21-¡Ya no puedo más!

2.3K 130 31
                                    

Ya habían pasado dos semanas desde que fui a ver a Thomas y desde ese lunes las tareas se me habían juntado, las clases se habían vuelto de repente más pesadas, los profes de física y algebra se habían puesto de acuerdo para destruirnos dejándonos cientos de problemarios, las clases de historia se me hacían cada vez más repetitivas y aburridas, y anatomía ni se diga, era una materia tortuosa y complicada, como un mega rompecabezas humano de unas 10000 piezas. Gracias a todo eso junto prácticamente no dormía, mis horas de comida se mezclaban o se anulaban, mis niveles de cansancio y estrés desbordaban y me hacían andar de malas y con ganas de matar a medio mundo.
*Llamada entrante. Mamá.*
Dejé mis plumas sobre mi libreta de química y contesté el teléfono.
-Hola, nani.
-Hola amor ¿Cómo estas?
-Pues bien, dentro de lo que cabe.
-Ay mamita, descansa un poco.
-Aún no puedo.
-¿Cómo esta tu hermano? Dime ¿Se esta portando bien?
-Ya es un adulto ¿Sabes?-la oí refunfuñar- Esta bien. Entró una chica nueva al trabajo que lo saca de quicio.-dije divertida recordando a Gera haciendo corajes cada vez que hablaba de ella.
-Uchss. Bueno, no te quito más tiempo, solo llamaba porque tus tías acaban de invitarnos el domingo a un desayuno familiar.
-¿Qué? Creí que llamabas para saber como estabamos.
-No empieces.
-¿Tengo que ir? ¿Por qué no van ustedes tres? Sería la mejor...para todos.
-Laura-dijo con ese tono de voz que le pone los pelos de punta a cualquiera.
-Esta bien.-dije a regañadientes- Nos vemos el domingo.
-Si amor, es en casa de tus abuelitos.
-Okay.
*Fin de la llamada.*
"Lo que me faltaba."
No quería ser grosera pero en verdad tenía muchas cosas que hacer...y no me agradaba mucho ver a mis tías.
NO son de esa clase de tías que solo te preguntan por el novio que no tienes y se la pasan presumiendo a sus hijos; no, estas tías se van a los extremos. Se la pasan criticando todo lo que hago y no hago, lo que uso y no uso, digo y no digo...son realmente insoportables y parecen tener algo, o mejor dicho, todo contra mi. Sobretodo porque en la familia somos nueve primos pero de esos nueve solo dos somos mujeres. Mi prima Lucía es solo tres años mayor que yo pero somos totalmente diferentes. Polos opuestos. Agua y aceite. Blanco y negro. Serpientes y escaleras. Ella tiene una actitud de mujer adulta y amargada, y a la vez de niña mimada; es muy fresa, estudió contabilidad y se la pasan haciéndole mimos y alabanzas. Mis tías no pueden dejar de compararme con ella y eso me vuelve loca. No quería ir, en verdad no quería ir pero lo haría por mi mamá y porque a fin de cuentas son las hermanas de mi papá.

Apenas me había sentado otra vez en el escritorio cuando llegó Gera.
-Saliste temprano.
-Sip. El jefe andaba de buenas.
Volteé a verlo y me di cuenta de que sostenía una caja negra con un liston blanco.
-¿Y eso? ¿Es para Zoara?
-Nop, de hecho es para ti.
-¿Para mi?- me levanté de mi silla.
-Si, estaba en la recepción.
-¿Ósea que no lo compraste tu?
-No.
Estiró las manos y corrí hacia él.
-Gracias.
Se fue al baño así que con toda la emoción del mundo me metí a mi habitación. Me daba curiosidad porque no sabía que era ni de quien provenia. Quité la tapa de la caja y me encontré con mucho de ese papel blanco que ponen en los regalos. Lo quité de encima con algo de desesperación y me topé con una tela oscura y floreada bien dobladita. Lo tomé en mis manos y lo extendí.
"No es cierto." Un chillido de ratón salió de mi garganta. Era ese bellísimo vestido que había visto en aquella tienda en Nueva York. Se sentía tan suavecito y pesado, su caída era perfecta, sus costuras inigualables, su diseño hermoso, hasta la talla era la indicada. En la caja también venía un cinturón  delgado color marrón que combinaba perfecto y...una nota. Era una hojita cortada en un cuadrito perfecto con un estampado clarito y muy bonito.
Tenía escrito con plumón negro:
"No te fijes en la letra ni tampoco en la escritura, solo fíjate en que se te quiere y que como tú ninguna."
Instantáneamente llamé a Holland.
*Solicitando llamada.*
-¡Lo amo, lo amo, lo amo, lo amo, lo amo, lo amo, lo amo, te amo!
Pude oir su risita.
-¿Apenas te llegó?
-Si.
-Debí ponerle "envío prioritario".
-¿Cuándo lo compraste?
-Al otro día pero lo mandé hace cinco.
-¿En serio?
-Si ¿Te gustó?
-¡Me encantó! Muchas gracias, Tom. No tenías que haberlo comprado.
-Claro que si. Te lo mereces.
-Gracias...
-¿Y la nota? ¿La leiste?- me interrumpió claramente emocionado.
-Si, demasiado profunda.
-Tardé dos días enteros tratando de escribir algo para ti.
Reí. Este chico estaba ganándose gran parte de mi, no porque me comprara cosas o porque fuera famoso igual que sus amigos sino por su actitud y su personalidad. Era distinto a cualquier otro chico o amigo que pudiera tener. Era mejor.
-Pero parece que valió la pena.-dijo y podía imaginar su sonrisa de lado.
-¿Qué era la caja?
Entró Gera sin avisar, con mucha curiosidad y hablando en voz alta. Me hizo dar un brinco.
-¿Es Jerry?
-Si.
Lo puse en alta voz. Tuvieron una mini conversación y terminamos la llamada.

Te atravesaste en mi camino. (Tom Holland)Where stories live. Discover now