Capítulo XXIII

3.7K 131 12
                                    

- ¿Mudanza?- me sobresalto.

- Lucas me dijo que Marco te iba a pedir que te mudases con él.
- Pues no lo ha hecho.
- No lo sabía... Lo siento.
- No pasa nada.- suspiro afectada por la reciente noticia.

Estaba preparada para aquel momento, pero quería que fuese Marco por el que me enterase.

- Yo no te he dicho nada eh.
- No te preocupes, me haré la loca.- río.

Volvimos al hotel y encontramos a Marco y Lucas dormidos.
Los niveles de adorabilidad en esa imagen están totalmente disparados.
Beso la mejilla de Marco con suma suavidad varias veces, hasta que sus ojos se abren.

- Mi amor.- sonrío.
- Acuéstate aquí conmigo.- palmea la cama y hago una mueca.
- Esta es la habitación de Lucas y Maca.

El mallorquín se levanta de un salto, cosa que me sorprende.
Agarra mis piernas y me coge como un bebé.

- Buenas noches pareja.- exclama Marco.
- Buenas noches.- contestan Maca y Lucas al unísono.

Abre la puerta como puede y entramos en nuestra habitación.
Me posa suavemente sobre la cama y esta vez soy yo la que cierra los ojos, abatida por el cansancio.

- Ey, princesita, no te duermas.- susurra sonriendo mientras acaricia mi mejilla.
- Dime.- sonrío.
- Quiero que te vengas a vivir conmigo.
- Mmm...- me remuevo en la cama.- Vale.- río.

Me doy la vuelta, dejándolo bastante caliente.
Suspira y coloca una mano sobre mi cintura.

(...)

Las cajas de mudanza son enormes y alrededor de una treinta, parece que se va a mudar una familia entera, en vez de solo una, como es el caso.

- ¿Qué llevas aquí? - pregunta Marco agobiado, mientras lleva tres cajas hacia el interior de la casa.
- Todas mis cosas de las que no puedo prescindir.- contesto segura, encogiendo los hombros.
- Pues a mí me vas a tener que recompensar por esto.- protesta, con cierto rentintín.
- Si, si, ya veremos.- toco su brazo, contraído ya que lleva bastante peso.

Me muerdo el labio, es demasiado, pf.

(...)

Marco está entrenando y yo estoy colocando las últimas cosas de la última caja.
Es de las primeras veces que no acudo al entrenamiento.
Victoria me ha pedido que cuide de Isco jr, y ya se está convirtiendo en rutina quedarme con el pequeño.
Desembalo un pequeño joyero con las cartas que he ido recibiendo a lo largo de estos meses de ese anónimo.
Es realmente increíble como alguien hoy día tiene ese vocabulario y forma tan bonita de expresarse y no entiendo como esa persona las libera conmigo.

- ¿Qué haches?- pregunta el pequeño Isco, con su hilito de voz infantil y pronunciando como es lógico, incorrectamente.
- Nada.- sonrío.- Ya podían papi y tito Marco ser así con mami y tita Elena.- suelto sin pensar.
- ¿Qué?
- Nada, nada.

Cojo al bebé y deposito un beso sobre su cabecita.

- Quiedo' ve' a papi.- comienza a sollozar.
- Papi viene ya a por tí.- lo tranquilizo.

Sin embargo, decido ir a Valdebebas a sorprender a Marco y de paso cumplir el deseo del pequeño.
Me despido del guardia, una vez he dejado a Isco jr con su padre, cuando algo se remueve en mi interior.
Marco ya se ha marchado a casa, antes de tiempo, según me han informado sus compañeros.
Recuerdo que he dejado todas las cartas y regalos del anónimo sobre la mesa, completamente al descubierto y posiblemente ya sea tarde para explicaciones.

No me gusta nada el resultado de este capítulo, pero sirve un poco de enlace para lo que viene, preparaos👏🏼❤️

Give me one reason || Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora