Casados Por Accidente

C A P Í T U L O 30

—Hoy. —Di un bocado a una papita.— me está yendo pésimo, de camino acá me pegué con un poste.

—Eso explica la marca de tu mejilla.

—Ah, eso es una bofetada que me dio una señora en una lavandería. —Aclaré divertido.

—En efecto, te está yendo pésimo. —Rectificó riendo.

—Llevo días así de distraído por culpa de Amy. —Le informé recargando mi barbilla en la palma de mi mano.— Sólo no le digas a los demás, no quiero compartirles esto. Te lo cuento porque realmente estoy desesperado, necesito a alguien que me escuche.

Silver asintió con la cabeza lentamente para ponerme atención. Pese a su carácter aniñado con Knuckles, resultaba ser bueno escuchando cuando verdaderamente se requería... Y si Knux no estuviera cerca, claro.

—Hace unos días tuve un... ¿Acercamiento? Con Amy, ella lo inició todo y creo que quiere tener algo más "íntimo" conmigo, entiendes ¿no?

—¿Y qué tiene de malo? Digo, tú siempre estás con las hormonas a todo lo que dan. —Rió.

—Pero esta vez no es así, Silver. Quiero decir, si ella en verdad lo quiere estoy dispuesto, por mí no habría problema alguno. Es sólo que... Bueno, siento que aún no es el momento... O quizás sí y yo sea el único paranoico.

—Las mujeres son todo un enigma. —Bromeó.— Pero quién sabe, tal vez sólo está siendo curiosa, ¿alguien los interrumpió la vez pasada?

—No, ella se apartó.

—Entonces quiere ir lento, sólo está experimentando. Tú no te preocupes por eso, no llegará lejos, síguele el juego. —Intentó tranquilizarme e increíblemente lo consiguió.

—Gracias, viejo. —Estreché su mano y le abracé instantáneamente.— En verdad necesitaba un consejo.

—Para que me lo pidieses a mí, creo ciegamente en tu desesperación. —Reímos.

[...]

—Y saliendo de aquí me voy a una cita con Fiona. —Festejó de manera ridícula.

—¿En realidad conseguiste una cita con ella? —Cuestioné con sarcasmo.

—Bueno, vamos a charlar de uno que otro negocio, pero-.

—Entonces no es una cita. —Pronuncié de manera arrogante a lo que él respondió gruñiendo.

Estábamos previos a comenzar con nuestro show de entretenimiento de siempre. No sabía el por qué a la gente de los alrededores les agradaba venir por nosotros, quiero decir, sólo somos una banda que toca en un café, no somos nada exorbitante.

—Oye. —Me llamó Manic.— Estaba pensando en algo que quizá prodría ayudar al reconocimiento de la banda... Quiero que intentemos recrear algo de Twister Sister.

—No pienso maquillarme ni ponerme ropa de mujer. —Interrumpió Scourge, a lo que yo reí.

—No hablo de eso. ¿Recuerdas cuando tocaban en bares en los 80's y 90's? Subían al público al escenario para hacer competencias de quién bebe más alcohol, en una ocasión-.

—Se te olvida que no estamos en un bar. ¡Es un café, por Chaos! —Interfirió mi hermana.

—Lo siento, bro. Pero creo que emborrachar al público queda descartado. —Reí.

Sonia me miró de manera traviesa. Apuntó con sus ojos hacia la puerta del establecimiento, al girar la cabeza me percaté de que Amy había venido. La chica que me provoca dejar de prestar atención, lo que me faltaba.

—Hola. —Habló alegremente mientras se dirigía a mí.

—Hey. —Enuncié a modo de saludo. Nos dimos un corto beso.— ¿Vienes a vernos tocar o es tanta tu hambre que tienes esperanzas que te voy a invitar algo? —Bromeé.

—Vengo a verlos, obviamente. —Saludó a mis demás acompañantes.— Aunque si quieres invitarme algo no me quejo. —Rió.

La plática con ella fue amena y fluida, poco a poco, ese nerviosismo se fue agotando, volvía a sentir que las cosas seguían igual.

La hora de tocar estaba por llegar, me percaté de la falta de algunos cables que necesitaría.

—Ahora vuelvo. Dejé unos cables en la bodega. —Informé.

Comencé a caminar adentrándome en el lugar. No obstante, Amy me siguió, algo que me dejó un tanto extrañado, sin embargo, decidí no detenerme a preguntar.

—¿Adivina qué? Ya nos dieron fecha exacta para la graduación. —Anunció felizmente, mientras yo abría la puerta de la bodega.— Así que ve haciendo espacio en tu agenda. —Sonrió al compás de su risa. Por mi parte, entré a aquella pequeña habitación.

—¿Espacio en mi agenda? Uy, no sé si vaya a poder, ya sabes, soy un hombre ocupado. —Bromeé. Ella ingresó a el sitio de dimensiones reducidas, quedando muy cerca de mí.

Me besó sin aviso alguno. Esa sensación de nerviosismo y cosquilleo volvió.

Correspondí casi instintivamente, fue en menos de un minuto cuando aquel contacto se comenzó a tornar más veloz e intensivo. Y aquí vamos de nuevo...

Sus manos se posaron en mi pecho torpemente, tal vez y sí esté acertado Silver, quizá sólo está experimentando por curiosidad.

Sus labios se separaron de los míos, empezando a repartir suaves y fugaces toques en mi mandíbula. Retrocedí dos pasos, choqué mi espalda con las repisas de un anaquel hecho de metal.

Paseé mis nudillos por toda su columna, sintiendo a su cuerpo vibrar  por la placentera situación. Mis extremidades recorrieron su cuerpo hasta llegar a la curva que se formaba en su trasero. Mordió parte de mis comisuras y mejillas de manera seductora al darse cuenta del tacto apretujado que mis manos ejercían sobre sus glúteos.

Aquella diminuta habitación se veía inundada por suspiros de parte de ambos. Me encantaba el hecho de tener encuentros con ella, no me negaría en ningún momento, sin embargo, mi cerebro seguía confuso sobre si ella estaba lista para ese momento.

—¡Sonic! Ya tenemos que empezar. —Escuché a Sonia desde el otro lado de la puerta.

Nos apartamos el uno del otro de forma lenta. Debía de admitir que ahora mismo realmente tenía ganas de repetirlo.

—Ya voy. —Tomé los cables que necesitaba.

Abrí la puerta, Amy salió primero, no pude evitar ganarme una mirada de coquetería por parte de Sonia. A lo que yo reaccioné indicándole que se callara poniendo mi dedo índice sobre mis labios.

Lo que está pasando ya no está para nada bajo control. Comienzo a debatir si Silver sigue teniendo razón. ¿Seguirá experimentando tomándome como su conejillo de Indias?

Escrito: 09/03/2018.
Publicado: 03/11/2018.