Capítulo 24.

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24. ¿Quién es Harry?

—¿Nick? – Preguntó Harry.

Mis ojos se cerraron y mi cabeza gritaba que aquí acababa de ser descubierta.

—H-Harry. – Balbuceó Nick.

—¿Qué haces aquí? – Preguntó de nuevo Stewart.

Miré a Nick y giré el labio. El chico me miró y yo le rogué con mi gesto que no le dijese nada.

El rubio frunció el ceño mientras gesticulaba con la boca algo que no llegaba a pronunciar.

—Vine a buscar a Leo. – Dijo al fin. – Últimamente pasa más tiempo aquí que en su casa, y pensé que le encontraría.

—¿A estas horas? – Replicó Harry.

—Sí, bueno... Sabes que mis horarios nunca son lo que se dicen normales.

Harry arrugó su frente, pero no le dio más importancia. Yo, suspiré de alivio.

—A-aquí no hay nadie. – Dije, titubeante. – Solo estamos él y yo.

—Te espero en la habitación, Abbie. – Informó Harry.

Asentí con la cabeza y el cuerpo semidesnudo del chico desapareció, metiéndose por el pasillo.

Mis ojos iban directos a los de Nick, que guardaban sorpresa.

—¿Qué hace casi desnudo? – Preguntó, incrédulo.

—Forma parte de la apuesta. – Dije.

—Me gustaría hablar de esto en un sitio más privado. Espero que sepas por dónde voy.

Mi gesto se congeló.

—Nick, todo esto ha sido una tontería...

—Si tan tontería es, ¿Te importaría darme un rato mañana y aclaramos todo esto?

Fruncí el ceño y mis ojos viajaron hasta el suelo. Ahora me arrepentía de no haber parado la apuesta cuando aún era eso, una simple apuesta.

—¿Puedes pasarte a recogerme a las doce? Tengo una clase libre. – Dije.

Cogió aire y cerró los ojos. Puedo asegurar que Nick pensó bastante su respuesta.

—Está bien.

Le sonreí y asentí.

—Gracias por cubrirme. – Agradecí.

El chico torció el labio.

—Hasta mañana. – Dije.

Cerré la puerta y dejé la figura del rubio en el rellano.

Mi mente aturdida caminaba junto a mi cuerpo hacia la habitación, donde Harry estaba tumbado encima de mi cama, deshecha. Su mano izquierda apoyada en su nuca, dejando que su codo crease un ángulo.

Le sonreí y él me devolvió la sonrisa. Una sonrisa inocente que nunca había visto a Harry.

Acudí a tumbarme a su lado. El chico esperó a que lo hiciese para pasar su brazo sobre mi cuello y acercarme a su cuerpo lo máximo posible.

—Algún día Nick perderá la cabeza. – Murmuró.

Sonreí a su comentario. La que había perdido completamente la cabeza había sido yo. Quizás hubiese sido más fácil decir a Nick que me enamoré de Harry y confesarle que perdí la apuesta, pero era algo que no podía hacer.

En mi interior me preguntaba constantemente el por qué, pero no lo hice.

***

La clase de las doce, la cual tenía libre.

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