Capítulo XXXVI

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- ¿Sientes algo por mí?- me mira a los ojos, expectante.
- Si te digo la verdad, no lo sé.- mi mirada se halla en un punto fijo sin sentido, apoyo mi cabeza sobre su pecho y él continúa acariciándome el pelo confuso.

(...)

Mi relación con el portero es lo más sonado en la prensa.
Aparento estar muy feliz, aunque una pequeña parte de mí me invita a ser consciente de que no.
Y es que con un dedo no se tapa el sol; yo me entiendo.

- Mi amor.- sonríe.
- Este fin de semana los niños le tocan a Marco, ¿tienes partido?
- Nop.
- Vámonos a algún lado, por fa.- hago pucheros.
- ¿Dónde desea ir la señorita?- comenta divertido haciendo una pequeña reverencia, con gesto burlón.
- Sorpréndeme.

(...)

Oh là là.
París acoge la bonita velada que se predispone a dar lugar.

- Esto es precioso.- susurro excitada.
- Llevaba tanto esperando esto.- pasa el brazo por mis hombros, como respuesta, deposito un corto y dulce beso sobre sus labios.
- Muchas gracias por todo, enserio.
- Te lo mereces enserio.- revuelve mi pelo y lo fulmino con la mirada.

La Torre Eiffel ante nuestros ojos, que brillaban rebosantes de júbilo.
He de admitir que ese momento había sido viajero en mis sueños durante estos dos años, pero también he de decir que el protagonista... Era Marco.
Me sabe mal, pero tengo que superarlo.

- Elena.
- Dime.- sonrío.
- ¿Qué piensas?
- Nada.- suspiro.

El chico repite mi gesto y me agarra de la mano, continuamos caminando sin rumbo aparente.

- ¿Quieres casarte conmigo?

(...)

Madrid.
He venido a pasar unos días con los niños y su padre.
Inés, que gatea con soltura, al igual que su hermano, juegan plácidamente con su padre, que sostiene a ambos sobre su pecho y les dedica muecas que hacen reír a los bebés.
Observo la escena con ternura.

- Marco.

Me mira a los ojos, dando paso a mi posterior explicación.
Baja cuidadosamente a la pequeña en primero lugar, que jueguetea con el césped sin entender nada.
Álvaro, por el contrario, gatea hacia la piscina, de momento, sin peligro aparente.

- Kepa me ha pedido que nos casemos.- trago saliva.

Sus ojos se entreabren plenos de incredulidad.

- No hace falta que digas nada.
- No lo iba a hacer.

Suspiro.

- Y... ¿Qué le has dicho?

Un chapoteo estridente nos llama la atención, absteniendonos completamente de la conversación.
Marco se lanza de cabeza a la piscina y saca al pequeño Álvaro, mientras yo me limito a asimilar lo que acaba de ocurrir bajo una parálisis momentánea.
Cojo a Inés y Marco se sale de la piscina con Álvaro.

- Me parece que ya está bien de jugar en el jardín por hoy.

Asiento.
Ambos, sin pronunciar palabra, subimos a la habitación de los niños.
En el baño que incluye la habitación, los aseamos y vestimos.
Cada gesto que el pequeño hace es derivado de un previo gesto de su padre, que hace todo con dulzura, que cuida de esos niños como si le fuera la vida en ello.
Y es que los sentimientos que tengo hacia Marco son muy fuertes, inevitables, pero qué os voy a contar que no sepáis.

(...)

- Tenemos una conversación pendiente.

Give me one reason || Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora