XXIII; Inicuo

3.5K 399 100
                                    

Pov Alexia

— ¿Quieres que te ayude?— Enfaticé, entretenida por semejante pregunta. 

— Sí.

— ¿Estás seguro de eso, pedirme ayuda a mí?— Inquirí con una ceja alzada. 

— ...Así es— Declaró, sin hesitar. 

Le di una vuelta a la vara, haciéndome la desinteresada y, mientras tanto, mirándolo de reojo.

Me pregunto si ha pensado bien al venir a pedirme apoyo a mí, justamente...No estoy segura de que lo pensase bien. 

Y si lo hizo...Ay. 

— No se me ha perdido nada allí. No tengo ninguna razón para ir a Kou— Contesté. 

— Alexia-dono...— Murmuró, cerrando con tranquilidad y serenidad sus ojos— No, Alexia... Sé que probablemente los odies hasta el punto en que yo lo hago, por eso te lo pido. He podido apreciar que eres alguien muy fuerte y astuta, y seguramente...Ese brazo negro era la fuerza de algún djinn, ¿Me equivoco?

Sonreí. 

— Oh...Pues claro que no te equivocas, príncipe. 

El azabache se puso un poco tenso ante mi mirada de reticencia, pero se mantuvo en calma en todo momento. 

— Espero que te lo pienses y me des una respuesta antes de que parta hacia mi país— Dijo, con una débil y complacida sonrisa—. La estaré esperando.  

[- - - - - -]

...

Entorné los ojos al sentir el aire en mi cabello, observando frente a mí la no tan lejanía del océano. 

La vista era más que bonita, y al fin había logrado encontrar un lugar alto para observarlo desde arriba. 

No sabía que podrían suceder tantos acontecimientos uno tras otros, pero...

Era más que interesante.

Estiré mis brazos para desperezarme, cerrando los ojos con fuerza en el acto. Mas los abrí al instante al sentir a alguien detrás de mí. 

— Sabía que te encontraría aquí.

— Ja'far...— Mencioné, para después sonreír. Miré sus manos y en ella, llevaba algunos melocotones— Veo que te has acordado de nuestro pacto. 

Entrecerró los ojos, mirándome de reojo mientras se sentaba a mi lado. Mas él sólo se apoyó en la barandilla, al contrario que yo, que estaba completamente sentada. 

Sonrió tranquilamente. 

— Me acuerdo aunque no quiera— Respondió. 

Lo miré con gusto y reí un poco. El albino acercó su mano hacia la mía para posarme la fruta, dejando el resto a un lado. 

Le pegué un bocado y la saboreé, suspirando. 

— Eres bueno, Ja'far— Dije, provocando que me mirase con extrañeza— . Tú no me robas los melocotones.

— ¿Quién te los roba? 

— El ladrón de melocotones...—Murmuré con molestia. 

El de pecas me miró intentando descifrar a lo que me refería, pero en vez de eso, en cuanto le dediqué una sonrisa traviesa giró su rostro hacia otro lado. 

Estuvimos un rato en silencio el cual, de vez en cuando, sólo terminaba con algunas palabras o pequeños codazos. 

— ¿Te irás como los demás? 

La misteriosa conquistadora de laberintos |Magi|Where stories live. Discover now