IX: Paradigma

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...

Sintió el colchón hundirse, mas siguió sin moverme y permaneció con los ojos cerrados para continuar haciéndose la dormida.

Se dio media vuelta, ignorando el ruido que había. Estuvo a punto de volverse a ir al otro mundo, pero repentinamente las cortinas de su cuarto fueron removidas, obligando a que todo el sol chocase contra su cara.

Hizo un mohín como respuesta.

— No me hagas tirarte de la cama.

—Ja'far...— Murmuró, levantando su cabeza de la almohada con un rostro cansado y somnoliento— Haz ver que no me has visto, anda. Anoche no pude dormir...Sé bueno conmigo.

El albino rodó los ojos y puso cara de exhausto, acercándose a su colchón.

Un bostezo apareció por la azabache, con total cansancio.

—  Alexia...— Avisó, cruzándose de brazos.

La nombrada lo miró con mala cara, refunfuñando.

—  No me puedes tirar— Amenazó, con una sonrisa de oreja a oreja.

—  ¿Y eso por qué?

—  Porque siempre duermo muy ligera...— Musitó con voz cantarina, ladeando la cabeza a la misma vez que la expresión del albino cambiaba— No estoy visible, así que...

— E-Entiendo— Contestó entre avergonzado y desconfiado; sabía que ella también podría estar mintiéndole perfectamente— . Pero como de aquí a un rato no te levantes...

—  Prometido~— Canturreó, incorporándose un poco.

Alexia le guiñó un ojo cuando éste la observó haciéndole el gesto de "te estoy vigilando", mientras se ponía sus dos dedos principales en dirección a sus ojos y después, a ella.

En cuanto cerró la puerta, la chica volvió a tirarse en la cama, sonriendo para mí misma.

Mintió.

[- - - - - -]


—  ¿Por qué tienes esa cara, Alexia?

Ojeó al pelilila con desgana tras escucharlo, pero después sonrió al desperezarse.

—  Ja'far me ha despertado quitándome mi almohada y después tirándomela a la cara...Aunque logré dormir un poco más—Contestó victoriosa, observando de reojo como el nombrado la miraba rencoroso.

Sinbad, haciéndose el dramático, se giró a mirar al albino.

—  ¡¿Cómo has podido hacerle algo así a una señorita tan bella?!

La de cabello largo rodó los ojos.

—  No necesito que me defiendas, no estoy molesta con él — Musitó, con una sonrisita— . Más bien me hizo despertarme y entretenerme...

—  Ah, entonces está bien...— Respondió algo incómodo.

Se giró a ellos e hizo un gesto con la mano, empezando a caminar más rápido

—  Bueno, me voy a caminar un poco por el recinto— Les sonrió con gracia, mientras el de pecas le asentía con una débil sonrisa— . Si necesitáis algo dejaré que sea fácil encontrarme, ¡Nos vemos luego!

Rápidamente, se marchó de allí. Pensando en que raramente, no había visto al príncipe rubio por ninguna parte como otras veces. 

Los otros tres chicos anteriores, se quedaron quietos mientras veían cómo se iba. 

La misteriosa conquistadora de laberintos |Magi|Where stories live. Discover now