XLVII: Contra la luz y la oscuridad

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...


Ante la inaudita mirada de Aladdin, Alexia se alejó de él sólo para volar hasta donde se hallaban los demás. 

— Yo...— Murmuró el pequeño.

— Espero que sea capaz de controlarlo...— Habló Scheherazade en un intento de levantarse como pudo. Él la miró— Aunque no es lo que más me preocupa ahora. 

— ¿Cómo sabes tanto sobre ella...?

— He recibido muchas noticias sobre esa joven— Contestó. Haciendo una mueca de dolor, siguió hablando— Mu me ha contado varias cosas. 

Con un visaje de preocupación, el mago no tardó en ir a por la ojidorada. 

Mientras tanto, ésta sonreía con regocijo al aferrarse a su arpón. Las miradas de sus compañeros no tardaron en posarse en ella. 

Alibaba, quien estaba sin habla, casi se ahoga con su propia saliva. 

— T-T-Tú...— Tartamudeó el rubio, señalándola entre el horror y la sorpresa— ¡No...! ¡No me lo creo!— Decía. La ojeaba una y otra vez, por si estuviera soñando— ¡QUÉ ESTÁ PASANDO!— Gritó. 

Colocándose su largo cabello hacia atrás, la serpiente le sonrió con arrogancia.

Giró su cuello hasta observar a Kouen, quien se mantenía contemplándola igual de asombrado. 

— Sorpresa, sorpresa~— Articuló ella. 

Él intuía que Alexia siempre había guardado secretos, e incluso que la incógnita de su djinn iba a ser intrigante para él desde un principio. El misterio siempre la envolvía como si se tratase de algo que la componía. 

Inclusive se imaginaba la fuerza que la fémina tenía debido a la historia que ésta había causado, mas no se imaginaba que hubiera podido conquistar el laberinto más peligroso que hubiera existido. 

Tras asimilarlo— y examinar con cautela, de arriba a abajo su vestimenta—, el pelirrojo esbozó una cínica sonrisa. 

— Después de pensarlo bien, no me sorprende completamente...

— ¡Alexia!— Gritó Kougyoku, más que entusiasmada por su amiga. 

Aladdin una vez se elevó y se juntó con ellos, observó la mirada petrificada y atontada de su compañero de fuego, que no dejaba de examinar a la ojidorada como si ésta fuera una ilusión de su cabeza. 

Suspiró, y posteriormente, puso sus ojos en el médium. 

No paraban de salir djinns oscuros, y tenían que acabar con ellos antes de que pudiera destruir el mundo.

— Debemos acabar con eso antes, si seguimos matando los contenedores no servirá de nada...

—Entonces hay que...— Kouha calló de inmediato al ver a la azabache moverse con rapidez. Inquieto, intentó pararla, mas no pudo— ¡A-Alexia, espera!

— ¿Hay que devolverlos, no?— Sonriendo con malicia, elevó su guadaña a medida que volaba— Pues eso es lo que haré~. 

La muchacha comenzó sin dilación, a atravesar uno por uno a los gigantes de negro. 

Era como observar que de una estocada, la muerte ya llevaba a sus cuerpos a la otra vida con facilidad. 

— A este paso se quedará sin magoi...Si se esfuerza tanto, su cuerpo le dolerá demasiado— Musitó el magi con gran preocupación, viendo cómo ella destrozaba muchos especímenes a la vez—. Pero no me escuchará. 

La misteriosa conquistadora de laberintos |Magi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora