XXXVIII: Movimiento

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Pov Alexia


No aparté la vista de los príncipes ni de ella y, en silencio, movía los dedos de mis manos. 

— ¿Qué os sucede? Acercaos...—Susurró la mujer. Acariciaba la asquerosa mano del hombre, con lentitud. 

Observé mi alrededor. 

Habían muchísimos magos de Al-Thamen. Y más de uno, había notado mi presencia desde que entré por la puerta. 

Sonreí, cuando mi interés cambió a Kouen; Éste se había acercado a su madrastra y al cadáver de padre, con esa expresión seria y reservada. 

— ¿El emperador murió por una enfermedad?— Preguntó él, una vez ya frente a su difunto familiar. 

— Sí...— Contestó Gyokuen en un susurro— Llevaba mucho tiempo con ella, pero empeoró de un día para otro.

Claro, claro...

—Vamos, despídete de tu padre...

Me pregunto cómo habrá matado a su marido...¿Alguna clase de veneno? ¿O un nuevo experimento? 

Bueno, está claro que al hombre se lo comerán los gusanos, si no es que se desintegra ya por lo feo que está. 

— Kouen...— Musitó la azabache, acaramelada. Su mano se colocó en el pecho descubierto de el nombrado, y apoyó más su cabeza en su torso— Ahora sólo te tengo a ti. ¿Me prestarás tu apoyo, mi hijo más amado? 

Moví mis párpados con lentitud, mordaz. 

La bruja no pierde el tiempo, huh... 

— Parece que esa bruja al fin ha decidido pasarse de padre a él...— Escuché. Miré de soslayo hacia atrás, para ver quién había susurrado aquello. 

Era uno de los hijos, el que estaba delante de Haku. Bajito, y con cabello largo y rosado. 

Quizá es el que me había comentado Kougyoku, su hermano Kouha. 

Pasé mis ojos de él, hacia el azabache por unos segundos. Entrecerré los ojos y  posteriormente, volví a poner mi vista al frente. 

Kouen había puesto a un lado a Gyokuen sin mucho interés en ella. Y, ahora, parecía que uno de sus inútiles magos sacaba un pergamino de un cofre. 

— Muy bien, procederemos a leer el testamento de su majestad—Dijo aquél. 

Supuestamente, el hermano mayor de Kougyoku debería de ser el próximo. 

Pero algo me dice, que ella no dejará que resulte así. Demasiado bonito resultaría.

— A la vista de mi muerte, dejo este edicto— Siguió—Quien será el tercer emperador del imperio Kou será...Ren Gyokuen. Quien gobernará al país con la ayuda de todos los sacerdotes imperiales. 

Y todo el lugar entró en conflicto. La revuelta estaba asegurada desde que dijo eso. 

— ¡¿Huuuh?!

— ¡Qué ridiculez! 

Todos se alarmaron en cuanto escucharon su nombre pronunciarse y, mucho más, decir lo de los sacerdotes.

Reí por lo bajo, cínica. 

Lo sabía. 

Cerré un poco mis párpados, taimada.

— Es una medida inevitable— Se excusó la nueva emperatriz—. En un principio, el puesto de emperador debería de recaer en Kouen— Con voz de víctima y totalmente indefensa, siguió hablando—. Pero ahora mismo ejerce el cargo de virrey al mando de la conquista occidental. 

La misteriosa conquistadora de laberintos |Magi|Where stories live. Discover now