14- ¡Que vergüenza!

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Okay. Tom estaba mejor. Estaba agotado y necesitaba urgentemente descansar. Unas personas (que yo desconocía pero que los chicos recibieron de muy buen modo) estaban esperando por nosotros, o mejor dicho: por ellos, en la sala de espera afuera de la habitación E6. En cuanto salimos voltearon a vernos, bueno a ellos, y se acercaron para ver como estaba él; solo se limitó a decir que ya estaba mejor.
-Oh, ella es mi amiga Laura.-me presentó.
Me dio un poco de penita porque ya imaginaba como lucía. Los saludé a todos de forma general, entonces, dos hombres se acercaron a hablar con Tom, parecían preocupados.
-¿Laura?¿Eres quien se la pasa chateando con Tom?- dijo una voz femenina.
Una chica de tez morena y actitud petulante vino hacia mi mientras Tom y Harrison hablaban con esas personas. Me miró de arriba a abajo como examinandome, examinando lo que traía puesto; debía lucir desarreglada, lo se, pero eso no le daba el derecho de mirarme así.
-Emm supongo que si.- contesté.
Había algo en su mirada que me hacía sentir incómoda, hasta cierto punto, me molestaba. El ambiente se puso un poco tenso entre nosotras.
-Solo lo distraes.- me dijo, así son más.
¿Pero quién diablos se cree que es para hablarme así? Abrí la boca para protestar por su actitud contra mi cuando Harrison apareció.
-Lou, ya nos vamos.
Me tomó de un hombro mientras inclinaba su cabeza en dirección a Tom y unos hombres. Saludó con una sonrisa a la chica y me miró de nuevo.
-Okay. Hasta luego.
Dije mientras me daba la vuelta para seguir al ojiazul y le ahorré la molestia a mis ojos de volver a ver a la tipa esa.

Subimos a una camioneta negra y nos transportaron a un edificio que lucía bastante bien por fuera, ya imaginaba como sería por dentro.
-¿Seguros están bien solos?- preguntó uno de los hombres.
-Por supuesto.
-Además, hoy tiene quien lo cuide.- dijo Hazza con un tono de voz picarón mientras me veía y alzaba las cejas una y otra vez.
Instantáneamente me ruboricé; los otros, incluido Thomas, solo sonrieron  con cierta complicidad y acintieron con la cabeza. Bajamos de la camioneta. Mi amigo lucía exausto, tal vez solo estaba cansado pero yo seguía angustiada por el. Lo tomé del brazo como tratando de ayudarle a cargar parte de su peso. Entramos al edificio, el portero nos saludó, saludamos; y Haz operó el elevador. Estábamos extrañamente callados. Cuando llegamos el ojiazul abrió la puerta del departamento. Era muy amplio, no tenía demasiados muebles pero los que había eran muy bonitos, lujosos pero no extravagantes; además de que tenía un entorno, un toque masculino.
Ya era tarde, el sol no tardaba en desaparecer completamente.
-Tom, deberías ir a descansar un rato.- sugerí.
-Si hermano, te despertaré para cenar.-me apoyó Harrison.
-De acuerdo, solo un rato.-aceptó el castaño y se fue a su habitación.
Haz me dio una bienvenida, un pequeño tour por el departamento y charlamos un largo rato. Todo iba bien hasta que caí en cuenta de que no había comido nada más que mi desayuno y unas barritas a las diez de la mañana. Mis tripas empezaban a comerse una a la otra. Para disimular que era yo la que tenía hambre le eché un vistazo a la lista que me dio el doctor y empecé a preguntarle si tenían algunos alimentos que estaban escritos ahí.
-La verdad no recuerdo que tenemos.-dijo dirigiéndose a la cocina.-Puedes revisar y utilizar todo lo que encuentres.
-Muy bien.
-Pues...siéntete como en tu casa ¿Okay? Iré a darme una ducha.
-Corre que ya te hace falta.- dije bromeando y tapandome la nariz.
Me hizo unas muecas y se retiró. Revisé la alacena y los utencilios que tenían en casa. Había leche, unos cuantos huevos, jugo, pan, queso, cereal, verduras y muchas frutas.
En la lista venía "Crema de zanahoria" y no se veía mal, así que intentaría hacerla. Debo confesar que me gusta la repostería pero preparar comida, platillos fuertes, no es lo mio.
Con ayuda del buen señor Google empecé a preparar la crema. Olía bien, de hecho quedó mejor de lo que esperaba. Dejé que se enfriara un poco mientras preparaba las guarniciones y cortaba pan y queso en cubitos. Cuando todo estuvo listo decidí servir la comida. Empecé a buscar los vasos, las cucharas y eso pero lo que no encontré fueron los tazones. Después de una larga búsqueda me di cuenta de que estaban en la pequeña alacena arriba de la estufa. Intenté abrirla pero estaba muy arriba, apenas alcanzaban las puntas de mis dedos. Brinqué y trate de tirar de la manija pero estaba muy dura y no logré abrirla. Segundo intento: fracaso. Tercer intento: fracaso. Me deseperé. Di un salto,tomé la manija en el aire y tiré de ella con brusquedad. La puerta se abrió pero mi brazo regresó a su lugar en un movimiento rápido y súbito, chocó con el mango de la olla, echándome la crema encima, ensuciando la parte baja de mi playera y la parte superior de mis pantalones, salpicando la estufa y el piso de la cocina.
Levanté rápido la olla para evitar ensuciar más, si es que era posible ensuciar más ese lugar. ¡Oh no!¿Pero qué hice? Escuché una puerta abrirse. Pensé que con el ruido de la olla chocando con la parrilla de la estufa había despertado a Tom pero, no fue así. Harrison apareció en la entrada de la cocina un poco agitado y...mojado, tenía el pelo revuelto y su toalla amarrada alrededor de su cintura. Mi temperatura interna se disparó. Decir que mi rostro estaba completa y exageradamente rojo era quedarse corto. Acababa de desperdiciar prácticamente toda la crema, ensucie todo y estaba viendo a un sexy Hazza mojado y sin playera.
Me congelé a pesar de que mi sangre hervía y recorría mis venas más rápido de lo normal. Haz recorrió el lugar con la mirada y me miró horrorizado.
-¿Te quemaste?
-Am no, solo...-"pero que vergüenza"-amm yo...- odiaba cuando esto pasaba. Cuando me ponía nerviosa ocurrían dos cosas: o me paralizaba y solo titubeaba ; o me ponía a hablar puras estupideces. Odiaba ambas.- Lo siento, soy muy tonta, le pegué con mi brazo y lo tiré todo.
-Oh, solo fue eso.- rió un poco, vio el desastre de nuevo y supongo que imaginó la escena porque me miró y volvió a reír.- Ay contigo.
-¿Qué? No, no fue mi culpa ¿Para qué ponen los tazones tan arriba?- me relaje un poco pero el rojo aun no desaparecía por completo de mi tez puesto que él aún tenía el torso descubierto y goteando.
-¿Ah, entonces es nuestra culpa?
Moví frenéticamente la cabeza de arriba a abajo como respuesta. Rió de nuevo.
-Espera aquí.-me dijo.
Se fue agarrándose su toalla. Regresó de inmediato con un trapeador, unas jergas y una cubeta con agua y un líquido limpiador. Comencé a trapear. Él volvió con un short y una playera de manga corta. Su cabello seguía despeinado, sin embargo se notaba que le había pasado su toalla sobre éste para secarlo un poco; además, olía bien, olía a crema para hombres. Terminé de trapear y él me ayudó a limpiar la estufa y todo lo demás que había salpicado.
El hambre salvaje volvió a mi. Servimos lo que se salvó de la crema, las guarniciones, el queso y el pan. La humedad que había dejado la crema en mi ropa empezaba a transmitir frío en mi.
-Espera, no puedes comer así.
-Oh, cierto.
-Ven.-dijo y me guió a su habitación.
Era muy bonita, al igual que todo el departamento. Abrió su closet y sacó un par de prendas. Miró por encima de la puerta, dirigió sus ojos hacia mi y luego a mis pies. Hice lo mismo y descubrí que mus zapatos estaban sucios también. Sacó unos tenis con un par de calcetas dentro, y me los tendió.-Toma.
-Gracias.
Me llevó a otra habitación.
-Puedes quedarte aquí.
-¿Es la de invitados?
-Algo así.
Salió. Fui por mi morral a la sala y me metí a la habitación. Me quité la playera sucia y me puse la del ojiazul. Me puse el pans que me había prestado pero aún tenía mucho calor, la vergüenza, el aspecto de Hazza u el aseo me habían dejado acalorada. ¡Oh! No recordaba que era jueves y los jueves tenía práctica de volleyball. No era mi pasión ni nada de eso pero tomaba el curso en la escuela. Busqué entre mis cosas y ahí estaba mi short de lycra del equipo. Era negro y tenía el número dos a los costados.  Me lo puse. En la cancha se sentía como cualquier cosa pero,aquí con los chicos, en una casa desconocida, provocaba una sensación extraña en mi. Me daba pena usarlo frente a ellos pero en verdad tenía mucho calor; además, la playera era larga y me cubría casi todo, como si fuese un camisón; no traía mi playera del uniforme porque justo ese día nos darían las nuevas "que suerte la mía".
Mis calcetas estaban un poco manchadas del resorte . Me las quité y salí descalza. El hambre se apoderaba cada vez más de mi. Cuando salí Haz esperaba con una cara extraña, tramaba algo.
-¿Qué?- pregunté divertida.
-Siempre que esta cansado y lo despierto me recibe con un golpe. Es tu turno de ir a despertarlo.
-¿Qué? ¿Mi turno? Tu eres su asistente.
-Pero tu estas aquí para cuidarlo.
-Pero...- iba a protestar algo más cuando corrió hacia mi y empezó a atacarme con sus dedos.
Fue como si alguien le hubiese dicho que soy muy nerviosa y cosquilluda.
Atacandome de esa manera me llevó hasta la puerta, la abrió, me empujó dentro y cerró tras de mi.
Estaba tratando de recuperarme para no hacer tanto ruido y no despertarlo de una forma tan brusca. Me acercaba un tanto despacio hacia su cama cuando se giró. Su mirada reflejó un toque de sorpresa al verme ahí, sorpresa que después fue reemplazada por desconcierto.
-¿Qué le pasó a tus pantalones?
Me sorprendió la mirada que me lanzó. Recordar todo lo sucedido hizo que la vergüenza volviera a mi. El color rojo se adueñó nuevamente de mis mejillas. Parecía estar muy atento a mi respuesta.
-Pues es que...yo...-me reí un poco como una tonta y otro poco como alguien que sufría un ataque de nervios. Y era exactamente lo que estaba pasando conmigo.-Bueno, podría decirse que fue culpa de Harrison.-su mirada se volvió intensa, una de sus cejas estaba más arriba que la otra y eran más notorios sus huesitos de la mandíbula.-Digamos que hice de tu cocina y mi ropa un desastre por prepararte la cena.-lo dije más apenada de lo que quería mostrar.
-Oh-dejó salir aire de sus pulmones y soltó una risa relajada- Pues más vale que haya quedado rico.
Se puso de pie y fue hasta esos momentos que me di cuenta de que no usaba playera. Tenía el musculoso y bien trabajado abdomen desnudo. El sol ya no estaba presente, sin embargo, sentí un golpe de calor mayúsculo. "¡Controlate!" Me ordené a mi misma.
-Vas a hacer que me sonroje.-dijo el castaño con una sonrisa odiosamente sexy.
No me había dado cuenta de que lo miraba sin ningún disimulo. ¡Que vergüenza! Mis ojos, mi boca y los dedos de mis manos se abrieron a más no poder.
-Oh, lo siento; te esperamos, ya está servido.-dije muy rápido y cerré la puerta de su habitación al salir.
Puse las manos en mi cara en un intento por desaparecer. Las bajé lentamente y pasé una de ellas por mis labios, no fuera siendo que se me hubiera caído la baba al verlo y yo ni cuenta. Estaba seca. ¿Pero qué pasa? Pensé ¿Por qué andas tan torpe?

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Hola! Espero les esté gustando la historia.
De verdad mil gracias por leer, votar y comentar.
P.D. Jajaja no, Laura y Haz no se acostaron 😂😂😈
P.D.2 No hay nada en contra de Z, no es personal, solo era para el dramita.

Te atravesaste en mi camino. (Tom Holland)Where stories live. Discover now