Día 4

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Sábado

Nueve de la mañana. Desperté y sentí la necesidad de dormir un poco más, lo hice. Al volver a despertar fui a mi ventana con la única intención de verlo pero no se encontraba. Fui a lavar mi cara y su imagen se hizo presente de nuevo, su cabello tan desordenado se le veía estupendo o cuando se caían pequeños mechones sobre su frente  era lo más sexy que podía ver en ese momento al igual que esas sutiles pecas que tenía en sus mejillas y gran parte de su nariz, sus pómulos marcados o su mandíbula que perfectamente formaba un ángulo de noventa grados y como olvidar sus labios rosados y carnosos. Martinus era un chico realmente atractivo. Después de secar mi cara me mire en el espejo que tenía frente a mi. ¿Estaba empezando a ver a Martinus de otra forma? Era lo único que venía a mi cabeza y rogaba que la respuesta fuera no.

Esa idea me recordó a mi anterior amor platónico, sentía algo parecido con él. Esa idea me volvió loca, no quería sentir eso por Martinus. Es un chico muy guapo y estoy casi segura de que debe tener novia. Entendería por que se comporto ayer así conmigo.

Estaba frente a su casa, esto sería la mejor idea que he tenido o la peor pero esta vez iba a intentarlo.

Toqué su puerta tres veces pero nadie contestó ni se hizo presente. Me di por vercida y regrese a casa. La posiblidad de que Martinus este en casa y no haya querido recibirme me perturbaba.

Otra vez en mi ventana mire a habitación y nada. Me estaba volviendo loca, necesitaba verlo.

Trate de distraerme tomando mi celular y decidí revisar mis redes sociales. Me calmo por un rato hasta que escuché un grito. Salté e involuntariamente solté mi celular y cayó sobre mi cara. Me queje pero fue más importante ver de quien se trataba. Me asomé por la ventana, nuevamente pero no encontré a nadie. Mire cada rincón de su casa, el ruido provino de sus alrededores y lo encontré o tenía la esperanza.

Su patio trasero, nunca mire ese lugar.

Baje corriendo para comprobar si mi teoría era cierta.

Y ahí estaba, contemplando unas rosas muy hermosas igual de brillantes que él.

Martinus giró y me encontró viéndolo  con una gran sonrisa e hizo lo mismo.

Lo olvide, olvide lo que sucedió ayer, su lejanía me dio a entender que no quería más que una amistad pero molestando.

—Acercarte —Martinus se veía muy relajado como si no hubiera pasado nada pero aún así me sentía incómoda. Hice lo que me pidió en silencio hasta quedar junto a él.

—¿Cómo dormiste?

—Bien si se podría decir —la verdad era que no pero nunca se lo diría.

Nos quedamos varios segundos en silencio después de mi respuesta. Al parecer estaba siendo incómodo para él también. Fui un error haber venido, era lo que me repetía a cada segundo.

—Perdóname —soltó sin poder mirarme. Se escuchó triste.

Tampoco sabía que decir. ¿Exactamente a que se refería? Pasaron muchas cosas ayer. Tenía que ser más específico.

—¿Por qué?

—Por todo, por como me comporte ayer contigo, en verdad lo siento mucho —quería llorar, se escuchaba realmente arrepentido. Era sincero.

—No te preocupes, yo entiendo. Esta bien —no quería reprocharle nada pero la verdad es que si me dolió.

—No —levantó el tono de su voz —nada esta bien, soy la única persona a la que conoces  y te abandone —Dios, en verdad iba a llorar. Empezaba a ver borroso y no quería que me viera así.

30 días junto a Martinus (Marcus Y Martinus)(Marcus And Martinus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora