Capítulo 27.

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27. Enfrentamiento con el pasado. 

Caminaba sola por las frías calles de invierno, a dos minutos de llegar a mi casa, hoy no quería ir a clases. Mi mente aún estaba totalmente metida en la conmovedora historia que Harry me había contado. Mi cabeza aún pensaba en la palabra. Esa exacta palabra que Nick había pronunciado. Skills era el nombre de la mafia a la que pertenecía el hombre más buscado del país, que casualmente, hablaba con Harry el día que estaba en la cafetería.

¿Qué tendrían que ver?

Sin embargo, pesó más el gesto del chico cuando, al abandonar su casa, su gesto seguía entristecido, como si hubiese vuelto por unos minutos a su triste y destrozado pasado.

Aún me sentía culpable por, de cierta manera, haberle casi obligado a contarme algo tan íntimo y delicado.

¿Quizás ese sería su secreto?

Ladeé mi cabeza, era imposible que solo fuese eso. Si algo tenía claro era que Harry se componía por un completo baúl de sorpresas, y el misterio ahora quemaba en mis venas.

Todas mis preguntas habían sido cambiadas. Ahora ya no preguntaba quién era Harry Stewart, sino ahora me preguntaba: ¿Qué tenía que ver completamente Harry con los Skills? ¿Cómo pudo salir de un golpe tan duro? ¿Cómo se recuperaría? ¿Y su familia?

Una bombillita se encendió en mi interior. Jamás me había hablado de su madre. Quizás porque también la vería como una de las culpables de la muerte de su padre.

Ladeé mi cabeza, eso era algo imposible, también. Harry sabía que la culpable no era su madre, él mismo lo admitió.

Ahora reposé todo en mi cabeza. La balanza estaba demasiado desequilibrada. Harry conocía a mis padres, pero yo no podría conocer a su padre jamás, y a su madre quizás tampoco. No sabía si tenía hermanos, no sabía de nadie más allá de Hamilton, que ni siquiera era su tío verdadero.

Minutos después entré en casa. Allí estaba Sharon, tirada en el sofá.

—¡Querida Abbie! – Exclamó.

La chica corrió hacia mí y me dio un sorprendente abrazo.

—Hola, Sharon. – Contesté.

—¡Quién te ha visto y quién te ve! ¿Qué demonios te ha pasado? Pareces que estás...

—No tengo ganas de hablar ahora, Sharon. Lo siento.

—¿Ni siquiera para que te cuente qué tal con Leo?

—No, Sharon. No puedo.

—¿Y si vamos a cenar esta noche? – Propuso.

—¿Cuántas veces tengo que decirte que no tengo dinero?

—Tranquila, Ab. Invito yo.

Dudé unos segundos, pero pensé que no me vendría mal despejarme un rato con mi mejor amiga. 

—Está bien...

La di un rápido beso en la mejilla y desaparecí por el pasillo hasta llegar a mi habitación.

Bajé la persiana y me dirigí al escritorio, encendiendo la tulipa y abriendo mi bandolera para sacar los apuntes de derecho, porque, aunque últimamente me era demasiado difícil concentrarme, o casi imposible, debía hacerlo.

***

Elegí como conjunto unos shorts negros, de tiro alto, junto a una blusa verde esmeralda y unos tacones del mismo color –un préstamo de Sharon-

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