La misteriosa conquistadora de laberintos |Magi|

XLVI: Ángel caído

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Alexia observó en suspense e interés a un pequeño niño azulado acercarse a Ren Kouen. Éste primero le pidió que por favor, retirase sus tropas debido a lo que estaría por bajar.

O todo acabaría fácilmente. 

— Kouen-sama, no le haga caso a este sucio mocoso— La ojidorada alzó una ceja al oír a uno de los guardas del de rojo, fijándose en sus movimientos.

Esa pedantería se le podía quitar rápido.

— ¡Si no me crees, entonces que ellos te lo digan directamente!—Exclamó Aladdin. Ante la mirada de los demás, alzó la mano. Y volvió a gritar al minuto— ¡Mostraos todos!

Consigo, todos los recipientes de metal comenzaron a deslumbrar sin órdenes de sus amos. 

Incluido el de la serpiente dorada. 

Los djinns fueron apareciendo uno por uno, asombrando a todos los presentes al verlos cara a cara. Con la excepción de que cierta azabache, se mantenía observando su espada. 

Relució unos breves segundos, y después se calmó; Mas no había salido nada. 

La chica, amena, rió entre dientes. 

Sabía que ocurriría algo como eso. 

— Estamos aquí para servirte— Hablaron todos los pálidos genios a la vez, haciendo una reverencia ante el estudiante—. Nuestro Rey, y reencarnación del Gran Rey. 

Agares, Astaroth y Fenix. Hasta Leraje y Amon...Fueron los que dieron la cara. 

Los mismos conquistadores se quedaron atónitos al percibirlos, inusualmente, frente a ellos. No obstante, al notar que faltaba el de cierta persona, Kouen no hizo más que fijar e intensificar su mirada en la portadora del dibujo de un reptil.

Su djinn no había salido, a pesar de que ella también había dominado un laberinto.

— ¿Nos llamó, Gran Magi? — Preguntaron nuevamente al unisono. Al hablar, el de la barba les prestó atención a ellos. 

— Ya entiendo...— Murmuró el Ren. Ahora, estaba más que interesado y circunspecto por la situación— El cuarto Magi del que hablaba Judar...Eras tú. 

Alexia ladeó el cuello, contemplando desde su posición (justo al lado de ellos), con una curiosa sonrisa. 

— Reyes Nuestros...— Habló Amon, provocando que todos prestasen más reflexión que nunca  — Deben cerrar el punto oscuro. Si no lo hacen, este mundo será destruido. 

Los famosos djinns continuaron explicando el trágico destino al que sucumbiría la tierra una vez que esa cosa negra pisara suelo humano. La gente a veces exclamaba con horror y preocupación, pero sobretodo, desorientados por las explicaciones que el gigante de fuego estaba dando. 

Cualquiera que sea tachado por eso, su magoi sería absorbido y serían eliminados para siempre.

Absolutamente todo lo que conocían, perecería y se convertiría en una gran esfera llena de oscuridad y caos. 

— ¡Todos morirán!— Exclamó una de ellas— ¡No dejéis que pase como en Alma Toran!

— ¡Leraje!— Avisó uno de los de Kouen— Eso es tabú. Los humanos no deberían de saber la existencia de otro mundo...