Capítulo 28: Una pesadilla vivida

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~°~°~°~ Horas antes ~°~°~°~

–  Sin piedad – Sebas comentó mientras observaba a los otros chico.

Mario señalo a Sebas para que aguantará las manos de la chica, antes de pararse detrás de ella, arrodillándose y colocando las manos en las nalgas de esta, y abrirla un poco.

Juanpa quien aún tenía la cámara en mano, se dirigió detrás de este, grabando las partes de la chica, antes de ver como Mario se bajaba el zipper, sacando su miembro, que al igual que el primero se encontraba duro. Una vez su miembro estuvo afuera, agarró los muslos de la chica, manteniendo en posición a su amiguito, antes de bajarse, entrando en ella, moviendose hacia al frente  y para atrás con un ritmo brusco, dejando su miembro entrarle por completo.

Los gritos de la chica contenían cada vez más dolor, sintiendo como su cuerpo era nuevamente invadido, era bruscamente raspado contra la madera del suelo, mientras se combinaba con las risas de los chicos.

- Esto es lo que merecen enfermos como ustedes - Sebastián gruño, tomando a la chica por el pelo, levantándola y haciendo que viera hacia él.

Mario terminó fuera igual que el primero, antes de mirar hacia Juanpa y Sebastián - ¿Ahora quien quiere ir? - Este sonrió, mientras se subía el zipper.

Sebastián observó a Juanpa - A nosotros nos gusta la comida para llevar - Este sonrió con malicia, mientras la soltaba.

Está se despegó del suelo, con un horrible dolor entre medio de sus piernas, con unas ganas de vomitar horrendas. Se levantó con dificultad del suelo, arrastrándose hacia la puerta del edificio, mientras Juanpa la grababa, y Sebastián buscaba una botella de alcohol del sitio, sacando una de Bacardí, y caminando nuevamente a la mesa.

- Vamos a darle 5 minutos, luego la seguimos, ahora a celebrar - Este anunció sirviendo cuatro vasos.

Twan observó a la chica, arrepentimiento creciendo en él « Yo no quería hacerle eso » pensó, la ansiedad invadiendo lo, causando que tomará los pulceras en su mano y las estirará, soltando las dejando que golpearan su muñeca, un proceso que siempre hacia a causa de la ansiedad.

La peli-azul, salió del edificio, bajando con pesadez por las escaleras, dirigiéndose al rededor de este continuando al bosque. Sus pasos eran lentos y temblorosos, casi en el borde de caerse y no querer caminar más. Unos minutos después las voces de los chicos fueron apareciendo, en aquel bullicio de viento y aves. Está intento acelerar el paso, pero fue un fracasó, al tropezar se con una piedra, cayendo al suelo.

- Al parecer le gusto la jugadita, pensé que llegaría más lejos - Sebastián burló, señalandole a Mario para que la tomará por las manos.

Entre los dos la levantaron, arrancándole la camisa, y colocandola con la piel expuesta encima de una piedra, la cual era punto directo al sol, quemando el estómago de la chica al hacer contacto con la superficie caliente.

Sebastián fue el próximo, bajandose los pantalones y posando una mano en la espalda de la chica mientras con la otra enrollaba el cabello azul en esta.

– Jugaré con el otro hoyo – Este sonrió usando sus dedos para empujar las nalgas de la chica hacia los lados, y acercando su miembro a la entrada de esta por la parte trasera.

Sonrió al ver lo apretada que está estaba, moviendo su miembro hacia este, antes de negar la cabeza, arrodillándose y sacando la pistola que tenía en su bolsillo del pantalón. Se volvió a levantar, posando lo boquilla de esta en la entrada, y empujándola hacia adentro, mientras con su miembro entrando por la vagina de esta. Causando un horrible grito de dolor salir de su boca, alarmando la nuevamente, al sentir ambas entradas ser invadidas, una de ellas botando sangre, al ser prácticamente destrozada con la pistola. El chico no salió al llegar a su límite, viniéndose dentro de la peli-azul, jadeando por unos segundos, mientras apretaba el agarre que tenía en el cabello de esta, para que no se soltará. Al salir, observó las nuevas y frescas lágrimas que recorrían la cara de la chica, mientras dejaba reflejar dolor en los ojos.

Sebas se alejó de la chica, viendo como está se empujaba fuera de la roca cayendo al suelo, arrastrándose lejos de los chicos, su cuerpo apenas respondía, una combinación entre cansancio y dolor inhumana, está siguió con un intento vago de escapatoria, antes de encontrarse con su reflejo en un charco de agua. Se observó unos cuantos segundo, unos segundos que bastaron para ver como sus ojos se apagaban, el brillo de estos se esfumaban, y sus mejillas eran manchadas.

- Te agrada tu aspecto - Sebastián comentó arrodillándose al frente de ella - Deberías de verlo desde más cerca - Este sonrió, poniendo una de sus manos en la cabeza de la chica, y empujándola hacia el charco.

Está forcejeaba, o al menos hacia el intento de sacar la cabeza fuera del agua, para poder respirar, y evitar que está entrar en su boca.

- Creo que ahora es mi turno - Comentó Juanpa caminando hacia la chica, colocando la cámara al frente de ella, captando lo que sucedía.

El chico se desabrocho los pantalones, trepando se en la chica, y entrandola, moviéndose con rudeza.

Poché ya para eso había perdido las ganas de combatirlo, y ni una palabra era dicha, ni siquiera los gritos, pues ya había caído en cuenta que no importará cuanto gritará por ayuda, nadie la iba a escuchar. Ni siquiera Calle, aún que por esa parte pensó que se lo merecía, pues si hubiera escuchado a la castaña desde un principio esto no hubiera pasado, para más decir se hubiera evitado.

A lo que el chico acababa, su respiración se fue apagando, cerrando los ojos al quedar inconsiente. Un peso en su espalda la volvió a levantar, mirando de reojo hacia atrás visualizo con una expresión borrosa a Sebastián, con un pies encima de ella.

- Esto no es algo que suelo hacer, pero a ti te daré 5 minutos para que corras - Este comentó sacando una pistola y cargándola - Espero que seas rápida - Burló, quitando el pies de encima de la chica.

Poché hizo una mueca de dolor, empujandose lejos del suelo, el primer intento siendo un fracasó al volver a caer, antes de intentarlo nuevamente levantandose con dificultad, corriendo en una forma débil, y cansada, evitando caer de nuevo, escuchando a lo lejos al chico contar.

Su recorrido la llevó hacia un puente, dejándola expuesta a quien sea que pasará, para pedir ayuda, pero para su suelte, no había ni un alma por esos lares.

- Esto fue lo mucho que pudiste correr, me impresiona - La voz de Sebas se escuchó - Me preguntó que dirá Daniela cuando te vea, oh verdad, ya ella no quiere saber de ti, después de todo la empujaste a un lado a pesar de que dijera la verdad - Un disparo se escuchó, la bala pasando por el lado de la peli-azul.

La peli-azul se acercó al borde del puente, viendo que este tenía una ruptura en el para pasar, observó a los chicos, con una mirada blanca antes de darse la vuelta, abriendo los brazos hacia los lados, dejándose caer. Los chicos corrieron hacia la ruptura, asomándose y disparando con un poco de desesperación.

- ¡BUSQUEN LA! ¡NO PODEMOS DEJARLA CON VIDA! -

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Poché se despertó, su respiración agitada, el trauma, la ansiedad y mucho más sentimientos que revolcaban cada sentir de su ser - No puedo con esto -

Te Entregare Mi Corazón - [Completado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora