C A P Í T U L O 49

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Normalmente en las reuniones, Sonia y yo somos los niñeros, quisiera estar desocupado en mi propia fiesta de cumpleaños.

La puerta se vio abierta por una de mis primas, tal parece que había escuchado todo el alboroto. Me libré de los niños como pude, la susodicha estaba esperándome en la puerta muerta de risa.

—¡Hola! —Estiró sus brazos.— ¡Feliz cumpleaños! —Me abrazó.

Cesó su apapacho, miró a Amy y posteriormente, volvió a verme a mí con un semblante galante.

—No pierdes el tiempo, eh. —Me dio toda una sucesión de codazos.

Se acercó a ella, Amy se presentó con formalidad extendiendo su mano para darle un apretón. Mi prima le negó el estrechón, en su lugar, la abrazó fuertemente.

Un fuerte lazo que nos unía, además de la sangre, era el cariño, la seriedad tendía a escasear. Todos siempre se mostraban con un carácter cálido y solar.

En cuanto posé mi planta del pie en el interior de la casa, me vi acribillado por felicitaciones y abrazos por parte de mi familia. Y apenas era la sala, me faltaba recorrer la cocina y el patio trasero.

Vislumbré a Amy, me fue inevitable no soltar una sonora carcajada. Era abrazada, saludada e interrumpida verbalmente entre familiar y familiar al mismo tiempo. Se había convertido en la primer chica que presentaba como novia ante todo mi "séquito", era de esperarse que estuviesen ansiosos por tratarla.

Conecté mi mirada con la de ella, me rogó ayuda con sólo una mueca. Me desternillé nuevamente y fui hacia ella.

—Bueno, bueno, ya, fue suficiente. —Intervine.— Denle un respiro. —Pedí con gracia.

La tomé de la mano yendo hacia la cocina, mi madre estaba allí. En cuanto me vio emprendió carrera hacia mí, me asfixió con sus brazos y me felicitó animadamente.

—¡Oh! ¡Amy, hola! —Festejó dándole abrazo como forma de saludo a mi novia.

Sonreí como un bobo, adoraba que no existiese enemistad alguna entre ambas.

Permanecí de brazos cruzados a la altura del pecho y sonrisa ladina en mi rostro; paseé mi vista por el resto de la cocina, percatándome de mi antigua rival, mi tía de carácter sumamente fisgón.

—¿Y la novia? —Por fin salió a flote la cuestión.

He estado esperando tanto esa pregunta hoy...

—Aquí está. —Señalé a Amy con gran egocentrismo.

Ella saludó a Amy con entusiasmo. ¡Por fin pude responder a esa pregunta sin quedar en ridículo!

—¿Y bien?

—¿Y bien qué? —Interrogué.

—¿Y la boda? —Preguntó.

Váyase a la mierda.

Escuché la risa escandalosa de mi tío, quien agregaba especias a la comida.

—Aún después de la boda no podrás librarte de sus preguntas incómodas. —Sentenció.

Rodé los ojos. Fui a la parte trasera de la casa, había un aparato de sonido de  gran tamaño, siendo Manic quien ponía la música desde una laptop. Él sólo señaló a "la pista de baile" con enojo.

Casados Por AccidenteWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu