Nobody Like Us [Joker & Tú]

~Capítulo 36~ Final

Mi cuerpo tiembla cuando me paro frente a Jey. Aquí está; luego de un mes; nuevamente frente a mis ojos. Me invaden las ganas de correr y abrazarlo pero las reprimo.

Se me seca la boca. Me mira con mala cara, distante y su desprecio es evidente. Respiro hondo para ganar algo de valor y enfrentarlo.

—Jey tenemos que hablar— Suelto bruscamente. Él levanta el ceño ante mi tono de voz.

Sólo se queda mirándome en silencio, lo único que se escucha es el sonido del mar ¿Acaso no quiere responder?

Por favor, háblame.

—No tenemos nada de qué hablar— Dice con una voz totalmente inexpresiva.

—Necesito hablar contigo— Vuelvo a insistir, necesito que me escuche.

Gruñe fastidiado y rodea los ojos.

—Escúcheme Señorita San Martín, usted debería estar en su oficina, ganando dinero y haciendo todo lo que siempre soñó ¿o no es lo que me dijo la última vez? — Me reprende.

Maldita sea. Está enfadado.

—Yo no...—

—Tengo un avión que tomar— Me interrumpe, aunque realmente ni siquiera sabía que decir. —Déjeme darle un consejo, viva su vida Señorita porque yo viviré la mía—

La ira y el pesar cubren su rostro mientras que mis ojos se llenan de lágrimas. Su formalidad, su desprecio y sus palabras me duelen pero no... no voy a llorar.

—Con su permiso— Me mira por última vez y se da la vuelta.

Impulsivamente le tomo el brazo para que no se vaya, se gira rápidamente y me mira con el ceño fruncido.

—Vas a escucharme Jey— Ordeno sintiéndome extremadamente valiente, tratando de controlar mis emociones.

Él mira mi mano y luego vuelve a mis ojos. Lo suelto inmediatamente mientras que Jey suelta un suspiro resignado y se queda parado frente a mí nuevamente.

—Está bien, habla— Dice en un tono más conciliador.

Inspiro profundamente, esta es mi última oportunidad.

—Ese día que te dejé ir Jey, se fue contigo una parte de mí...la parte buena de mí. Antes de ti mi vida era sólo dolor y venganza, creí que iba a ser feliz cuando formé mi empresa ya que sentía que era lo que mi Padre quería y lo que yo necesitaba pero no, algo me faltaba...hasta que llegaste tú—

Su expresión se suaviza poco a poco mientras que me mira fijamente, como intentando leer mis pensamientos.

—Cuando tu apareciste mi vida cambió, te detestaba pero al mismo tiempo amaba todo de ti... nunca he dejado de amarte. Te detestaba porque no podía sacarte de mi mente pero más me odiaba a mí porque yo no quería dejar de pensarte o de soñarte— Se me escapa una sonrisa. —Pero luego te convertiste en parte de mi vida, con tus bromas, con tus abrazos, con tus besos, con tu historia. Tú eras lo único que necesitaba para ser feliz... y no lo supe hasta que te perdí—

Unas lágrimas caen por mi rostro. Jey sólo me observa pero esta vez ya no me mira con desprecio ni con rabia.

—Yo no te dejé porque fueras un criminal ni nada de eso, tú sabes que nunca me importó, siempre supe que eras bueno. En realidad tuve miedo, tenía miedo de vivir una vida distinta, sin sufrimiento ni dolor, o de cometer un error como perder todo lo que había logrado por ejemplo...pero el más grande error que estaba cometiendo fue haber dejado ir al amor de mi vida, a ti—