Día 8

1K 79 7
                                    

En la mañana fuimos juntos al colegio y por suerte Martinus no tocó el tema que tanto me atormentaba.  No sabía aún que decirle. Una parte de mi me decía que seguramente ya lo olvido y no va a volver a insistir. Dolía esa opción pero era la más fácil.

Las clases siguieron normal hasta el receso que como los anteriores días Martinus decidió quedarse conmigo en vez de ir con sus amigos. Nunca entendí porque ya no salió con ellos si el primer día que lo vi parecían muy unidos.

—Ten —me extendió su mano, la mire y eran las galletas que le había dado la otra vez. Mis favoritas.

—Gracias, por lo que veo aún no te las terminas. Yo ya lo hubiera hecho.

—Decidí compartirlas contigo, son más tuyas que mías además si mamá me ve con todo eso seguro me las quita y no quiero eso.

—Buen punto y me agrada que me des algunas, son demasiado buenas.

—Sabía que te gustaría que te las de, cada vez te conozco mejor y me agrada eso —ese era otro punto que tenía. Él y yo no sabía nada del otro, era absurdo que seamos novios después de una semana de conocernos.

—No se mucho de ti, pero se que con el tiempo lo haré, no tengo prisa.

Esta vez caminábamos por las instalaciones del colegio  compartiendo esas deliciosas galletas. Note como muchos chicos y chicas nos miraron, fue incómodo para mi pero a Martinus no le afectó en lo más mínimo.

—Recuerda que hace unos meses siempre pasaban tomándome fotos, estoy acostumbrado a esto —respondió como si pudiera leer mi mente.

—Me lo imaginaba, pero yo no lo estoy ¿sabes? Ni yo me tomo fotos a mi misma y que otros lo hagan es raro para mi —alcanzé a ver como una chica tenía su celular frente a sus labios y nos tomaba una foto de nosotros. Era muy evidente. Otra a lo lejos pude verla gracias al flash de su celular que estaba activado y llegó con poca intensidad a mis ojos.

—Te vas a acostumbrar y te doy un consejo —sonrie— siempre camina y por una cara sexy, si te van a tomar fotos por lo menos que salgas bien. Eso hacía yo.

Pude sentir que me sonroje, este chico lo lograba hacerlo fácilmente. No puedo decir que su compañía me agradaba, era muy amable como imaginé desde un principio.

—Tengo que soportar esto porque soy  tu amiga —era verdad. ¿Cómo sería si soy su novia? Mucho peor, estaría recibiendo insultos a cada momento y no creo que lo pueda soportar.

Seguimos caminando pero por un lugar alejado, muchos árboles nos rodeaban. Era muy tranquilo. Miraba cada lugar que pisaba, no quería tropezarme y que pensara que soy una inútil. No lo hice por suerte.

Grité y me aferre a lo que tenía mas cerca de mi, Martinus. Me dan pavor las arañas desde que tengo memoria y la que acabe de ver era enorme en verdad.

—¿Estas bien? —lo escuche reir. No me molesto, estaba tan asustada que eso no era relevante.

—Lo siento, les tengo terror a las arañas —lo miré y noté que estaba abrazada a él. Baje la mirada queriendo alejarme sin que se diera cuenta.

—Fue gracioso, pero no te preocupes porque la vi alejarse cuando empezaste a gritar y saltar.

—Nunca más vuelvo a venir por este lugar —no qieria encontrarme con sus amigas o con ella de nuevo.

—Tengo que ser honesto... me empezó  a gustar mucho más este lugar —entendí a lo que se refería pero no volverá a pasar porque no pensaba regresar.

El día era hermoso, soleado como para salir y no quedarse en casa. Era lo que haríamos, comprar un helado antes de ir a casa era nuestro plan.

—Esta vez pago yo —asenti. Era lo justo. —Pudes ir a sentarte si quieres, yo te lo llevaré.

30 días junto a Martinus (Marcus Y Martinus)(Marcus And Martinus)Место, где живут истории. Откройте их для себя