Nobody Like Us [Joker & Tú]

~Capítulo 24

Narras Tú:

Inspiro una intensa bocanada de aire para poder digerir lo que acabo de escuchar pero es imposible, masacraron a su familia sin pudor alguno y frente a sus ojos. Muevo la boca como si estuviera hablando pero ningún ruido sale de ella, Jey tienes sus ojos cerrados.

—Recuerdo que deambulé toda la noche por la ciudad, pensé en suicidarme pero hubiese sido un cobarde—

Se me viene a la mente una imagen de un chico triste y aturdido, con sus ojos llorosos. La imagen se vuelve más real cuando Jey abre sus ojos que están cristalizados.

—Entonces decidí vengarme. Juré que mataría uno por uno a los desgraciados que estuvieron involucrados en la muerte de mi familia— Su expresión es dura.

—Por eso cambiaste tu apariencia— Digo en un susurro, ahora comprendo tantas cosas.

—Quizás el cuerpo no murió pero el alma y el corazón de Jack Napier si lo hicieron. Mataron al hombre bueno y lleno de amor que había dentro de mí—

Lo escucho enunciar esas palabras y es como si me hubiesen pegado un puñetazo en el estómago dejándome sin aire, como si estuviera restregándome en la cara que no puede amarme.

Creo que se ha dado cuenta de mi reacción porque al mirarme frunce el ceño.

— ¿Co... como llegaste a Alex y a los cómplices de Bruce? — Pregunto con un hilo de voz.

—Ya nos conocíamos con Alex porque era muy amigo de mi Papá. Cuando ocurrió todo esto lo busqué y él me reconoció al instante, él había escuchado hablar a Bruce con varios ejecutivos acerca de un motín pero no supo quién sería la víctima—

Ahora recuerdo cuando Alex me contó de esto la otra vez en la casa de campo.

—Wayne le ofreció a Alex ser parte de eso pero él no quiso, entonces lo amenazó y le quitó todo— Prosigue. —Él me dijo quién estuvo de parte de Wayne, esperé a que se llenaran los bolsillos de dinero con la muerte de mi familia y los maté—

Y es de ahí de donde proviene toda la millonada de Mr. J. A pesar de todo no puedo verlo como un asesino ni mucho menos ¡Han acribillado a toda su familia por ambición!

— ¿Por qué me cuentas esto a mí Jey? ¿Por qué ahora? — Me ha contado el dolor más grande de su vida por su propia cuenta y no lo comprendo.

Sus ojos que se ven celestes; gracias a las lágrimas acumuladas en ellos; atraviesan los míos haciendo que se me estremezca todo el cuerpo.

—Me dijiste que te abriera mi corazón— Siento como una chispa de felicidad se enciende dentro de mí.

—Lo abriste para mí Jey— Él niega con la cabeza y frunzo el ceño. Me desconcierta.

—Tú te metiste en mi corazón desde el primer día... y no pude sacarte— Veo como sus labios curvan una sonrisa.

Todo lo que pensé hace un momento de que no podía amarme se esfumó, se esfumó con esa declaración que jamás creí que saldría de su boca. Mi corazón late a toda velocidad inundado de felicidad, miro el rostro de ese hombre dolido al que amo y me lanzo a sus brazos.

Jey me recibe y sin pensarlo uno sus labios a los míos, él me aprieta a su cuerpo mientras que rodeo su cuello con mis brazos. Me besa con dulzura mientras que yo vierto todo mi amor en el. Al separarnos miro sus ojos que me ven con ternura.

— ¿Qué ha hecho conmigo Señorita San Martín? Hizo que mi corazón volviera a latir por amor— Frota suavemente su nariz con la mía, no puedo evitar sonreírle.

—Lo mismo que hizo usted conmigo Mr. J, enamorarme— Él sonríe y vuelve a juntar nuestros labios.

Observamos la bella vista que tenemos frente a nosotros, Jey está de pie atrás de mí abrazándome por la cintura. Coloco mis manos sobre las suyas y entrelazo nuestros dedos.

—Me quedaría así por siempre— Murmuro. No lo puedo creer, jamás creí que podría enamorarme de alguien en tan poco tiempo pero es la sensación más hermosa que puede existir.

Jey deposita un beso en mi nuca.

— ¡Mira! — Exclama apuntado al cielo, es una estrella fugaz que va cruzando. —Pide un deseo—

—Deseo que algún día me dejes manejar tu auto— Él rápidamente me gira sobre mis talones, suelto una carcajada.

— ¿Mi lambo púrpura? — Pregunta sorprendido y yo asiento. —Ni en sus sueños Señorita— Pone su dedo índice frente a mí y lo mueve de un lado a otro.

—Eres un egoísta Joker— Digo entre risas, él también se ríe y es una gran satisfacción para mí escucharlo.

—Ven, tengo que mostrarte algo— Me toma de la mano entrelazando nuestros dedos y me lleva a la calle, hay un auto negro estacionado.

Se acerca y abre la puerta trasera, extiende su mano para ayudarme a subir. Se sienta a mi lado, miro por el retrovisor y diviso la cara de un hombre no mayor de cuarenta y cinco años que está en el lugar del piloto.

—Buenas noches Fernando, llévanos a mi casa por favor— Pronuncia muy educada y amablemente Jey.

—Con gusto Señor— Le dedica una sonrisa mientras echa a andar el auto.

En unos minutos nos encontramos afuera de una enorme casa de dos pisos, mejor dicho mansión. Tiene un jardín increíble con piscina incluida mientras que la casa por dentro, está amoblada completamente con objetos costosos.

—Vaya que te das tus lujos Joker, hasta chofer tienes— Miro sorprendida todo el lugar.

Detengo mi vista en un hermoso cuadro de la Torre Eiffel de París, me maldigo mentalmente por no conocer esa bella ciudad a la que todos aman.

— ¿Conoces París? — Pregunta mientras se quita el saco del smoking dejándolo en el sofá del living.

—No pero me encantaría hacerlo ¿Y tú? —

—Nunca he salido de aquí, mi sueño es conocer esa ciudad y estar en esa Torre— Apunta el cuadro. Sonrío al imaginarme a Jey observando París desde la Eiffel, feliz de la vida.

—Puedes hacerlo Jey, los sueños se cumplen— Se acerca a mí y acaricia mi mejilla con su pulgar.

—Cuando terminemos todo esto, quiero que te vayas conmigo Princesa ¿Qué me dices? —

¡Oh Dios! ¿Me está proponiendo que me vaya con él? ¿A París? Sin duda este hombre me sorprende, realmente me quiere. Me acerco y deposito sobre sus labios un beso casto y suave.

— ¿Eso es un sí? — Me mira con sorpresa.

—Sí— Respondo sonriéndole, él me despega del suelo y me abraza con fuerza. Me apego a su cuello sintiéndome la mujer más feliz del mundo...

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