Capítulo 30

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Madeline

Un montón de niños hacen cola de la mano de sus padres, entusiasmados con la idea de que hoy Santa Claus llegue por fin a la ciudad para charlar con ellos un rato. Han preparado en el centro de la plaza principal un trono para él, y alrededor varios puestos en los que se venden típicos souvenirs de Fool's Gold o deliciosas golosinas, además de adornos navideños de última hora.

Paso mis dedos por el decorado que adorna la manta que he escogido en uno de los puestos. Es precioso, pero no termina de convencerme. Dejo la manta en su sitio, agradeciéndole a la mujer que trabaja en el puesto su ayuda. Doy unos cuantos pasos hacia atrás embelesada por todo lo que me rodea, hasta que choco con alguien, y doy media vuelta para disculparme.

-Hey. - me saluda Johnny, parece sorprendido de verme.

-Hey. 

-Hace algunos días que no te veo.

-Ya. - me limito a decir.

Se hace un extraño silencio entre nosotros, solamente interrumpido por los pequeños toquecitos que da él a una cajita de madera.

-Bueno, ¿qué has estado haciendo?

-Seguir planeando la boda de Ginger. 

-Oh, claro. - sonríe. 

Otro silencio vuelve a aislarnos del resto de personas, hasta que me atrevo a tomar la iniciativa.

-¿Y tú?

-Nada en especial, solo vagar por casa.

-¿Vagar? - él asiente. -Es una palabra bastante similar a "pasear".

Ambos nos reímos, recordando aquella vez en la que colgamos unos lazos pidiendo un deseo.

-Ten cuidado, tal vez acabes poniendo el freno. - bromeo.

Johnny se muerde el labio inferior a la vez que sonríe ante mi comentario. Es demasiado atractivo, no me extraña que sea uno de los actores más aclamados de Hollywood en los últimos años. 

-Bueno, voy a seguir con mis compras. - me excuso.

-Sí, yo también. Me está costando mucho encontrar el regalo navideño adecuado para Ginger.

-¿Qué has encontrado hasta ahora? - pregunto

Él mira la cajita de madera que tiene entre sus manos.

-Pues una pequeña linterna con tres tipos diferentes de iluminación.

Definitivamente, Johnny era la persona a la que peor se le daban los regalos en este mundo.

-¡Wow! - exclamo. -Es...

-¿El regalo más inútil de la historia?

-¡Sí! - me río.

-Lo sé, lo sé. Normalmente es mi asistente quien hace estas cosas por mí. Sin embargo, este año quería hacerlo yo solo.

Imagino la cara que pondrá Ginger cuando abra el regalo de Johnny. Intentará disimular que es el mejor regalo de Navidad que ha recibido, como siempre hace cuando se trata de su hermano. Pero no quiero que tenga que  fingir.

-Ven conmigo. - lo invito, aunque se queda ahí parado. -¡Vamos!

-Está bien.

Caminamos unos pocos metros hasta uno de los puestos más bonitos, en el que suelen vender collares, anillos y otro tipo de joyas con un significado especial.

-Creo que tengo algo que podría gustarle.

Escojo un collar entre todos los que hay, y se lo muestro.

-Aquí está. - digo. -Es un pino.

Le entrego la pequeña hojita que había justo debajo del collar

-El pino representa la fortaleza de la familia y la unión. - lee. -Nos recuerda que, a pesar de que las cosas puedan cambiar a nuestro alrededor, las raíces siempre serán las mismas. - me mira. -¡Es perfecto!

Sonrío, muy contenta de haberlo ayudado a encontrar el regalo perfecto para su hermana menor.

-Gracias.

Se queda mirándome durante unos segundo. 

-¿Ocurre algo? - pregunto, algo incómoda.

-Nada. - suspira. -Es solo que no dejas de sorprenderme.

La llegada de Sophie, una de las coordinadoras de la llegada de Santa Claus, nos sorprender. Parece bastante cansada, incluso fatigada. 

-Sophie, ¿qué sucede? 

-Oh, nada importante. - sonríe. -¡Santa Claus ha cogido la gripe! ¡No va a poder venir, y los niños han estado esperándole dos horas!

-¡Oh, no! - lamento mirando a los pequeños en la plaza.

-¿Tenéis un traje? - pregunta Johnny.

-Claro, ¿por qué lo pregunta?

-¡How, how, how! - imita él. 

Y yo no puedo evitar echarme a reír a carcajadas.



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