Henderson

Luego de que Drake me recogiera del consultorio clínico decidimos que pasaríamos juntos el resto de la tarde en la playa, con la finalidad de que ambos nos relajáramos: en mi caso por las preguntas que había tenido que responderle a mi psicóloga sobre mi pasado, mientras que Drake estaba ansioso por la competencia que se daría en unas horas.  

El sol de las cuatro es perfecto para disfrutar de las olas y de la tibia arena en mis manos, la misma que uso para formar gruesas capas sobre el cuerpo de Drake a excepción de su rostro. ¡El venir aquí ha sido una idea brillante! Me divierto trazando los bordes de su cuerpo para enfatizar su figura. Sus  pestañas rizadas se mueven lentamente y frunce el ceño cuando se percata que formo dos bolas de arena para colocarlas en su pecho a modo de atributos femeninos. 

—Qué demonios Aubrey... —Levanta la cabeza sorprendido para fijar sus ojos azul mar a los míos.

—¿Qué? —Me encojo de hombros, sabiendo perfectamente que he profanado su figura. Admito que me encanta molestarlo, así que con el objetivo de intensificar su respuesta, tomo mi cámara del bolsillo de mi chaqueta y le hago una foto—. Ya tengo algo para desacreditarte. —Muevo el aparato entre mis manos mientras empiezo a reírme.

—¿Tú crees? —Entrecierra sus ojos y luego forma una sonrisa malvada. Hace presión con su cuerpo y la arena bien formada empieza a romperse hasta resbalar hacia el suelo. Todo mi trabajo se ve eliminado en pocos minutos. 

Me levanto con disimulo, mis hombros se mueven de las risas que creo, retrocedo hasta que mis pies tocan el borde de la arena húmeda y el agua me moja los pies. 

Drake sacude su cuerpo con el objetivo de librarse de la arena incrustada en su piel, que de lo que es blanco lo deja moreno. Termina a medias con el propósito de perseguirme antes de que salga corriendo directo a la mansión. 

Huyo de él, ignorando a mi cabello largo que en ocasiones me cubre el rostro y me dificulta ver el camino. Está tan cerca de alcanzarme. Sofoco un grito y aumento la velocidad. Salto un charco lo que causa que pierda una sandalia. 

El cielo está despejado por ende el sol ha calentado la arena más de lo que mi pie puede soportar, entre saltos, me aproximo a la orilla donde la arena es más fresca y suspiro de alivio al impactar las suaves olas en mis tobillos.

—Aubrey, Aubrey... —susurra Drake en mi oído. Me tenso e intento correr nuevamente, pero él es más rápido. Me toma de la cintura con ambos brazos y me levanta hacia su hombro para cargarme. Se adentra al mar que nos acepta sin problema. 

—Drake, espera. —Mi risa no se detiene.

—No, no espero —dice con humor. Sus manos están rasposas por la arena y conforme se mueve, más arena cae desde su cabello negro hasta mi cuello, el mismo que empieza a picarme.

Paso mis brazos por su cuello y me aferro a él con confianza, el agua va subiendo lentamente hasta nuestros hombros. Me suelta a fin de que él pueda sumergirse y lavarse los restos de arena.

Dos almas danzan la música de la alegría y se conectan como ninguna otra podría hacerlo. Son exclusivas cuando el brillo de sus ojos transmiten el misma intensidad. Son luz a la misma vez que oscuridad, pero eso no las separa, las une. Una acude a encender la llama del otro, comparte su calidez para eliminar el frío, la soledad y el dolor que la otra siente.    

Azul DestructivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora