33- Jueves

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Esa noche me sentía exhausta. El transcurso de ida y vuelta y el recorrido por el bosque me habían dejado agotada.
Dormí cómoda y alegre, por todo lo que había pasado en mi día, hasta que en algún punto de la madrugada la temperatura bajó y pude sentir el frío. Me levanté y busqué alguna cobija extra pero en ninguno de los muebles de la habitación encontré ninguna. Rendida, y algo apenada, decidí llamar a Tom.
*Solicitando llamada. Tom.*
-¿Tom?
-¿Si?-me contestó con la voz adormilada y ronca.
-¿Estas dormido?
-Si.
-Oh...oye...
-¿Qué pasa? ¿Estas bien?
-Si, es solo que...
-¿Qué? ¿Extrañas el beso de buenas noches de tus papis? ¿O el de Jerry?
-Ja ja, no, es que hace frío y no encuentro una cobija aqui.
-Ah claro, ahora voy.
*Fin de la llamada.*

Después de darme una cobija y ayudarme a ponerla en la cama se retiró pero antes de que diera el segundo paso fuera de mi habitación lo detuve con la voz.
-Tom.
Se dio la vuelta y me acerqué rápido a él plantandole un beso tierno y fugaz en los labios.
-Por si no te dieron beso de buenas noches.
Me sonrió y lo dejé seguir su camino.
Me acomodé en mi cama y volví a dormir...como dos horas porque después la temperatura volvió a descender y mis huesos lo volvieron a sentir. Con penita tuve que volver a llamar a Tom, era eso o moriría de frío.
*Solicitando llamada. Tom.*
-¿Tom?
-¿Si?
-Tengo frío.
-Voy.
*Fin de la llamada.*

No se tardó nada, yo apenas iba sentandome en la cama para ponerme las pantuflas cuando llamó a la puerta, le dije en voz baja que pasara. Entró con una manta desdoblada en las manos pero esta vez cerró la puerta. Extendió la manta por encima de las demás cobijas, las levantó y sin más ni más se acostó en la otra mitad de la cama y se tapó.
Lo miré un tanto sorprendida, otro tanto acalorada.
-Ya no tengo más cobijas.- se excusó.
Así tuviera la cobija más calientita del mundo prefería mil veces dormir con él , entre sus brazos, arrullandome con el relajante  y potente latido de su corazón que usar un vil pedazo de tela. Me escabullí, como una niña chiquita, abriendome  paso para llegar a su brazo que tanto me gustaba agarrar como almohada. El me recibió sin ningún pero y me abrazó con su otra mano de la cintura.

Al despertar, gracias a algunos rayos de sol que entraban a la habitación y a una ligera sensación de hambre, me encontré con un sexy, relajado y adorable Tom que dormía y conservaba la misma posición que cuando recién se había infiltrado en mi cama.  Me levanté con muchísimo cuidado para no despertarlo y fui al baño. Bajé sigilosamente a la cocina y, como esperaba, no había nadie aún ya que era más temprano que de costumbre. Desperté con una enorme felicidad dentro de mi y un muy buen humor así que decidí preparar el desayuno para la familia. Revisé la alacena, ya con algo en mente, pero no estaban todos los ingredientes que yo necesitaba. Subí rápido las escaleras y entré a mi habitación. Me puse de cunclillas encima del colchón y besé la mejilla de mi castaño haciendo que despertara lentamente.
-Buenos días.-le susurré.
-Buenos días.- me susurró también.
-¿Quieres desayunar?
-Ahora que lo dices...si, si quiero, muero de hambre.
-Pero si te acabas de despertar.
-Desperté hambriento.-me hizo reír.
-¿Qué te parece si te levantas, me llevas a comprar algunas cosas, me ayudas a preparar el desayuno y sorprendemos a todos?- le dije casi al oído.
-Suena bien ¿Qué vamos a preparar?
-Ya verás.
Se fue a su habitación para que ambos nos cambiaramos de ropa. Me puse unos jeans azules, un suéter tejido color gris y unas botas del mismo color que Nikki me había prestado, me quedaban un poco justas pero eran calientitas. Me hice una coleta desarreglada, lavé mi cara, me puse hidratante y estaba debatiendo entre si maquillarme un poco o no cuando Tom abrió la puerta. Traía puesta una playera azul, un pans color vino y sus tenis; de la playera colgaban sus lentes de sol y sus audífonos se asomaban de la bolsa de su pantalón.
-Listo.-dejé de mirarlo por el espejo y volteé a verlo- Te ves hermosa.
Me fue inevitable no sonreir.

Subimos a su camioneta, de no ser porque en la tienda de autoservicio no admitían animales habríamos llevado a Tessa con nosotros.
Como siempre prendí la radio.
-Tu y tú música.-me dijo sonriendo y negando con la cabeza mientras veía al frente.
Yo solo me dirigí a él, me encogí de hombros y sonreí lo más amplio que pude.
-¡Oye!¿Este domingo es la final, no? ¿Qué vas a cantar?
-All of me.
-¿John Legend?
-Exacto.
-¿Y, estoy invitado?
-No.
-Ahh.-exclamó con dolor y se tocó el pecho como si le doliera el corazón.
-Por supuesto que estas invitado, sonso.
Vi su hermosa sonrisa y esa carga de siempre me recorrió de pies a cabeza.
-Genial.
Me emocionaba como una niña pequeña en Navidad el solo pensar en que esa fantasía casi imposible se volviera realidad. Presentaría a Tom con mis amigos y no solo eso, sino que, lo presentaría como mi flamante novio. ¿Podría algo ser mejor que eso? No, claro que no.

Al cabo de cinco minutos llegamos a una tienda. Al bajar del vehículo, justo antes de que diera el primer paso para adentrarme en ella, Tom me tomó de la mano. Miré nuestro reflejo, sobretodo miré mi mano entrelazada con la de él, se veía bien y se sentía jodidamente bien.
Ir con él cambiaba el simple acto de ir de compras y lo transformaba en algo maravilloso y divertido.

Volvimos rápido a la casa para preparar antes de que todos bajaran a desayunar. Hicimos unas deliciosas brochetas dulces de hotcakes.
Preparé la masa en la batidora y mientras los volteaba en el sartén y les ponía mantequilla el castaño picaba las fresas en rodajitas y les ponía nutella por un lado.
Casi para terminar Nikki apareció.
-Huele delicioso.-dijo antes de saludarnos a ambos- ¡Se ve delicioso! Hija, no tenías que molestarte.
Estaba por contestar que no era una molestia cuando Thomas me interrumpió.
-¿Hija? Si yo fui quien hizo todo.
-Si claro, amor.
Reí por la desconfianza de "mi suegrita" y la falsa indignación de Tom.
-Dile a tus hermanos que bajen a desayunar.

Durante el desayuno Tom estuvo muy atento a su celular, lo que se me hizo totalmente extraño; le gustaban las redes y estaba constantemente activo en instagram pero no era uno de esos chicos adictos que no soltaban el celular ni para ir al baño, y mucho menos si estaba conviviendo con su familia. Al terminar de comer tomó su móvil, se disculpó y se fue.
Lo miré extrañada mientras subía las escaleras.
-Tranquila, es que entre hoy mañana le llegan los resultados de una audición importante para él.-me contó Harry- Por eso esta un poco alterado. Además no ha visto a Harrison.- creí que bromeaba hasta que continuó hablando- El es quien logra calmarlo cuando se siente agobiado.
-Ah, que lindo. Se nota que son buenos amigos.
-Si, por cierto él vendrá mañana.
-¡Genial! Tiene mucho que no lo veo.
Ahora que Harry lo mencionaba me di cuenta de que tenía razón. Tom estaba nervioso, angustiado, ansioso por saber esos resultados, pues este no dejaba su celular para nada y lo checaba a cada rato: al despertar, antes de subir a la camioneta, antes de entrar al súper, mientras yo checaba la fecha de caducidad de la leche, mientras estabamos formados en la caja, al llegar a la casa, después de saludar a su mamá, y, finalmente, durante todo el desayuno. Era muy raro verlo así, pero me extrañaba más que no me hubiese contado sobre aquella audición tan importante para él.

En la tarde Harry tuvo lo gran idea de conectar el kinect de la sala y jugar un rato. Acepté encantada pero me arrepentí en cuanto todos votaron por el juego que iban a poner. "Dance." Seguramente todos sabían bailar, Tom no se diga, ¿Pero, yo? Tengo dos pies izquierdos. No se bailar y al lado de ellos menos. Ya no quería jugar pero al final el inglés me convenció, dijo que sería en equipos, que obvio yo estaría con él, y que sería divertido; Paddy también me alentó y los gemelos prometieron no burlarse, al menos no demasiado.
Estaba muriendo de nervios y vergüenza hasta que, al escuchar nuestro alboroto, el señor Holland bajó y se nos unió. Fue muy divertido tenerlo con nosotros sobretodo por los chistesitos que se echaba a cada rato.

Cuando fue más tarde todos se fueron a dormir, cada quien a sus respectivas habitaciones. Ya solo quedábamos Tom y yo en el pasillo, me tomó de la cintura y depositó un beso en mi frente.
-Descansa.
-¿Es que hoy no dormirás conmigo?
Se separó un poco para mirarme a los ojos.
-Dormiría diario contigo si fuera posible.
Me hizo sonreír, como siempre, y lo besé. En ese poco tiempo sus besos se habían convertido en lo mejor que el mundo y la vida me podían ofrecer.

Ya estando acostados, en la misma posición de siempre, Tom habló en voz baja.
-No sabes cuanto me gustas.
No sentí mariposas en el estómago...fue como si cientos de fuegos artificiales explotaran dentro de mi.
-Tu también me gustas...más que el psst de la coca al abrirse.
Soltó una risita. Alcé mi vista hacia su rostro y la luz de la luna que lograba colarse por la cortina me permitió ver que estaba todo colorado.
-Creí que estabas dormida.
-No pero ya casi. Tu y este horario me dejan molida.
-Descansa.-dijo y besó mi frente acercandome más a él.
-Descansa.- contesté antes de quedarme profundamente dormida.

Te atravesaste en mi camino. (Tom Holland)Where stories live. Discover now