15- Viernes de compras express

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Desperté temprano gracias a que olvidé quitar mi alarma. Ya estaba pensando que ropa me iba a poner cuando recordé que no iría a la escuela, que no tenía ropa limpia y que no estaba en mi casa. Con esta ya era mi cuarta falta en menos de dos meses, pero me daba igual.
Me levanté de esa deliciosa cama y tomé un baño express. Aún era temprano a pesar de que ya me había bañado, puesto la ropa del ojiazul, me había "peinado" y me había puesto crema (con un delicioso olor a hombre) y me había arreglado los ojos.
Me fui a la cocina, recordando el despapaye del día anterior; busqué algo para preparar pero no se me antojaba nada. Decidí tomar mi cartera, las llaves que alguno de ellos había dejado en la barra de la cocina y salí en busca de comida.
Caminé solo un par de cuadras hasta que encontré un minisúper. Recorría los pasillos como una leona acechando a su presa. "Mmm hotcakes" pensamos mi estómago y yo. ¿Estaban en la lista? No ¿Eran nutritivos? Ni idea ¿Los acompañaría con un licuado? Definitivamente. El chiste era que Tom desayunara. Compré todos los ingredientes y volví corriendo.
Aún no despertaban. Piqué en rodajas, tiras, estrellas y medias lunas la fruta que encontré. Preparé los hotcakes y a mi parecer han sido los más bonitos y esponjaditos que he logrado preparar; los acomode en tres platos y los tapicé del cóctel de frutas y de unos delgados pero sabrosos rastros de chocolate derretido. También hice un licuado de plátano con chocolate y lo serví en los tres vasos más grandes que encontré.
-Buenos días.
Harrison apareció de repente. Esta vez no escuché cuando salió de su habitación. Escucharlo de pronto rompiendo con el silencio a mi alrededor me asustó. Estuve a punto de soltar un grito demasiado femenino pero logré contenerlo, ya habían sido demasiadas vergüenzas seguidas.
-Me asustaste.-reclamé mientras le daba un golpecito en su hombro. Hizo unas muecas de dolor tan falsas que me hicieron reír.
-Wow se ve delicioso.
Tom ya estaba detrás de mi. Tampoco escuché cuando salió de su cuarto.
-Gracias.
-Sabes, lo vas a dejar mal acostumbrado- empezó a alegar Haz- pero quiero que sepas...-dijo señalando al castaño que seguía a mis espaldas- que yo no pienso consentirte ni mimarte.
-¿Ni beso de buenas noches?- preguntó Thomas con un tono de voz que asemejaba a un niño de cinco años a punto de llorar. Reí y tuve curiosidad de ver la cara de perrito mojado que seguramente estaba haciendo así que volteé. Justo en esos momentos Tom estiraba su brazo y daba un paso al frente para tomar los vasos y llevarlos a la mesa. Parecía acorralarme con sus brazos y acabar con mi espacio personal. Una vez más estuvimos frente a frente, separados por unos cuantos centímetros. Se me escapó una sonrisa, de esas que se te salen sin explicación alguna. Él me regaló una sonrisa de esas que son amables, sinceras, y en su caso, encantadoras. Tenerlo de buenas y tan cerca era algo asombroso; parecía que el tiempo se detenía y que el mundo entero, incluso el lugar donde estábamos, desaparecían, dejándonos solos para disfrutar la escena.
-Listo, desayunemos.- interrumpió la voz del mejor amigo del castaño.
Di un brinquito en mi lugar. Realmente me había desconectado y volver de pronto a la realidad era algo abrumador. Torpemente tomé dos vasos de licuado y los llevé a la mesa dejando a Tom atrás.
Desayunamos y recibí cientos de elogios sobre la comida, me sentía orgullosa de mi creación. Sin darnos cuenta ya era mediodía. Harrison se dirigió a la sala, encendió el enorme y lujoso televisor.
-Mira que esta pasando.-Thomas y yo dirigimos la mirada a la pantalla- ¡Rescatando al soldado Ryan!- gritaron emocionados.
-¿Qué?¿No te gusta?- me preguntó Haz.
-No la he visto.- Tom me lanzó una mirada ofendida llena de exageración.
-¿Cómo es eso posible? TIENES QUE VERLA.
-Pero...
-¡Pero nada! Todo el clan Holland ha visto esa película.
-Cientos de veces.-dijo Hazza con un tono cansado, aun que era más que obvio que también le gustaba la película.
-Si pero tengo que lavar los trastos y...
-¿Qué?- fue un tono demasiado burlón- No tienes que hacer eso, Harrison puede hacerlo.
Haz replicó muchas cosas como "Claro, jefe", "Lúcete, lúcete ahora que esta ella", "¿Saben qué? Conseguiré otro trabajo", y mi favorita "¿Puedo ir contigo a México? Podría ser tu asistente, se que serías una mejor jefa."
-No, se supone que debes estar en un lugar limpio, fresco...
-No soy una verdura; así que...-me levantó como un costal de papas y me puso en su hombro. Grité como una niña loca pero ni así me bajó.- A ver la película.
Me tiró al sillón y arruinó mi coleta.
pocos minutos después volvieron con muchas palomitas y vasos llenos de soda. Me acorralaron en medio del comodísimo sillón. Tom tomó una foto, bueno, varias.
-Ni se te ocurra publicarlas.- giró hacia mi con la duda en sus ojos- Estoy en fachas.-expliqué.
-Oh, por favor.

Te atravesaste en mi camino. (Tom Holland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora